Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
Serrat
Creo que no me ha pasado casi nada mejor en lo que llevo de vida. Parece exagerao, pero podría ser verdad: se trata de escuchar a Serrat mientras el tiempo pasaba y yo crecía.
Ayudarle a mi madre los sábados a limpiar el polvo de las estanterías escuchando en un tocadiscos Pueblo blanco, recordar la infancia en la fuente del parque con un barquito de papel…
Decirle a la primera novia que sin ella la cama es ancha…
Serrat como un susurro, como una excusa, como una coartada para esa liturgia majara que llamamos “amor” y sus circunstancias: padre y madre, la casa, el patio del cole, la vecina con coletas, la tienda de chuches, el quiosco de tebeos, las rodilleras, una esquina, un beso, una pequeña pelea, una injusticia que te rechina un poco en los piños…
La memoria de aquellas pequeñas cosas.
De lo íntimo a lo universal, de lo privado a lo político, Serrat siempre está viendo mi barba crecer, mis padres morir y mis novias entrando y saliendo de las sábanas, sus colchas y nuestro juego de piernas.
Lo he disfrutado en varios conciertos en directo, en varias formaciones, con su banda, en homenaje al poeta pastor de Orihuela, con una orquesta sinfónica, sentado en un taburete solo con una guitarra…
Quién me iba a decir, a mis años, que un viernes por la tarde estaría atento a la retransmisión de la ceremonia de entrega de los Premios Princesa de Asturias en la tele pública.
Quién me iba a decir que se me iban a saltar las lágrimas mientras afuera llovía…
A ver si es que me estoy haciendo mayor por fin y no me estaba dando cuenta de la cosa…
Gracias, Serrat. Moltes gràcies.
Lo del premio de la chavalita de Asturias está muy bien, pero ¿El Cervantes pa cuándo?
¿O es que ahí no se canta?
“Frente al pesimismo de la realidad, el optimismo de la necesidad”.
Lo has dicho tú, nen.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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