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Historia del violín flamenco: un sonido con un padre reconocido y un alumno aventajado

Concierto de Paco Montalvo

Juan Velasco

10 de mayo de 2025 21:42 h

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Dice el musicólogo Faustino Núñez que “no es lo mismo tocar el violín flamenco que tocar flamenco con un violín”. Núñez, uno de los divulgadores y estudiosos más importantes del arte jondo, resumía de este modo una pequeña trifulca jurídica que se ha aireado esta semana en Córdoba: la sentencia que le da la razón al violinista Paco Montalvo frente al guitarrista Rafael Trenas, que le reclamaba la autoría de cuatro canciones de su primer disco, El alma del violín flamenco.

La cuestión es que, aunque la sentencia era de 2024, el entorno de Paco Montalvo ha decidido comunicarla esta semana, acompañada de un epíteto poco afortunado, cuando no directamente falso: “La justicia ha reconocido al artista cordobés Paco Montalvo como el autor exclusivo de toda su obra y el genuino creador del violín flamenco”.

Algunos medios se apresuraron a publicar la nota de prensa con ese titular, si bien, del análisis del texto judicial, publicado por este periódico, no se puede extraer ninguna afirmación del magistrado que considere al joven artista cordobés como “creador del violín flamenco”. En parte, porque el propio juez arranca su exposición confesando su desconocimiento musical; en parte, porque sería una aberración contra la historia del flamenco ignorar la aportación de algunos músicos que, antes y a la vez que Paco Montalvo, han sabido articular la sonoridad del violín con los compases y palos del flamenco.

Una tesis sobre la materia

La realidad es que la mera idea de considerar a un artista contemporáneo como el “creador genuino” del violín flamenco choca frontalmente con la realidad histórica y la investigación existente sobre la presencia y evolución de este instrumento en el género. Los buscadores como Google, que tiran de noticias de prensa, se alinean con la tesis que defiende el entorno Montalvo, por lo que lo justo, si lo que se quiere es conocer en profundidad la materia, es acudir al ámbito académico.

En este ámbito, uno de los estudios más potentes está disponible online. Se llama Sul Ponticello de Triana. La presencia del violín en el Flamenco, y lo firma Eva Calero Jiménez, doble graduada en Música, tanto en la especialidad de Violín como en la de Flamencología. Se trata de un trabajo que aborda la documentación y el rol del violín a lo largo de la historia del flamenco, un género que, como la autora señala, se encuentra en un proceso continuo de apertura hacia otras músicas.

Así, aunque una de las conclusiones principales de su investigación es la escasez de documentos de naturaleza científica que aborden este asunto, el artículo revisa algunas investigaciones relevantes. También recuerda que la mera historia del flamenco conduce a un palo concreto en el que el violín juega un papel muy relevante, los verdiales: un cante muy antiguo, abandolao -deriva del fandango-, y natural de la provincia de Málaga.

Además, el citado artículo también menciona a violinistas españoles históricos como Manuel Quiroga y Pablo Sarasate como “especialmente influyentes” en una técnica de violín adecuada para la interpretación de música flamenca. Eran, como Montalvo, violinistas que no venían del flamenco puro, pero que otorgaron protagonismo a temas populares españoles y añadieron un carácter virtuosístico y de gran dificultad técnica a sus obras.

En la actualidad, según el artículo, hay un “escaso número” de violinistas dedicados específicamente al flamenco. Aunque menciona a algunos: entre ellos a Alexis Lefevre, Ara Malikian o Maya Yoshida, además de a quien los flamencófilos consideran el auténtico padre de la criatura: Bernardo Parrilla.

La huella de Parrilla

“Parrilla fue el primer violinista que se tomó en serio la interpretación de este arte con el instrumento”, afirma categórico Faustino Núñez, que recuerda una anécdota: cuando el guitarrista Tomatito, a finales de los 90, presentaba a Bernardo como el “mejor violinista flamenco del mundo”, a lo que Parrilla, con ironía, replicaba: “Más bien, el único”.

La propia web de turismo de la Junta de Andalucía define a Bernardo Fernández Gálvez Parrilla (Jerez de la Frontera, 1969) como “el violinista flamenco por excelencia”. Recuerda que este multiinstrumentista, hijo del guitarrista Juan Parrilla y sobrino de Parrilla de Jerez, ha trabajado con Enrique Morente, Carmen Linares, Ketama, Joaquín Cortés, Antonio Canales, Manolo Sanlúcar, Tomatito o Lola Flores, una nómina de gigantes del flamenco que, probablemente, ningún otro violinista posterior ha podido aún igualar.

En este ámbito, Núñez remarca que tocar el “violín flamenco” en un sentido estricto implica la capacidad de integrarse e improvisar en una estructura flamenca tradicional, acompañando cante o toque por palos (como soleá o siguiriya) en tiempo real, y adaptándose a la tonalidad que el guitarrista o cantaor establezca en el momento, algo que es extremadamente complejo para un violinista con formación clásica.

En este sentido, cita a Jorge Pardo como el único músico que sí supo o pudo crear una sonoridad nueva, cuando incorporó la flauta y el saxofón a las composiciones flamencas que hizo con Paco de Lucía. “Jorge se tuvo que inventar un lenguaje para la flauta flamenca y para el saxo. Y lo creó”, apostilla, apuntando algo con lo que coincidía también Eva Calero, que afirmaba en su tesis que, en el violín flamenco, aún no ha aparecido una figura similar a la de Jorge Pardo.

A pesar de ello, el musicólogo reconoce que, si bien Parrilla podría ser el padre de la criatura, el cordobés Paco Montalvo tiene un gran talento y una muy buena técnica con el violín. “Montalvo ha logrado dar un impulso significativo y ha llevado el violín, tocando flamenco, a muchos escenarios importantes del mundo”, afirma Núñez.

La tesis del entorno de Montalvo

Desde el entorno del joven violinista cordobés, consultado por este periódico, señalan que Montalvo puede ser considerado “el creador del violín flamenco como voz principal, porque ha sido el primer violinista en posicionar este instrumento como protagonista absoluto dentro del lenguaje flamenco tradicional”. “Su propuesta no consiste simplemente en adaptar el violín al flamenco, sino en hacer que cante con alma flamenca, asumiendo el papel que tradicionalmente ocupa la voz humana”, añaden.

Sin embargo, basta con escuchar -por poner un único ejemplo- el tema Cielo rojo, publicado por el prestigioso sello Nuevos Medios, para ver que eso era exactamente lo que ya hacía Parrilla con Pedro Ojesto hace ya 30 años.

No obstante, insisten en que la principal aportación de Montalvo es “que no acompaña el flamenco con su violín, sino que lo lidera”. Consideran que el artista “ha desarrollado un estilo único, en el que el violín asume el rol narrativo y expresivo que, tradicionalmente, corresponde al cantaor”. “No imita al cante, lo reinterpreta desde otro lenguaje”, afirman.

“El verdadero genio creativo de Paco Montalvo reside en la versatilidad e intuición de conectar ideas dispares en un todo coherente. Transita el mundo superlativo de las emociones al descubrir el contraste de fascinantes horizontes de la expresión artística. Entre el género clásico y el flamenco, la música y la danza, la innovación y el respeto a la tradición, Montalvo construye un nuevo espacio artístico que él mismo lidera, como máxima figura mundial de el violín flamenco”, señalan desde Maralvo Music, casa discográfica del artista cordobés.

Además, recuerdan que el Festival Internacional del Cante de las Minas en La Unión, reconoció a Paco Montalvo subrayando su papel original en la incorporación del violín como voz principal en el flamenco. Y destacan que “ha sido el primer violinista en actuar en la Catedral del cante, en el año 2017”. 

Sin embargo, este dato es, de nuevo, rebatible: Ana María Gorbe, una turolense afincada en Granada, llevó por primera vez el violín a Las Minas en 2012. Y en 2022, el Filón Flamenco -premio a Mejor Instrumentista- fue para el violinista granadino Ángel Bocanegra, un título que no tiene Paco Montalvo.

Lo que está fuera de toda duda es que Montalvo, más allá de las hipérboles o medias verdades que lanza su entorno, es un músico de gran calidad que ha apostado por poner al violín en el centro de un espectáculo flamenco. Es eso lo que lo ha convertido en una figura internacional, aunque, atendiendo a la realidad histórica y al rigor académico, no pueda arrogarse el título de ser creador del violín flamenco.

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