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Una obra (in)humana

Aristóteles Moreno

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"En Mauthausen reinaba la muerte en sus más variadas formas

(Alfonso Cañete. Superviviente del Holocausto)

El propietario de este titular acaba de morir en París a los 93 años de edad. Era natural de Montalbán y tuvo el siniestro privilegio de ser testigo directo de uno de los legados más inicuos de la obra humana. Podríamos decir que Mauthausen era una colosal factoría construida en territorio austriaco, con la salvedad de que en lugar de producir bienes útiles para la vida manufacturaba muerte. Las cifras más benignas sobre su capacidad de producción hablan de 125.000 seres humanos aniquilados. Las más severas sitúan la infamia en 320.000. Aún hoy, setenta años después, nadie ha encontrado una explicación racional de aquella atrocidad.

Cuando la 11 División del Ejército Americano liberó Mauthausen, más de 7.000 españoles ya habían sido exterminados. Y Alfonso Cañete, un chaval de 24 años, salió a recibirlos junto con otros 2.200 compatriotas como se recibe la luz después de la oscuridad. Alfonso Cañete es Alfonso Cañete en el mundo tangible. Pero en el infierno de Mauthausen atendía por la inscripción “Rotspanier 3.872”, que en alemán quiere decir “rojo español”. El número asociado que ven a su derecha es el registro de entrada.

El primer paso para la deshumanización, que antecede al exterminio, es la cosificación de nuestros enemigos y el nombre se convierte en un estorbo que nos recuerda que en la cámara de gas hay seres humanos y no objetos inanimados. Pues bien: “Rotspanier 3.872” fue torturado sistemáticamente y obligado a trabajos forzados en la cantera. A los que ya no eran productivos para el trabajo los gaseaban y otros muchos se colgaban de las alambradas electrificadas que rodeaban el campo de la vergüenza para escapar del oprobio.

Quizás por todo ello, por haber sobrevivido a esta experiencia inconcebible que abre interrogantes abisales sobre la humanidad, Alfonso Cañete acuñó este titular rutinario como de cadena de montaje industrial. Que la paz lo acompañe.

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