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Paco Muñoz (Notas Cordobesas): “La curiosidad es la que hace que todos los días tengas la posibilidad de escribir alguna cosa que merezca la pena”

Paco Muñoz (Notas Cordobesas)

Alfonso Alba

23 de mayo de 2021 00:00 h

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Hagan la prueba. Busquen en Google una ruta, un paseo o cualquier lugar de la ciudad en el que no aparezcan referencias ni en la WikiPedia ni en la CórdobaPedia. El algoritmo les conducirá hacia las Notas Cordobesas de Paco Muñoz. Es un blog enciclopédico sobre la ciudad de Córdoba, repleto de paseos, curiosidades, historia, naturaleza y actualidad.

Paco Muñoz Carreras es una especie de hombre del Renacimiento hecho a sí mismo, un perfil extraño en la ciudad pero muy necesario. A lo largo de esta extensa entrevista relatará lo que ha sido su vida, en la que ha hecho un poco de todo. Tuvo tiempo hasta de ser concejal de Seguridad y Movilidad en la Corporación de 1991 a 1995. Pero lo que está claro es que es un amante de Córdoba. En el vídeo que acompaña a la entrevista confiesa que no hay un lugar de la ciudad que no recomiende, que no resulte interesante, que no tenga su propia historia.

Como Machado, la infancia de Paco Muñoz son recuerdos de un patio de Córdoba, el principal de todos, el de Los Naranjos. Dar un paseo con él por el entorno de la Mezquita Catedral es recorrer con sus ojos de niño una ciudad, una Judería, que ya no existe. Y descubrir un pozo de registro de agua adosado al muro norte de la Mezquita, que en un falso techo de la Torre de la Catedral vivían varias familias (con cuyos hijos jugaba), que en los veranos de su infancia los niños se bañaban en la fuente del Patio de los Naranjos como si fuera una piscina (y qué piscina) o cómo le cambiaban las tablas del agua al señor que regaba los jardines (señor que luego acabó cometiendo un asesinato).

Entrevistar a Paco Muñoz es una experiencia fascinante de estar ante un hombre que no sabe estarse quieto y al que alimenta una necesidad de saber, de conocer y después de divulgar y contar realmente admirable. A sus 75 años, y pese a problemas de salud, sigue teniendo la vitalidad de ese niño que un día comenzó a pasear la ciudad desde una casa de vecinos en la Judería.

PREGUNTA. Antes de nada, cuéntanos cómo se te ocurrió montar el blog de Notas Cordobesas y en qué momento lo pones en marcha.

RESPUESTA. De pequeño tengo un recuerdo de un programa que había en Radio Córdoba que se llamaba Paseos por Córdoba y que lo hacía Manolo Salcines. A partir de ese momento, pues yo tengo mucho interés por la por las cosas de mi ciudad. Los Paseos por Córdoba de don Teodomiro Ramírez de Arellano se convierte en mi libro de cabecera. Aunque mis lecturas a lo largo de mi vida han sido muchas, los clásicos, los rusos, lecturas más modernas. En fin. Pero a partir de ese momento surge el querer conocer la ciudad. Estamos hablando de la niñez. Luego la vida te lleva por muchos derroteros. Yo he tenido una vida laboral muy compleja. He sido como decía mi madre aprendiz de todo y maestro de nada. Y he trabajado en muchas, muchas cosas, desde la joyería, que no se me daba muy mal, he sido cobrador de autobús. Luego he sido el presidente del Consejo Administración de la misma empresa de autobuses con el tiempo. Luego he vuelto a ser un don nadie, como actualmente ocurre.

P. Bueno, tampoco es eso (risas).

R. Lo que quiero decirte es que no te afecta, que estás hoy aquí y mañana estás arriba y pasado estás otra vez en el mismo sitio, tu lugar de origen. Y luego pues fui panadero, y funcionario del Ministerio de Defensa cuarenta y tantos años. Ya te digo, antes fui joyero cuando la cosa estaba muy mal, en la famosa guerra de los Seis Días de Israel contra los árabes. Subió el oro y aquello para los plateros fue el desastre. Y posteriormente yo hice mis pinitos en una cosa que se llamaban Cuadernos de Bitácora, los antiguos blogs. La memoria del capitán del barco. Mi mujer fue la que me empujó definitivamente a hacer esto del blog. Y cualquier cosa en la que yo me meto, pues me meto a tope. Harán diez años cuando empecé con este tema. Ahí vamos. Hay unas 2.100 entradas, 10.000 y picos comentarios... Cuando empiezas con las cifras te vuelves loco. Algunos comentarios mejor no comentarlos.

P. Bueno, pero también tienes muy buenos comentarios.

R. Y muy buenos amigos. Hay algo curioso: yo digo siempre que el blog en sí es como un activador de memoria de la gente. Cuando te comentan cosas te llevas unas sorpresas impresionantes. Eso se llama ahora trabajar en red. Cuando pones a unos pocos cerebros a funcionar a la vez. Yo digo siempre que los comentarios son lo mejor del blog. Aprendes muchísimo. Hay una gente con una calidad que dices, pero cómo es posible que haya gente tan lista, que sepa tanto y que están en una situación que no destacan. Sí, es curioso. Luego están un montón de torpes en sitios que no debían.

P. A ti te va la marcha.

R. Sí, sí.

El blog es como un activador de memoria de la gente

P. Con tu perspectiva también metes tus pildoritas.

R. A mí se me ve el plumero siempre.

P. Y siempre has estado en el mismo sitio.

R. Nunca me he cambiado.

P. Eso sí que es una anomalía.

R. Sí, es verdad. En todos lados me han colgado un sambenito. Tú fíjate lo que significa trabajar en el Ejército con un sambenito de comunista sin haber tenido nunca carnet nunca del PCE. Era una situación muy complicada por la mentalidad de mucha gente. Esto ha cambiado afortunadamente y yo he vivido ese cambio. Ha sido paulatino pero no mucho. El conservadurismo del personal de Defensa sigue existiendo y bastante acusado. Pero ya el trato era distinto. Pero lo pasamos.

P. Volviendo a los paseos. Cuando hemos estado en la Judería evocabas tu infancia. Los psicólogos coinciden en que todo está en la infancia, en que si hemos sido niños felices, curiosos, despiertos, luego seremos así de mayores y viceversa. Cuando sales de paseo, ¿sigues mirando la ciudad con los ojos de ese niño que en verano se bañaba en la fuente del Patio de los Naranjos?

R. Me hice muy aficionado a la arqueología, porque tengo amigos que funcionan muy bien ahí. Es una mezcla de infancia y de actualidad. Una veces con los ojos de niño y otras con los ojos de la actualidad. Te iba a poner un ejemplo sobre otro tema, como las campañas que hubo en la Judería contra la famosa Casa de Cristal que se iba a construir en la plaza de Juda Leví o como hubo con la obra del Puente Romano y la Torre de la Calahorra. Yo era partidario de todas esas cosas. Se puede aunar lo moderno con lo antiguo. Y la gente es muy cuadriculada, cuando te dice, no, esa casa ahí no pega. ¿Por qué no pega? El espíritu de la Casa de Cristal era hacer un espejo que reflejase la plaza y no se notase ni que existía esa casa. Lo que pasa es que el problema económico de los materiales lo llevó a hacer otra cosa distinta. Aquello fue horroroso la que le liaron a esa casa. El albergue juvenil de ahora es casi como lo otro.

P. Bonito desde luego no es.

R. Y lo que había antes era la característica casa de los arquitos que más chabacana no podía ser. Y el Puente Romano, el que ve fotos entre la reparación del libro de los puentes, con el acerado, el marmolillo y todas estas historias, de los años veinte del siglo XX, ve lo que había antes, que era horroroso. O te imaginas lo que había antes en la época de los árabes, que no había nada, y que de romano tiene cuatro sillares pegados a la Calahorra. Entonces, cuando ves la obra actual respetando casi las fotografías que había y los datos que tenía el arquitecto... te llama la gente y te dice, no es que el pavimento el corte es de fábrica. Le ha tocado la china de Perú.

P. El famoso granito rosa.

R. ¿Y qué más da? Si antes había adoquín.

Se puede aunar lo moderno con lo antiguo. Y la gente es muy cuadriculada

P. Y pasaban los autobuses.

R. Y las aceras con mármol del rodadero de los Lobos era de esa negra. Y un acerado con farolas. Por eso digo que es muy complicado. Los criterios que sigue la arqueología ahora trata de dejar la menor huella posible de lo que se reforma. Y que lo que se reforme sea evidente, que se vea que no es un pastiche. Pero yo estoy de acuerdo en esa reforma. Perfectamente. Pero aquí hablamos mucho por el cuñado, el vecino.

P. O que nos caiga mejor o peor el que lo está haciendo.

R. Eso. Creo que sí.

P. Paco, hay algo con tu blog que me resulta muy curiosa. Hablas de que tienes muchos amigos arqueólogos y que siempre te ha apasionado el patrimonio. Creo que fuiste unos años por delante, ya que en esta ciudad no estaba bien visto hablar de esa defensa del patrimonio, de la arqueología, sino que especialmente la prensa consideró que encontrar restos era un engorro. No sé si tienes la sensación de ese profeta en mitad del desierto.

R. No, no. Ni mucho menos. Eso es una casualidad. Es un sentir y un hacer las cosas sin pensarlo. No es una premeditación de decir, voy a hacer esto.

P. Quizás más que un profeta ese ir a contracorriente.

R. A contracorriente voy siempre. (risas). De hecho yo no soy partidario de esto que estamos haciendo (la entrevista).

P. Es culpa de tu hijo.

R. Sí, sí. Pero bueno, hay que hacerlo y hay que respetar a los hijos y a los amigos de los hijos.

P. Desde pequeño te encantaba darte tus paseos por la ciudad. ¿Cómo has visto a lo largo de tus años el cambio de la ciudad? ¿Qué reflexión puedes hacer? ¿Nos hemos quedado atrás?

R. No sería capaz de juzgar eso. Es verdad que se podrían haber aprovechado muchas cosas. Pero por otra parte, te pones en el otro lugar y dices, habría que buscar la posibilidad de respetar nuestro patrimonio pero sin que eso gravase, como ocurre muchas veces, el patrimonio del que tiene que hacer una edificación o cualquier cosa. Hemos pasado de la destrucción total a la protección total. Habría que buscar un término medio, no porque me gusten las equidistancias, ya que no soy partidario de ellas, pero sí que sería más positivo. Tengo un primo hermano que tenía que hacer un negocio, fabricar una casa de un solar y le salieron unos restos. Tuvo que estar dos años y pico pagando el estudio arqueológico, y al final le obligaron a cubrir una serie de restos que tuvieron que quedarse. Pero dos años estuvo pagando. Ese tema tendría que cubrirse con el Estado, que es el garante del patrimonio. Entonces, nadie haría barbaridades de meter la máquina y destrozar cosas que luego no tiene arreglo. Le ha tocado la china de Perú, pero no le va a costar el dinero.

Siempre voy a contracorriente

P. Antes nos has contado cómo eras un niño de la Judería, viviendo en una casa con vistas privilegiadas a la Mezquita, o las casas de vecinos en lo que hoy es el Caballo Rojo. O aquí (el Mesón El Bandolero), que era la casa del escocés propietario de la fábrica de plomo. Ahora mismo apenas quedan vecinos en la Judería. Nos has contado que tienes un primo que puede ser el último vecino.

R. Mi primo Paco Gallego Carreras, que fue durante un tiempo vocal de Festejos de la Federación de Peñas. Fue el que trajo nuevamente unas cosas que se hacían en la antigüedad, un tema religioso, que era pasear a la Virgen del Carmen por el río. Era la verbena de aquí, de la Virgen de los Faroles que se llamaba, que la hacían tres vecinos importantes: don Antonio el del colegio, García Solano el farmacéutico y dos o tres más. Luego esto lo hizo mi primo Paco. Que dicho sea de paso la Federación de Peñas no le ha tenido luego reconocimiento ninguno. Pero así es el mundo. Bueno, quiero decir: cuando puso en marcha la verbena de la Virgen de los Faroles la ubicó en el Triunfo. Yo me acuerdo de la verbena en la calle Cardenal Herrero, que se llenaba de cacharritos de Feria. Había unas norias que las llamábamos del chinchinpúm, por la onomatopeya que hacía, que eran unos platillos y un tambor. Había barquillas, puestos de turrón, de juguetes, engalanaban la virgen... En este país todo tiene un tinte religioso tremendo. Bueno, en aquella época recuerdo haber visto a Emilio el Moro en un escenario que lo ponían delante de la puerta del Palacio del Obispo. A donde iba a parar. Luego tuvieron que traer niños de otros barrios para hacer cosas infantiles por que ya no había en el barrio. Ya todo eran tiendas, ya no había familias ni casas de vecinos. Ahora menos todavía.

P. ¿Cuando ocurrió aquello?

R. No recuerdo exactamente cuándo se empezó la verbena. La referencia que tengo es cuando la Federación de Peñas montó la verbena en el Triunfo, en la explanada. Tengo una fotografía allí con tres años. Tengo la suerte de tener fotografías de muy pequeño por que mi padre tenía una Kodak y me hacía fotos. A lo mejor en el año 50. Y tengo una con una niña subido en la fuente de ese medio dragón que parece la fuente del Triunfo. Ese era un sitio de ir a tomar el fresco. Allí me iba con mis padres a tomar el fresco a los bancos donde está el poema, abajo. Por allí pasaban cuatro camiones, y eso que era la Nacional IV. Bueno, este mundo desaparece. El turismo era lo que ocupaba todo. Empiezan a comprar y a montar otras cosas. La casa donde estamos ahora, que era familiar de toda la vida. Y dos más hacia el río, que las hizo el arquitecto Azorín, republicano, de las muchas que construyó en Córdoba. Toda esta serie de viviendas de casas solariegas de familias se transformaron en industrias. Aquí venían los autobuses de Atesa, que era la empresa de transportes estatal, y venían con gente muy mayor. Los nenes decíamos: ya vienen los franceses. Les llamábamos a todos franceses. Además, era muy curioso porque me preguntaba: ¿es que en Francia no hay nada más que viejos? Era el Imserso.

P. El Imserso francés.

R. Claro, deduzco de que si eran personas mayores eran viajes organizados. ¿Qué ocurre? Que llegaba el guía de turismo, e incluso el oficial, aunque en esa época había muchos clandestinos, y en la tienda en la que entraban se llevaba un porcentaje, no sé cuál sería. Muchas veces estabas en los patios y te decían que hoy ha venido el rey Faisal de Arabia Saudí, o que mañana viene Sara Montiel, y ella estaba embozada en un abrigo de pieles y no le veías ni la cara. Pero era algo muy contado. No eran exageradamente esos viajes organizados. Luego ha sido el boom y ha sido una enorme invasión. El barrio desaparece por completo. Ya te dije antes que en la Judería había una plaza de mercado en la calle Deanes, la calle Judería, la calle Manríquez, y eso desaparece cuando crean el mercado de los Mártires, en el solar de un cine de verano que se llamaba avenida. Todavía no existía la avenida del doctor Fleming. Nosotros, la gente del barrio, le llamábamos la carretera nueva. Era una carretera que la habían hecho exclusivamente entre el Campo de los Mártires hasta la Cruz Roja. Y los Baños Árabes ya los habían descubierto y los habían tapado. El descubrimiento posterior ha sido redescubrimiento, pero ya estaba datado, como Cercadilla. Al hacer la estación de Cercadilla descubrieron las ruinas. Pero eso estaba ahí y ha estado siempre. Muchas cosas se sabían. Incluso había un boletín de la Real Academia de Córdoba en el que había un reportaje donde se veía perfectamente el Palacio de Maximiliano, las arcadas.

P. ¿Sí?

R. Sí, sí, sí. Lo que pasa es que no he podido localizar ese artículo. Tenía una fotocopia en la que se veía lo mismo que vimos a posteriori.

P. O sea, el que planifica la estación sabe qué es lo que hay debajo.

R. Claro. Seguro. Y si no lo saben, malo. Quiere decirse que cuando hacen la estación de Cercadilla taladran los muros. Entonces descubrieron eso, lo estudiaron, levantaron algunos planos y eso estaba ahí. Eso lo sabían. No se descubrió.

P. Ahí entramos en terreno complicado. Hace 30 años tú eras concejal.

R. Estuve en la Corporación de 1991 a 1995. Sí, se inauguró la estación en esa época. Tendré mi parte de culpa, alicuotamente. Llevaba Seguridad y Tráfico en aquel momento. Es posible. Meternos en ese tema es complejo porque habría que hablar muchas cosas y habría que destapar otras que cuando las ves, y ves las presiones del Gobierno central... Cuando hay que hacer un trabajo y hay una empresa que cobra diez veces menos, y el Gobierno central dice que no, que tiene que ser esta empresa, porque hay otras cuestiones. Nos metemos en terreno peliagudo, pero a mí no me importaría, no tengo ningún problema.

El mundo de mi infancia desaparece cuando el turismo empieza a ocuparlo todo

P. Lo sé, además no tienes pelos en la lengua, que es algo que se agradece mucho.

R. Pero, Alfonso, es cierto. Me acuerdo que fue una imposición del Gobierno central de que se trabajara con una determinada empresa extranjera y no con una española, cuando era más barato. Había también unas prisas exageradas por la Expo de Sevilla. Es verdad, el que toma las decisiones es culpable, pero está supeditado muchas veces. Además, es muy complicado trabajar en la administración. Aunque la gente piense que el político tiene mucho poder, tiene más el funcionariado. Salvo que el político sea valiente, y diga que esto es lo que considero mejor para el interés general y me trae sin cuidado el informe que haga el funcionario.

P. Pero así puedes acabar en la cárcel.

R. Efectivamente, y nadie se atreve a tomar decisiones que un técnico haya dicho esto no.

P. Por eso ha habido pocos políticos valientes en esta ciudad.

R. No lo sé, no lo sé. Yo fui cuatro años y si sigo posiblemente no habría sido de la especie a extinguir matrimonialmente (risas).

P. Pero fue una experiencia.

R. Sí, no me arrepiento. Fue una etapa muy complicada, siempre los pasos que daba lo hacía con los programas primero del PCE y luego de IU, que eran el manual, y procuraba que todas las decisiones que yo tomaba estaban basadas en esos programas aprobados colectivamente. Por ese mero hecho no he tomado decisiones propias, sino que procuraba basarme en los libros de los programas. Cosa que hoy en día la gente ni los lee. Es más, muchas organizaciones políticas ni los hacen. Copian y pegan lo antiguo, y asunto terminado.

P. Luego no les van a pedir que los cumplan.

R. No, y además a la gente eso le da igual. Nosotros recuerdo que hicimos un ensayo de peatonalización en la calle Cruz Conde. Fue horroroso. Hasta recibí amenazas de muerte. Y una serie de personas y presiones que decían que peatonalizar eso iba a ser la ruina. Era la visión de muchos comerciantes que eran tenderos, no tenían visión de futuro. Solo había uno, es que no me acuerdo ahora mismo del nombre, que decía que en cierta ocasión fue Paco Muñoz el único que se atrevió a este tema y nadie le reconoció este esfuerzo. Fue horroroso. Y fue una semipeatonalización. Se hizo con la idea de cortar una ruta de circulación. La gente para evitar los semáforos de la Ribera cortaban por la calle Cruz Conde, la Feria y salían a la Ribera. Era un tráfico por el centro horroroso. Entonces fue un ensayo y aquello fue tremendo. A posteriori han peatonalizado todo y le han hecho palmas. Qué mala suerte tuve.

P. Demasiado pronto.

R. Sí, posiblemente sí. Incluso con las rotondas. La primera vez que se pusieron en Córdoba las hicimos nosotros. Intentamos poner una policía cercana, de proximidad, sin armas, de barrio. Que la gente la sintiera como suya. Era el modelo británico, que tampoco es para copiar. Pero esa era la idea. Aquello fue un fracaso. Pero queríamos optimizar los recursos y que hubiese presencia. La presencia de un policía en una calle siempre te daba seguridad y respeto. No quiero caer en el tópico. Se optimizaban los recursos y tenías a una persona que sabía lo que pasaba en la ciudad, las carencias, conocía a la gente, si uno dejaba el coche mal aparcado le advertía. Implantamos la posibilidad de que el ciudadano se equivocara. Que tuviera la posibilidad de rectificar sin que le multaran, que la primera sanción no se pagara, fuera un aviso, siempre que no fuese grave. El primero error, que fuera un error. Y que lo tuvieras en cuenta.

Aunque la gente piense que el político tiene mucho poder, tiene más el funcionariado

P. Todavía sigue el criterio.

R. Lo implantamos. Y algunas cosas más.

P. ¿La peatonalización de Gondomar y Concepción se hace en esa época?

R. No, no, es posterior. Nosotros hicimos solo el ensayo en la calle Cruz Conde. Como era una novedad, el primero es el que se lleva los golpes.

P. Cualquiera mete un autobús ahora por la calle Cruz Conde.

R. Claro, si es que los comerciantes se dieron cuenta de que la gente andando llega mejor. Ellos decían que las personas querían llegar con el coche a la puerta del comercio y es que eso es imposible. ¿Qué ocurre? Ahora, los comerciantes se han dado cuenta. Recuerdo que coincidió por aquellas fechas que los comerciantes de la calle Claudio Marcelo decían que no pasaba nadie por allí a causa de lo de Cruz Conde. No, la ruina es que había desaparecido la plaza del mercado de La Corredera. El flujo de personas que iba a La Corredera ya no pasaba por la Calle Nueva. En la Calle Nueva veías cinco o seis ferreterías, ya no existía ninguna. La gente venía de los pueblos, se paraba y se comía un bocadillo de calamares en La Malagueña, cogía la Calle Nueva, compraba en la ferretería, la colonia en Casa Hoyo, e iba abajo al mercado, que era el flujo. Eso ya no existía. Estuvimos durante mucho tiempo desde la Corporación frenando la implantación de grandes superficies comerciales en la ciudad. Lo que pasa es que tampoco se pusieron de acuerdo muchos comerciantes. Lo del Zoco fue un ensayo y creo que aquello fue un fracaso. Pegó el supermercado pero el comercio de alrededor no funcionó.

P. Se llenó de franquicias.

R. Exactamente. Quiere decirse que así somos.

P. Te iba a preguntar precisamente por eso, que otra de las cosas que se ha perdido es ese patrimonio comercial, esos comercios históricos, también de tenderos en algunos casos.

R. Tendero no lo he dicho desde un punto de vista peyorativo. He querido decir el tendero porque no tenía mucha visión de futuro. El tendero se conformaba con lo que había. No decía yo esto lo voy a ampliar o hacer, no. La tienda de barrio ha sido siempre fundamental, sobre todo gracias a la libretilla para fiar. Tú comprabas al día, porque no había frigorífico en la casa. Y como no había dinero, te lo apuntaban. Yo recuerdo incluso los cupones de racionamiento. De todas maneras, en mi casa, como mi padre era panadero, no faltaba el pan, ni la harina ni algunos productos que eran básicos. Mi padre tendría un sueldo de unas 200 pesetas. Y mi madre era peluquera de señoras. Todos los días peinaba a todas las señoras pudientes de los alrededores, que eran muchas. Había algunas señoras que no eran tan pudientes porque eran mantenidas de otros cristianos de misa diaria, que la tenían en ese tema.

P. Bueno, eso tenía que ser una fuente de información...

R. Tremenda. A mí mi madre me llevaba de chico a peinar a esas señoras. Ellas hablaban. La otra se sinceraba porque eran amigas en el fondo. Y le contaban algunas cosas de personajes que aunque uno era niño y estaba allí jugando con sus tonterías escuchaba unas conversaciones... Mi madre me decía, niño, tú no tienes que saber nada de eso. Era un mundo, que ha sido así en todos sitios. Pero estamos hablando de nuestra ciudad y desde la cercanía.

Hicimos un ensayo de peatonalización en la calle Cruz Conde. Fue horroroso. Hasta recibí amenazas de muerte

P. Córdoba tiene muchas singularidades, como la vida en el patio, algo que no ocurre en otras ciudades.

R. Hombre, ya ves tú. En Medina y Corella, en la casa número 4 donde vivimos de pequeños, teníamos una habitación nada más. Allí estaba el dormitorio y el comedor. En el patinillo, la cocina. Cuatro wáters de agujero comunes para más de cincuenta vecinos. Y una fuente y dos pilas de agua del Cabildo, para lavar. Había peleas para ocuparlas. Fue vecino, pared con pared, Paco Díaz Roncero. Fue el mejor orfebre que ha tenido la ciudad. El mejor cincelador. Fue profesor de metalistería artística en la Escuela de Oficios. Él ya falleció y ahora es profesor uno de sus hijos. Era el mejor orfebre religioso. Un artista, que como es de Córdoba ha pasado sin pena ni gloria. Era un artista y el que le encargaba los trabajos lo sabía. Paco cincelaba allí, en el patio. Incluso recuerdo una cosa que decía mi madre, “hay que ver, que todavía tengo una sábana manchada de pez”. No sé si conoces la orfebrería. Hay unos bombos llenos de una pez que con el calor se pega en la chapa para poder cincelar y luego se despega. Pero como te caiga una gota es como si fuera lacre. La pez de Paco era que le había caído una gota, es que el hombre estaba trabajando y la ropa estaba tendida a su lado. Era todo un conjunto. Esa era la forma de vivir. Luego, con nosotros vivía una familia de gitanos. Cuando la gente hablaba de la etnia gitana yo siempre decía, pero bueno, si mi mejores amigos eran los niños de Antón, que era el padre, y eran una gente extraordinaria. Y yo estaba jugando siempre en esa casa. Una familia normal y corriente. Es que era una forma distinta de vida. Bueno, y en la casa del callejón hacían unas fiestas en Nochebuena. Era un mundo muy, muy cercano, muy cercano.

P. Y ahora nos hemos encerrado en nuestros pisos.

R. Sí, sí, es verdad.

P. El otro día escribía Rafa Obrero cómo muchos abandonaron el fresco del patio por el calor de un piso en verano.

R. Mira, en mi casa de la calle Cardenal Herrero, número 32, en la parte de arriba había una azotea cubierta. Allí había un grifo en una pila. Mi madre siempre lavaba en un lavadero de madera. Cuando lavaba temblaba toda la casa. Pero un solo grifo arriba de la casa. Y ya está. Mi padre hizo una ducha en la azotea para el verano con una manga de una goma. Normalmente te lavabas en el lavabo. Esas eran las comodidades que tenías en esas casas. Claro, tenían unos muros de un metro casi y el frescor que había allí dentro. Pero el suelo era de ladrillo rojo. Y mi madre fregaba de rodillas. Y planchaban con una plancha de hierro fundido que las metían en la hornilla, que eran de carbón, que las calentaban. Planchaban hasta que se enfriaba el tocho de hierro. Es que era un mundo... El jabón lo hacían con el aceite sobrante y la sosa cáustica. Movían aquello hasta que se hacían los tacos de jabón verde. Eso es mucho mejor que los jabones actuales. Me contaba un amigo médico de que en la Guerra Civil había un problema con las fracturas abiertas, que casi todas acababan en gangrena. Al escayolar se quedaba la infección. Un médico de Córdoba descubrió que tapizando la herida de jabón verde no había problema. Luego el poder bactericida de la sosa cáustica desinfectaba y evitaba la gangrena. El doctor Fleming vino a Córdoba en 1947 o 1948. Me contaba mi madre que vino de visita y fue un acontecimiento. Había un guardacoches en los alrededores y el hombre había tenido tuberculosis. Tosió y Fleming le preguntó al intérprete que le requiriera que qué le pasaba. Al final Fleming le dio un talón de una cantidad determinada para que comprara penicilina. Era un mundo de pequeñas cosas que te llamaba la atención. Aquí donde estamos hubo un crimen pasional por un problema de tríos de amores, al menos lo que comentaba la gente, y fue en el Mesón del Conde. Y luego lo demás pues la curiosidad es la que hace que todos los días tengas la posibilidad de escribir alguna cosa que merezca la pena. Ahora estoy mucho más en la parte de Santa Elisa, Peñas Blancas, Espiel y todo eso, y claro, escribo por los alrededores.

Tienes inquietud, pero los que vienen después dirán, ¿y esto para qué?

P. Ahora con Notas Cordobesas nos estás invitando a redescubrir la sierra de Córdoba. En el confinamiento, cuando poco a poco nos han dejado salir, los cordobeses se han puesto a hacer rutas por la sierra como nunca. Bueno, tenemos una sierra muy habitada hasta no hace mucho, muy trabajada, con pastores, ganaderos, agricultores, y muy abandonada ahora más allá del parcelismo ilegal. Pero estás redescubriendo fuentes, abrevaderos...

R. Quiero hacer justicia. Yo aprendo de los demás. Hay una plataforma que se llama A Desalambrar que es la base de datos más importante de fuentes, caminos, etcétera, que tenemos. Siempre que consulto algo tengo que ir allí. Es verdad que a veces es recíproca la consulta, que he visto yo algo antes y lo hemos compartido. Pero al César lo que es del César. La plataforma A Desalambrar tiene la base de datos de fuentes y de todos los accidentes geográficos de Córdoba.

P. Es impresionante la Sierra que tiene Córdoba por descubrir.

R. Es impresionante.

P. He estado en el camino de Valdejetas y es como si estuviera en Navarra.

R. Sí, es precioso. Pero también es verdad que hay mucha usurpación de los caminos. Volvemos a lo mismo. Pero también hay muchas personas que no respetan y fuerzan el cierre de caminos. Y luego hay una administración que parece que mira para otro sitio. Hay una ocupación del cauce que está entubado del arroyo Sansueña, desde Las Piedras, desde El Molinillo de Sansueña, hasta casi las vías del ferrocarril que hace frontera con un lateral de la fábrica del plomo que hemos hablado anteriormente, y una ocupación de una empresa de ascensores del terreno, y lo ha cercado. Lo que está claro es que están ocupando el cauce hidráulico, que es propiedad de la Confederación, de un arroyo que está encauzado. Y bueno, desde El Molinillo de Sansueña había un chalet y un gimnasio que tenía propiedad encima del cauce. Por ponerte un ejemplo así de simple. El documento que más se usa es el de las Ordenanzas Municipales de 1884 en el que te especifica los caminos. Pero ha llegado el propietario y dice aquí corto yo.

Intentamos poner una policía cercana, de proximidad, sin armas, de barrio. Era el modelo británico. Aquello fue un fracaso

P. Tiene que llegar A Desalambrar a denunciar...

R. Y luego a iniciar un proceso muy largo en este país tan garantista, casi siempre para el poderoso. Casi siempre. Se ha dado el caso de que el usurpador llama a la Guardia Civil y llega y desaloja a los ocupantes de un terreno público. Pero sí, en el fondo es verdad, la Sierra es hermosísima, está a dos pasos de la ciudad... Pero hacían falta más dosis de civismo. Te vas a El Patriarca después de un fin de semana y es horroroso la porquería que deja la gente. Por ejemplo, la finca Piquín, linda con Nuestra Señora del Rosario, camino de Los Lagares, o del Bejarano. La cerca, aquí (hace gestos sobre la mesa para señalar los puntos). Lo lógico es que el camino haga cerca y el camino se quede libre. Piquín pone aquí una puerta, esta cerca para Nuestra Señora del Rosario y el camino todo para mí. Ahora lo han abierto, afortunadamente. Pero es que ese es un camino ancestral. Lo denuncias y te metes en pleitos que no puede soportar ninguna persona. Como esas ocupaciones hay muchísimas. Ahora hay una muy vigente que está en El Bañuelo. Una persona ha comprado aquello, el camino pasa por la puerta de su casa y ha puesto una cancela por que le ha parecido oportuno. Lo denuncias y es horroroso lo que dura el proceso, y luego te dan la razón. Pero pasa con todo. Os he leído esta mañana que un magistrado del Constitucional ha dicho que Pablo Iglesias puede ser miembro de la comisión de secretos. Y ahora lo dicen, que no está Pablo Iglesias.

P. Si la justicia es lenta ya no es justa.

R. No lo es, no. Bueno, Risto Mejida, el asusta triunfitos, también le ha echado la culpa de la crisis de Marruecos. Es que cualquiera es periodista. Es muy complicado todo.

P. Volviendo a la sierra y a los caminos, te estoy leyendo muchas rutas que estás haciendo. ¿Cómo te orientas? Es que yo me pierdo muchísimo.

R. Hay que mirar muchos mapas, muchos. Hay que mirar mapas antiguos, mapas topográficos del siglo XIX, mirar los catastrones, que son mapas catastrales, y hacerte una idea de la situación. Y sobre todo hacer trabajo de campo. Vamos a ver, un mapa fundamental es el del Instituto Geográfico Nacional con unos errores de bulto. Te ponen la finca tal cuando no es tal. Pero, ¿porqué? Mira, hay una finca detrás de Las Ermitas que se llama El Pardo. Pero se conoce que cuando hicieron un plano el que leyó El Pardo dijo parece que pone Leopardo. Y le puso así. Quiere decirse que es todo copiar. Ahora es más fácil. Copian los errores y nadie hace trabajo de campo. He visto un trabajo de las fuentes en Villaharta que le han hecho al Ayuntamiento una empresa que me imagino que habrá cobrado. Bueno, habla de la fuente de la Boca del Infierno y la sitúa en un error. Una empresa que hace un trabajo profesional y no de campo, por favor. Y una administración que paga por un trabajo y no lo comprueba, por favor. Es que es una cadena. Hay muchísimos errores. Y algunos que pueden ser admisibles. Lees una cosa en un plano antiguo que se lee mal y no entiendes. Y si es cuestiones con literatura de otros siglos es muy difícil la lectura. Pero lo normal es hacer un trabajo de campo. A Desalambrar lo hace de manera continua. Y hay gente que intercambiamos datos. Ha habido gente que ha pasado sin pena ni gloria y ha dejado escritos maravillosos. Había un tal Agustín Parra otro Corcuera, un López, que se han preocupado de eso pero no existen como tales. Pero algunos escritos han quedado. Hay una fuente muy curiosa que alimentaba el monasterio de San Jerónimo. Se llama la fuente del Fraile. Está en la vertiente de la Vereda de Trassierra, casi arriba. Serafín Parra era un estudioso de eso y dejó escrito que la fuente estaba en un sitio pero no especificó por dónde se entraba. Yo fui varias veces, pero solo pensé, me voy a caer aquí y no me recoge nadie. Pensaba, si el arroyo no recoge agua a partir de este punto es que el arroyo es un desagüe de la fuente. Bueno pues, ¿sabes cómo se entraba a la fuente? Hicieron la carretera nueva que viene de Medina Azahara hacia El Cruce. La carretera pasó prácticamente por encima de la fuente. Dejaron un paso subterráneo. Por la cuneta entras al paso y sales al otro lado y te encuentras la fuente de El Fraile, preciosa, la alcubilla llena de agua y mucha categoría. Un día dije, tengo que ver a dónde llega el agua, que desemboca arriba de San Jerónimo. Salté la cerca y dije pues ahora que no están los toros, carretera y manta hacia arriba por el cortafuegos, hasta donde entra el agua con el acueducto. Hoy en día con el GPS es más fácil. Descubrí las arquetas por donde pasaba el agua, pero no sé si sigue llegando.

P. ¿Ese es el Aqua Vetus?

R. No, no, no. Está por detrás. Los estudiosos dicen que el Aqua Vetus coge el agua del Bejarano. Pero no encuentran el eslabón entre el Bejarano y la fuente de La Teja. Desde la Casa del Coronel, que está descubierto el acueducto, hasta el llano de la nava de la Fuente del Elefante, no hay vestigios de verdad. Tengo a un íntimo amigo profesor de la Universidad que dice que los romanos no eran tontos, si tenían en esa fuente un caudal suficiente para qué iban a ir más lejos. Eso no está descubierto, pero sí el trazado. A partir de la fuente de La Teja están los pozos de resalto, la bajada a Valdepuentes, al acueducto. Para esa enorme caída había más de 30 pozos de resalto. Es un pozo, rellena y el agua pierde fuerza, decanta, cae el agua otra vez, cae el agua otra vez. Si cae desde arriba el agua, destrozado todo. Se conoce el abandono porque se hace travertino, se solidifica. Llega un momento en el que el agua sale por otro sitio, pero como se ha estropeado y no lo ha limpiado nadie, se ha solidificado y el carbonato cálcico se convierte en travertino. Está ahí, es una evidencia. Y el acueducto te lo encuentras por la ciudad, pegado al canal o ya en el Parque Figueroa. Desde hace 2.000 años sigue por ahí. Ese es el Aqua Vetus. El otro, el que viene de tres sitios, de La Palomera, de la Fuente de los Mártires y decían que de los Llanos de la Marquesa, ese luego va por el arroyo Pedroches y entraba a la ciudad por otro sector. También está y están los trozos en el suelo. Todavía ves lo decantado de haber pasado el agua. La verdad es que es impresionante. El acueducto tiene unas cosas muy curiosas. Hace una curva muy rara. Hablaban de que había un bosque intocable por lo sagrado y lo desvían por sagrado. El bosque está fosilizado y los científicos lo han descubierto.

Hay mucha usurpación de los caminos públicos en Córdoba

P. Qué cosas. Es que es infinito.

R. Infinito. Te pones a hablar... Mira qué cosa más curiosa. Hemos estado en el Patio de los Naranjos. En los tejados de la Mezquita, a principios del siglo XX, había unos trabajadores. En una botella dejaron un mensaje en el tejado que se ha descubierto hace poco. El mensaje del náufrago que lo tira al mar, pero el albañil lo dejó allí. Decían los albañiles que estaban hasta los cojones de los jefes, que estaban explotados. Además decían que estaban deseando que viniera la República porque cuando se declarara se iba a acabar tanto granuja. Es curioso, el papelito escrito en los tejados de la Mezquita. Uno de los albañiles era familia de los campaneros de la torre.

P. Con todo lo que tienes escrito no sé si has pensado algo, es algo enciclopédico.

R. Sí, pero de libro nada. Tengo amigos que lo han intentado pero no soy partidario de un libro. Creo que te lo dije: el libro no se puede rectificar, pero el blog se puede actualizar. Estoy casi seguro, por que tengo una referencia muy cercana de un amigo que falleció, Manolo Harazem, que tenía un blog que se llamaba Supersticiones, que eso se puede perder. A unos amigos le dije de descargarnos poco a poco las entradas del blog.

P. Hay que encontrar un sistema para que no se pierda.

R. Lo mío lo tengo grabado en cuatro sitios distintos, en cuatro discos duros. El otro día Blogger me borró seis entradas porque le salió del alma. Me dijo, hemos recibido una información en la usted no cumple con la normativa y se lo borramos. Y yo digo, ¿pero qué normativa? Porque no era político, no era de carácter sexual, no era insultar a nadie. Creo que será una máquina la que hace esa gestión. Buscará una palabra, igual que con terrorismo en las llamadas telefónicas, selecciona, encuentra una palabra y ya está. Me lo borraron. Protesté. Le solté a la máquina una diatriba y los dejé más derechos que una vela. A las dos horas me dicen, hemos vuelto a comprobar la normativa y sus trabajos los tiene disponibles de nuevo como borrador. Pero yo ya lo había publicado otra vez. Como los tengo guardados, las fotos y los textos. Cuando termino de publicar algo lo copio en Word. De todas formas, el día en que entregues la cuchara, si a tu familia eso le trae sin cuidado, desaparece.

P. No lo creo.

R. Bueno, tú no lo crees pero yo creo que sí. Yo tengo miles de libros. No te exagero. He llenado la cochera y he llenado un trastero. El día que yo no sea el soporte de esos libros no les interesan a nadie. Tengo toda la instalación de mi emisora, que en su día tuvo mucha importancia. A mi equipo le llamaban el Rolls Royce. Tenía un transistor, un amplificador lineal de un kilowatio, un conversor vía satélite y una instalación de antenas que tenía con una directiva de tres elementos... Y eso lo he quitado ya, y las antenas las he tirado porque no las quería nadie. Los aparatos los tengo allí, pero a mis hijos no les ha gustado esa afición. Por tanto no pueden utilizarlo. Pero claro, yo no me puedo quejar porque mi padre era muy aficionado al fútbol, me llevaba a mí al fútbol y se cabreaba porque yo me entretenía en leer tebeos. Tengo los aparatos, que cualquier día te invito a que vayas y lo veas. Lo tengo almacenado y bien empaquetado. Y muchas cosas las tienes que regalar y a lo mejor ni se las llevan. Yo he desmontado televisores para fabricar mis propios aparatos. He sido muy aficionado a la electrónica desde muy pequeño.

No soy partidario de convertir Notas Cordobesas en un libro

P. Tú duermes poco, ¿verdad?

R. Yo duermo mal.

P. Hay que echarle muchas horas a todo lo que haces.

R. Yo me levanto muy temprano. A las 5:30 o 6:00 de la mañana ya estoy levantado. Y es a la hora a la que estoy más a gusto haciendo cosas. Antes salía al campo y ahora no. Tenemos problemas de salud bastantes serios. Cada vez es más complejo salir. Y a cada momento que surge cualquier cosa me llama la atención y lo hago. Soy muy inquieto, es verdad. Hice Electromecánica en Formación Profesional acelerada y saqué matrícula de honor. Me sirvió mucho en manejo de herramientas, porque eso era un trabajo muy manual. Y luego me matriculé en electrónica industrial. Me llamaba la atención para el tema de la radio. Al siguiente curso fue el profesor. El titular tuvo un problema físico, y me propuso a mí, alumno aventajado. Fue cuando más aprendí. Estuve unos meses de profesor. Luego me saqué el indicativo en 1975 y otro que equivale en el sufijo a mis iniciales. El prefijo es EA, que corresponde a las letras de España. El 7 que es la región andaluza y las tres letras siguientes, que es el sufijo, FMC, de Francisco Muñoz Carreras. Ese es el que tengo actualmente. Tuve AFV, que fue el primero. Me he movido mucho en la radio. Mucho, mucho. Quizás por la vehemencia con la que cojo las cosas no se me daba mal. Yo ya sabía telegrafía de pequeño, me había enseñado un tío. Luego la inquietud te hace trabajar en muchas cosas y empaparte de muchas cuestiones técnicas. Al final, a donde vamos a parar es que todo es finito. Tienes inquietud, pero los que vienen después dirán, ¿y esto para qué? Borrado.

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