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¿Por qué se llama Córdoba?

Alfonso Alba

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Me es grato poner en su conocimiento y a través de este artículo que el nombre de CÓRDOBA es un acrónimo ibérico que en español significa: REGALO DE DIOS. Me hago cargo de que esta afirmación les deje atónitos, no puede ser de otro modo; pues voy a transmitirles una epistemología que ha estado inédita durante miles de años. Esta novedosa teoría tiene un razonamiento que a continuación sustento empíricamente.

Miren, de Córdoba no hay consenso en cuanto a su nombre fundacional, todavía se discute sobre las derivaciones del topónimo, sin embargo para quien suscribe este artículo es fácil comprenderlo y con la convicción de que quienes lean griego antiguo también podrán reconocer las raíces pre helenas de κορ ·

δo · Βα que integran el nombre ya que que se trata de un acrónimo ibérico que define aquello que la hace tan particular. Pero ¿de qué se trata? Verán, como saben Córdoba es una ciudad de Andalucía en España, es la capital de la provincia homónima y está situada en una depresión a orillas del Guadalquivir y alojada al pie de Sierra Morena. Es comprensible que se haya tratado de justificar el término en el árabe debido al gran esplendor que dio la época de los Omeyas pero es extraño, pues se sabe que el primer nombre conocido fue el de “Colonia Patricia Corduba” tras la ocupación romana en el siglo I a. C., por tanto no deja lugar a dudas que la denominación es anterior a la etapa morisca y eso deja entrever algo más; los romanos solían re-fundar sus colonias con topónimos dados por los ibéricos pero con una salvedad, los re-denominaban en latín.

Hoy esa ciudad conserva un casco antiguo en el cual aún podemos contemplar edificaciones con elementos arquitectónicos de cuando Córdoba fue la capital esplendorosa de Hispania Ulterior en tiempos de una República romana y de la provincia Bética durante el Imperio romano y más tarde la joya del Califato de Córdoba durante la época musulmana. Así pues, Córdoba desde su inicio fue una ciudad privilegiada. Por tanto, es natural que fuera una plaza codiciada por los extranjeros que quisieron establecerse en los sitios estratégicos de la península. Fue considerada posiblemente la

más rica y culta ciudad del mundo. Córdoba fue el lugar del nacimiento de tres grandes filósofos universales: el romano Séneca, el musulmán Averroes y el judío Maimónides. Las mezquitas, las bibliotecas, los baños y los zocos fueron señas de identidad de una ciudad considerada el Top de la época. En la España medieval cultivó las letras y las ciencias y contaba con multitud de fuentes, iluminación pública y alcantarillado. No es extraño que una ciudad así fuera considerada lugar de peregrinación y que en aquellos años sólo podías ofrecer a alguien muy especial: A Dios. Sólo que en el caso de Córdoba todavía era más peculiar, si cabe. Su dios no era como los demás, para ser exactos era femenino y se trataba de una Diosa y ellos la llamaban La Señora. Puede sorprender en estos días que nuestros antepasados ibéricos fueran tan religiosos pero, en el fondo para los andaluces no puede resultar difícil de asimilar esa extremada veneración por La Señora, dado que si lo extrapolamos a nuestra generación o a partir de que con inquebrantable fe abrazamos la religión cristiana, es claro que hubo un cambio de doctrina y la ancestral liturgia de adoración a La Señora se ha mantenido viva a través de los tiempos en una insospechada adaptación y renovada devoción a la madre de Cristo en la piadosa figura de La Virgen.

Verán, a nivel lingüístico si diseccionamos el término veremos su estructura y comprenderemos mejor qué motivó el nombre. Un acrónimo significa “nombre”. Pueden ser siglas que se pronuncian como una palabra pero también son vocablos formados al unir parte de dos o más palabras. Este tipo de acrónimos es el tipo de nombre que es Cór-do-ba, además de ser el modo de uso de la sintaxis de nuestros íberos y celtíberos. Verán, el primer significado léxico lo obtenemos de la raíz “Cor-” y nos resulta relativamente fácil de comprender, pues al igual que en griego Κορ “Cor” expresa el concepto de lo que es central o principal. Pudiera ser “La Cor/ona”, “El cor/azón” o “Una Cor/te”, sin embargo tiene otra relevante acepción: REGALO. La locución κορ · βᾶν (cor-Ban) en griego significaba “hacer un regalo a Dios”. El segundo lexema es un verbo δό “-Do-” y que significa DAR, de hecho veremos que en antiguo griego la locución δό · μα (do-ma) significó lo mismo: “hacer un regalo”. Y el tercer lexema es βᾶ “-Ba”, una antiquísima articulación minoica para referirse a LA SEÑORA.

De todos modos, lo relevante es que del omnipotente dios Baal “El Señor” sus distintas versiones iberas las tenemos desplegadas por todo el territorio como Ba, Bal o Bel y en el caso que nos ocupa no refiriéndose a El Señor sino a La Señora. El caso es que Ba es el modo de llamar a una diosa. Para nuestros ibéricos, en aquellos remotos días, lo más sagrado lo expresaban con βᾶ “La Señora”. Córdoba es un lugar Santo y aunque cualquier conquistador siempre pretenda borrar la huella de su antecesor y probablemente siempre lo consiga, hay en un asunto que por mucho empeño que ponga jamás lo consigue, es en el aspecto religioso; pues cuando una civilización, sea cual sea, declara un lugar sacro; todos, no importa quienes lleguen antes o después lo seguirán respetando como tal para la eternidad. CÓRDOBA es un acrónimo ibérico que en español significa: REGALO DE DIOS.

Bio exprés:

Mi nombre es Enrique Cabrejas Iñesta, nací en Barcelona y me eduqué en las Escuelas Pías de San Antonio Abad. Soy investigador de la historia del lenguaje y políglota; me expreso en ocho idiomas y adquirí profundos conocimientos de otros varios contemporáneos, medievales y antiguos. Combiné siempre que me fue posible el quehacer cotidiano con la lingüística, la historia, la literatura y la mitología, convirtiéndome de esta última en un experto mitógrafo. Viví y estudié en Cambridge, Módena y Moscú para mejorar en idiomas y en lectura de literatura clásica. El 21 de Abril de 2012 descifré la escritura ibérica, siendo respaldado por el insigne PhD. Professor Oleg Bazaluk de la National Pedagogical Dragomanov University, asimismo invitado a dar conferencias y presentaciones sobre los iberos y celtíberos en distintas universidades de Europa y desde entonces ponente de la Sociedad Filosófica Internacional

(SFIC); autor en la revista académica Ph&C; miembro del consejo de redacción de la revista científica Future Human Image Scientific Journal; revisor de documentos científicos en el área de humanidades de la revista Cogent OA - Taylor & Francis Group y otras publicaciones científicas; indexado como científico por las autoridades científicas rusas. He publicado cerca de 200 trabajos y estudios en Academia.edu y otras plataformas como investigador independiente desde 2013. En apenas tres años, publiqué dos libros como autor de la trilogía EL SECRETO ÍBERO: Karuo (2013), Hijos de Titanes (2015). A la vez he participado como co-autor en ediciones publicadas por notorias instituciones culturales españolas como son la Institución de Estudios Complutenses y la Diputación Provincial de Guadalajara en los encuentros de Historiadores del Valle de Henares. Cuento desde 2014 con el aval de reputados académicos, doctores y científicos internacionales. Siendo respaldado aproximadamente en una cincuentena de áreas del conocimiento: Filosofía del Lenguaje, Ontología, Filosofía Antigua y Fenomenología, entre otras materias. Como gramático, mis hallazgos y teorías han sido recogidos por numerosos medios de comunicación y prensa en todo el mundo. En la actualidad estudio inéditas etimologías y topónimos de pueblos de España a partir de la escritura y lengua ibérica.

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