Electroshock
Crearé la mayor cárcel de Europa
¿Qué lleva a un joven de 20 años a votar a un tipo cuya promesa estrella es construir la mayor cárcel de Europa? Es difícil saberlo. Lo que sí sabemos es que el resultado electoral del domingo ya no puede ser explicado en términos sociológicos. Para comprender qué pasó el 9-J hay que tirar del psicoanálisis. Y, en algunos casos, queridos contribuyentes, aplicar el electroshock.
De otra manera no se entiende que un señor que quiere reintroducir los trabajos forzados en el ordenamiento jurídico español roce el 8% de los electores en Priego y en Obejo, por poner dos pequeños ejemplos. Porque vamos a ver: ¿cuál es el problema migratorio en Obejo? ¿Cómo es posible que un individuo que basa todo su programa electoral en la deportación automática de los inmigrantes ilegales obtenga la simpatía de un pueblo perdido en la sierra de Córdoba con 60 extranjeros empadronados a 1 de enero de 2022?
La globalización es un fenómeno que se define por percibir como propias las amenazas que tienen lugar a miles de kilómetros de tu casa. Y un tal Alvise Pérez ofrece soluciones (disparatadas) a problemas que los vecinos de Obejo no tienen. Y eso, estimados pacientes, tiene mérito. Usted puede estar tranquilamente sentado en la plaza de su pueblo donde Cristo perdió el mechero y temer una inminente avalancha de subsaharianos. Es lo que tiene Instagram. Que se te mete una patera en el salón de casa sin darte cuenta.
Otro día hablamos de la abstención. De cómo una creciente marea de barrios pobres se han desconectado de la democracia y adiós muy buenas. Pongamos por caso las Palmeras, el Sector Sur y las Moreras, con índices de voto que apenas alcanzan el 15% del censo electoral. Al menos ahí todavía no ha llegado el señor de la mayor cárcel de Europa con su promesa estrella de regeneración democrática. Pero, oiga, todo es cuestión de tiempo.
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