¿Ummmmh...
... pero qué quiere este chico…?
Es muy posible que esto lo esté mascullando la señora de la foto. Bien guapa, en su saloncito, frente a la mecedora y frente al reproductor de televisión, de culo gordo –la tele-, donde aún puede reposar una lámpara (que a veces da luz) y un perrito y un osito, elegantes, chinos, probablemente.
La señora, bien guapa, se alivia con un “abanico” (así llaman allí al ventilador) chino, probablemente, y termina decorando la estancia con una foto de su marido y de ella de joven y otra del comandante Castro: el líder de una revolución y de la patria (he dudado en escribir “patria” con mayúscula en la pe, pero eso son cosas mías y mis dudas; no viene al caso).
La señora, bien guapa, ya ha fregado el perol de los frijoles y sólo quería ver la telenovela venezolana, aunque ahora sólo programan las colombianas mientras que a ella no más le gustan las antiguas brasileñas, “más calientes”, dice.
Pero no hay novela, sino que sale un moreno en la tele en un noticiero especial. Dicen que viene.
La señora lamenta en silencio –su cara lo refleja- el corte de rollo de no ver la novela y se pregunta a qué va a venir ese chico. Qué va a hacer este moreno…
Esta señora, bien guapa –insisto-, lleva en su rostro la viva imagen del escepticismo; pero ella ni lo sabe ni le importa y, además, se lo suda.
Pero es de tan elegancia natural, y tan bien guapa, que de eso no va a decir nada.
Mi amol.
(por cierto, la imagen está captada de un ejemplar en papel del Diario Córdoba, que, curiosamente, se publica en Córdoba, España, y se lee en los bares, cafeterías y tabernas de la ciudad y asentamientos humanos colindantes; lo cual está muy bien, según mi humilde opinión)
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