Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
Remedios

Mi madre se llamaba Dolores. Y no celebraba el día de los Dolores. El coñazo de la “Señora de Córdoba”. Ese puñetero viernes, esas colas en la plaza…
Mi madre se llamaba Dolores y murió joven. Más joven de lo que soy ahora yo.
Al padre de mi madre lo mataron los fascistas. En una cuneta, a las afueras del pueblo. Eso pasaba.
No tengo hijas. Una lástima. Yo jamás le hubiese puesto a mi hija “Dolores”. No me miro así, diciendo eso. No me veo. Yo le hubiese puesto “Remedios”.
Remedios es mejor que Dolores.
“Dolores” no es buen nombre. Por cierto, el chavalito la casca. Siento destripar la cosa; aunque luego pasa algo, creo…
Jesús resucita.
¡Hostia!
Sí.
Otra vez.
Sobre este blog
Como desde siempre he sido reacio a levantar pesos o manipular herramientas, pero sé leer, escribir y hablar, he acabado trabajando (es un decir) en medios de comunicación escritos y radiofónicos. Creo que la comunicación y la cocina tienen muchas cosas en común: por ejemplo ambas necesitan emisores y receptores, y tienen una metodología parecida, una suerte de sintaxis y de morfología que deben ser aplicadas. Cocino habitualmente en casa y mi último descubrimiento ha sido comprobar que recoger y limpiar utensilios mientras preparo la comida es muy bueno: ha cambiado mi vida, de hecho. Buen provecho a todos.
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