Vamos a publicar una encuesta de intención de voto y, de paso, de algunas cosas más que le pueden preocupar al ciudadano.
Como somos unos tiesos, hemos decidido que el target del sondeo sea una sola persona. Creemos, desde el equipo demoscópico, que un solo objetivo es el todo. Fácil, simple y cien por cien real. Hemos pensado.
Y más barato.
Pensamos hacerle la encuesta a una mujer, pero no fue posible. No tenía tiempo para dedicarnos un rato: tenía que salir de trabajar, recoger a los hijos del cole, tener la comida medio hecha, quitar la mesa e irse a cuidar a su madre mayor por la tarde cuadrando el horario con su hermana, que a veces puede y otras no, porque los horarios no siempre cuadran.
Así que tuvimos que hacerle la encuesta a un varón caucásico blanco de entre 35 y 45 años de edad. Que son los presuntos votantes. Y son los que se están tomando la caña en el bar del barrio.
Esta es la intrahistoria de la encuesta:
-¿Es usted votante?
-Sí. De toda la vida. Es decir, desde el 82, cuando voté a Felipe. Después me compré una parcela.
-Pero estas elecciones son municipales…
-Sí, sí, lo sé.
-¿Y cual es su intención de voto?
-Pues, Felipe alcalde.
-Pues eso no puede ser…
-Pues debería.
-Tiene usted que decidirse por el mejor candidato o candidata para la ciudad...
-Ah, la ciudad. Qué cosa más complicada.
-¿Qué le preocupa, en términos de ciudadanía, de vida cotidiana?
-No sé, la verdad, mi cuñado es muy pesado… Se equivoca con el sofrito los sábados, le pone demasiado pimiento, pero, en el fondo, nos queremos. Es el marido de mi hermana, lo quiero cosí.
-¿Ha televotado usted en Eurovisión?
-Sí. A Ucrania. Como todos.
-¿Y eso?
-No sé, por la guerra.
-Pero también están en guerra Sudán o Siria…
-Pero ellos no son Europa. No participan.
-Tampoco Israel es Europa y sus equipos de fútbol o de baloncesto juegan Euroligas. Y participan en Eurovisión.
-Sí, es raro.
Esta encuesta se me está yendo de las manos. No le va a servir a nadie.