No digo diferente digo nainonai
Durante una larga época de mi vida apenas escuchaba música en español. No es que fuese de bilingüe por la vida (probablemente iba de guay) pero así pasó. Todo fue así hasta que estuve cerca de ocho meses con los pechos goma dos y nitroglicerina de la ‘Eloise’ de Tino Casal a diario en mi mente y boca. Entiéndase, que cantaba la canción sin parar.
Y es que hay canciones que se pegan a lo loco (no sé por qué ningún creativo de la marca de adhesivos y selladores industriales Loctite, super glue vaya, ha utilizado ya esta idea para algún anuncio) y nos descubrimos entonándolas en cualquier momento del día y añadiendo novedades como lolololos o tiritiritis en partes donde creemos se amoldan a la perfección. Sí, también en voz alta.
¿Qué hará que una canción se nos pegue? Desconozco si hay algún tipo de actividad cerebral que haga que conecten mejor con nuestra memoria los nanainos, los lereles o los love is in the air pero, francamente, me encantaría saberlo para poder componer de una vez por todas la canción del verano y dedicarme a buscar djs de moda que quieran versionarla cada intervalo de cinco años. Por dios que alguien rescate a DJ Kun. Qué lástima de muchacho.
El caso es que, pese a no ser yo una devota, he de admitir que en cuestión de pegamientos la música en español se lleva bastante la palma. Un buen lololo, lalala o “nanananá sin ton ni son” (Chenoa, no se me ocurre mejor resumen para tus cancionacas) resuelve cualquier momento musical y lo convierte en un jit preparado para ser coreado por la masajit e, incluso, por qué no, para mordernos el dedo índice mientras fingimos saber contonearnos a la perfección ante un ritmo rumbero medio (no todos somos una rumbera, pero lo hemos sentido más de una vez).
Encuentro, hasta el momento, cuatro grandes trucos que se usan en algunas canciones en español que suelen petarlo (claro que quizás el bombardeo mediático ayude lo suyo e incluso todo).
- Momentos musicales tajantes: hay dos grandes frases que dejan bien claro que no hay explicación plausible y lógica ante lo que se trata de expresar: Malena Gracia al sentenciar que estaba “loca por muchísimas razones” o Rosa de España que no dudó en cortar a un interlocutor ficticio con su “estoy feliz de encontrarme hoy aquí y no me preguntes más por qué”.
- Reafirmarse sobre lo absurdo: y es que “raro, no digo diferente digo raro” es decir lo mismo señor Fito y, obvio, algo que “no es lo mismo es distinto” señor Sanz.
- No va a rimar si es la misma palabra: el más claro ejemplo es el mítico “lo mucho que me duele este dolor” de aquel Neck claramente dolido aunque tampoco se quedan atrás un one hit wonder como Los Fresones Rebeldes y su ‘Al amanecer’ al insistir descaradamente en qué era mejor: “es que si estás cerca me siento mejor, desde que te conozco soy mucho mejor, sé que puedo amarte todavía mejor”.
- Las canciones de señalar: el abecé para conseguir un momento bailongo entre el público presente. Añadir un yo, un tú, incluso combinarlos mágicamente como la gran Paradisio y su “tú y yo a la fiesta, tú y yoooo toooda la noche”, o un contigo aseguran un ¡lleno en la pista! Sí señor.
Otra de las grandes que se hacen es traducir grandes (pequeños y medianos, un poco a lo loco) éxitos extranjeros al castellano. Siempre y cuando se realice de una forma aleatoria y sin ningún tipo de relación con la letra original (M Clan, así no se vale) cabe la posibilidad de conseguir un temazo inolvidable.
Porque no. ‘Rhythm of the Night’ no significa ‘Yo tengo un novio en Hawai’.
http://www.youtube.com/watch?v=8Gu-TQAI7dI
“This is the rhythm of the night, the night. Oh yeah, the rhythm of the night.This is the rhythm of my life, my life. Oh Yeah, the rhythm of the life”
...Y… ¡traducción mágica!
“Yo tengo un novio de Hawai, qué guay, qué bien. Mi chico de Hawai.Tu eres mi chico es lo que hay, que guay, qué bien. Mi chico de Hawai”.
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