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Isabel Ambrosio: “El político no puede dejar de ser gente”

FOTO: MADERO CUBERO

Redacción Cordópolis

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Los periodistas, los políticos, la vida y la sociedad avanzan a un ritmo vertiginoso. Tanto, que es muy difícil sacar algo más de una hora para una entrevista con la delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía en Córdoba, Isabel Ambrosio Palos (Madrid, 1970). Ni los periodistas, que le hacen la entrevista, ni ella apenas tienen ese hueco en el que charlar tranquilamente en un despacho sobre gestión. Cuando se realiza la entrevista, el viernes 24 de marzo, el Guadalquivir está asomando la patita. Ambrosio aún no se ha visto a solas con el alcalde de la ciudad, José Antonio Nieto (PP), la Junta no ha tumbado el plan especial de la Carretera de Palma del Río, ni la consejera de Fomento y Vivienda, Elena Cortés, ha anunciado las expropiaciones temporales de viviendas para atender a los desahuciados. Cordópolis tendría la opción de realizar estas tres preguntas. Ambrosio se ofrece a actualizar la entrevista. O bien por teléfono, o bien volviendo a su despacho, o bien en cualquier otro sitio. Pero eso habría desnaturalizado las entrevistas de Cordópolis, que retratan un momento y a un personaje.

Ambrosio recibe en su despacho en el que llama la atención la escasez de objetos conmemorativos de otros despachos de otros cargos institucionales de la ciudad. En las paredes apenas cuelgan cuadros y por una ventana redonda la delegada puede ver desde su silla todo lo que pasa allí fuera en la calle, en la plaza de San Felipe. Llueve, hace frío y el caudal del Guadalquivir está creciendo peligrosamente. La Junta aún no ha activado el plan de emergencia por inundaciones. Y no lo activará.

PREGUNTA. Lleva usted de delegada desde el 20 de mayo de 2008. Desde entonces ha habido incendios, inundaciones... ¿Le queda algún plan de emergencia por activar?

RESPUESTA. Menos el de riesgos químicos, los he activado todos. Y en el año 2009 y 2010 no fue fácil tener que activar los planes de emergencia por inundaciones. Tuvimos que ir aprendiendo sobre la marcha. Nosotros y los ayuntamientos, no sólo el de Córdoba, sino Palma del Río, Villafranca, Almodóvar del Río o Fuente Palmera. Fue muy complicado. Sobre todo por hacer entender que cuando se activa un plan de emergencia lo que se intenta es preservar por todos los medios que las personas no sufran riesgo. A día de hoy, yo creo que ya he hecho un máster en inundaciones. Ya sé lo que se debe y no se debe hacer ante cualquier inundación. También sé que cuando las inundaciones son provocadas por las crecidas del río tenemos tiempo de reacción. Esto es lo bueno que no nos ocurrió ni en Aguilar de la Frontera ni en Bujalance en el verano del 2010, donde fue una tromba de agua lo que provocó la pérdida de tres personas. Como todas las situaciones de emergencia, hay que tener la cabeza muy fría en esos momentos, hay que tener preparado el trabajo para cuando sea necesario sacar el documento que lo puedas tener coordinado y activado. A partir de ahí, poner sensatez. Lo primero son las personas, después están los bienes y ya vendrá el resto.

A dia de hoy ya he hecho un máster en inundaciones

P. ¿Y qué es lo que no se debe hacer en esa situación de emergencia?

R. Perder la compostura.

P. ¿Y se ha llegado a perder?

R. Bueno, ha habido momentos a lo largo de estos cuatro años y medio que en situaciones de emergencia alguno no ha entendido el porqué hay una orden de prioridades. Ante eso, el tiempo te termina dando la razón. Por poner un ejemplo concreto. En 2010 cuando se inunda el entorno del aeropuerto la primera medida que se toma es establecer un perímetro para evitar que la gente acceda a sus viviendas, sobre todo por la percepción de que uno tiene la sensación de que cuando está dentro de su casa es capaz de evitar que el agua entre. Y eso es imposible. El agua llega quieras o no quieras, si así viene la crecida. No sólo porque pones en riesgo las personas. Hubo vecinos que no entendieron porqué acotábamos el acceso a sus casas. Hubo conflictos con la unidad de la Policía adscrita, con Policía Nacional y con Policía Local.

P. Precisamente por esa seguridad de las personas y tras la experiencia de 2010, los vecinos afectados (fueron unas 950 viviendas las inundadas) volvieron, dejando al margen 14 casas precitandas por la Gerencia Municipal de Urbanismo. Las competencias en la ordenación del territorio son de la Junta de Andalucía. ¿Era imposible evitar que esos vecinos volvieran?

R. Este es un tema que no es fácil de ponerle solución porque bajo mi punto de vista no es una solución única.

P. Pero han pasado tres años...

R. Hay que establecer un marco de legalidad y de obligado cumplimiento. Coincido. A la Junta le toca por competencias la cuestión de la ordenación y a su vez la de la planificación. La ordenación es que parece que es poner orden donde hay desorden. Y yo no lo entiendo así. Yo entiendo que el orden tiene que venir con anterioridad a la toma de decisiones. Luego está la planificación. Establecer qué cabe y qué no cabe en cada uno de los espacios a ocupar. La Junta lo que puede a través de la Ley de Ordenación Urbanística de Andalucía (LOUA) es dar relativa respuesta. Es decir, ahí está el decreto de regularización de edificaciones ya existentes y en suelo no urbanizable, que esa es la coletilla que parece que nadie quiere pronunciar. Ahí se establece el marco, con adaptaciones, modificaciones y alguna flexibilidad. Siempre y cuando lo permita la norma, ¿qué cabe ahí? A los ayuntamientos le corresponde establecer como una foto cuál es la situación. Ese decreto se aprueba en diciembre de 2011 y sigue en vigor. Los ayuntamientos están haciendo cada uno a su ritmo el trabajo que creen conveniente para poner en marcha esa foto definitiva de qué queda dentro del urbano, qué es urbanizable, qué queda fuera de ordenación y qué es lo que no va a ser nunca regularizable. En esos distintos vasos comunicantes es donde cada municipio tiene que colocar su realidad. ¿A quién le corresponde establecer la norma? A la Junta. ¿A quién le toca establecer esa foto? A los ayuntamientos. ¿Soluciones urbanísticas? La Junta de Andalucía no las tiene. Establece un marco legal. ¿Dónde podemos estar? Dándole soluciones a las personas que se vean afectadas por una decisión urbanística en el ámbito municipal.

P. ¿Le tocaba a la Junta de Andalucía evitar que esas personas que están en viviendas que están en el cauce del río muchas de ellas y que están en zonas inundables volvieran?

R. Yo entiendo que eso es una competencia municipal. A la Junta le corresponde establecer marcos jurídicos y espacios legales. Nosotros no podemos poner una valla a no ser que sea en una situación de emergencia. El riesgo que padecieron algunos de ellos debió ser una situación personal tan límite como para que haga pensar si de verdad te merece la pena jugarte el tipo por mantener en algunos casos una segunda residencia allí. Porque la situación no puede ser la misma para todo el mundo. No puede tener el mismo tratamiento quien tiene patrimonio suficiente como para poder buscar otra opción como quien no lo tiene. Con todas esas variables, lo que yo espero es que seamos capaces de ser conscientes de que lo que le toca a la Junta es poner sobre la mesa una norma urbanística. ¿Dónde vamos a estar? En las soluciones donde se pueda amortiguar la situación.

No puede tener el mismo tratamiento quien tiene patrimonio suficiente como para poder buscar otra opción como quien no lo tiene

P. Bueno, pero parece que últimamente todo es culpa de la Junta, ¿no?

R. (risas) Bueno, en eso de la lealtad institucional, el respeto de las instituciones y demás tiene límites. Entiendo que cada uno tiene que asumir en primera persona aquellas competencias que le son propias. ¿Posibilidades para colaborar? Siempre y cuando me lo permitan mis competencias no hay ningún problema. Pero la colaboración no puede ser sin el derecho a opinar y sin derecho a discrepar. Cuando a mí se me pide colaboración como Junta de Andalucía tengo que tener derecho a opinar. Si se me pide hacer una participación económica, también tengo derecho a opinar si está dentro de mis competencias, si eso revierte sobre aquello que me están pidiendo los ciudadanos que priorice. Con lo cual te puedes encontrar con una situación en la que parece que lo único que existe es la Junta de Andalucía. Y una dice, bueno, ¿qué razón de ser tiene esto?

El ciudadano cuando recibe un no quiere saber porqué no

P. ¿Es una estrategia política eso de echarse la culpa de todo de una administración a otra?

R. No sé si lo es, pero entiendo que eso tiene las patas muy cortas. El ciudadano a día de hoy no entiende que tú, cuando le vayas a dar respuesta a su problema o intentes poner una salida a lo que le estás planteando le digas, no, es que esto no es mío, es que esto es de otro. Uno tiene que ser consecuente y llevar hasta el límite el ámbito de sus competencias y poder resolver aquello que está sobre sus espaldas. La excusa de eso depende de o lo de hasta que no hable con no sé cuál va a ser la solución... Me parece que eso no nos lleva a ningún sitio. Uno tiene que ser responsable y coherente. El ciudadano cuando recibe un no quiere saber porqué no.

P. Ese pulso se ve desde lo más pequeño a lo más grande. Ahora mismo tenemos dos casos que resumen ese choque irracional a veces. En la puerta del Ayuntamiento ha habido dos familias acampadas durante más de dos meses, una de ellas hablaba de la responsabilidad de la Junta y el Ayuntamiento y no se ponían de acuerdo. Y luego tenemos la larga historia del Palacio de Congresos en la que también ha habido una serie de tiras y aflojas...

R. Mi balance está más en lo positivo que en lo negativo, a grandes rasgos. Y si lo concretamos en el caso del Ayuntamiento de Córdoba yo creo que ha habido más momentos de acuerdo que de desacuerdo. Lo que pasa es que son más conocidos los del desacuerdo que los del acuerdo. Sobre estos dos temas que apuntáis. En el caso de la familia, hay una que está en un enredo administrativo en el que entendemos que el informe social es fundamental para conocer las circunstancias que estas familias le han hecho llegar hasta esa situación, y esto le compete al Ayuntamiento. Por muy extrema que sea la situación, no nos podemos saltar a la torera una lista de espera ni unos criterios que la ordenan porque estaríamos sentando un precedente complicado, porque quien más achucha y chilla parece que tiene más derechos. Y eso no debe ser así. Es muy complicado, pero debemos exigir celeridad para que se elabore lo antes posible ese documento. ¿Eso es un desacuerdo entre instituciones? No, porque esto está más en el ámbito más técnico. Es la falta de agilidad, y esto sí es una autocrítica, que tenemos en las administraciones. En un momento como el que estamos padeciendo nadie entiende que se pase más de una semana para hacer un informe psicosocial. En el caso del Palacio de Congresos, yo como administración tengo derecho a decidir dónde quiero estar, en qué proyecto quiero estar y en qué proyecto no quiero estar. Y la Junta apostó hace mucho tiempo sobre un proyecto que dotara a Córdoba de manera importante en materia de congresos en un entorno justo enfrente de la zona declarada patrimonio. Esa apuesta se hizo en entorno económico distinto. Pero aún así, y redimensionando el proyecto, creíamos que merecía la pena hacer ese esfuerzo. En el momento en el que el Ayuntamiento tiene que tirar del carro te dice que lo deja atrás, a partir de ahora no va a disponer de mi presupuesto para hacer otra cosa distinta y que la anterior además tenía el acuerdo y el consenso. ¿Qué se ha hecho ahora? Plantear una reforma de una instalación que es propia. ¿Eso es desacuerdo? Yo entiendo que no, es que el acuerdo se ha roto.

Quien más achucha y chilla parece que tiene más derechos. Y eso no debe ser así

P. Hace poco se presentó la reforma del palacio de congresos de la calle Torrijos. Tuvimos la sensación de que parecía un poco como una carrera de a ver qué administración, Junta o Ayuntamiento, tiene listo antes el suyo. También, que de no tener un centro de congresos en condiciones parece que Córdoba va a tener dos. ¿Esa falta de acuerdo parece que nos puede llevar al absurdo, no?

R. Yo sé que tenemos un Palacio de Congresos que está en la calle Torrijos y que hay una intención de modernizarlo y arreglarlo. Eso es lo que hay. En un futuro que nos podamos encontrar con más de un centro para esa misma actividad... ya veremos. Pero lo que yo veo es que lo que sigue necesitando el sector es que una instalación que está ubicada en un sitio privilegiado dé mejores servicios. Y como eso es titularidad de la Junta, a la Junta le corresponde pegar el tirón, achucharse económicamente y poner sobre la mesa los 2,6 millones que hacen falta para modernizarlo. Y además hacerlo en el menor tiempo posible y que además no condicione los compromisos que la concesionaria a día de hoy ya tiene. Y tenemos el mismo planteamiento con el recinto ferial de San Carlos [antiguo Ifeco]. Yo creo que con la que está cayendo, tenemos ahí una instalación que ha estado prestando servicio hasta hace un año y poco escasamente. Con todos los elementos mejorables que tiene. Pero que nos pongamos a mirar hacia otro lado cuando creo que el acuerdo puede estar ahí..., y que simplemente se ponga sobre la mesa que ese no es mi proyecto, pues ya está.

La solución [a la crisis] va a venir de la mano de todos y, desde luego, no hay una varita mágica

P. Arrancamos la entrevista hablando de los planes de emergencia. Se nos estaba pasando por la cabeza activar un plan de emergencia económico y social, en una ciudad de 50.000 parados y una provincia de más de 100.000 desempleados. A la Junta ya se le ha pedido que active incluso un plan de emergencia habitacional. Están rodeados.

R. No. No estamos rodeados. Estamos inundados por una situación muy dura. Es la parte más jodida y cruda de la crisis económica. Y es la necesidad por la que está pasando muchísima gente. Necesidades económicas, de vivienda, de alimento... Siendo conscientes de que nuestra aportación en este sentido es modesta y humilde, la solución no está en la espalda de uno solo, ni siquiera de las administraciones, ni siquiera de los empresarios, ni siquiera de las entidades financieras que podían ayudar un poquito más a mejorar la situación económica... La solución va a venir de la mano de todos y, desde luego, no hay una varita mágica.

P. Eso de la varita mágica se lo dijo el portavoz del equipo de gobierno del Ayuntamiento Miguel Ángel Torrico a la representante de Moreras que habló en el Pleno que dijo que no querían limosnas, sino trabajo.

R. Vale. Es que varitas mágicas no hay. Ha habido un modelo de crecimiento que ha hecho aguas por todos lados y que no era sostenible. Se ha roto por la parte más frágil, que es la de la gente. Esto te tiene que hacer pensar que aunque hay que seguir recorriendo un camino, va a haber que recorrerlo de una manera más lenta. ¿Cuál es el reto? Que en ese camino no se quede nadie atrás. ¿Qué está haciendo la Junta ante esta situación? Somos la única comunidad que está poniendo alguna medida sobre la mesa. De verdad, siempre muy modesta y siempre muy humilde porque nuestra capacidad es limitada. Desde 2009, el Proteja, el Plan de Choque, el Plan Ola... ¿Eso es suficiente? Seguro que no. ¿Eso puede llegar a amortiguar la situación de algunos de los desempleados sobre todo del sector de la construcción? Seguro que sí. ¿Ha habido gente que después de estos planes haya visto una posibilidad o una oportunidad? No tanto como nos hubiera gustado pero ha habido varios. No te quedas con la insatisfacción de que te has quedado cruzado de brazos, sabes que has puesto tu granito de arena. La suma de todos es lo que nos puede dar la solución. Ahora, que a esto le queda tiempo, sin duda. No tienes nada más que mirar de puertas para afuera y ver las necesidades de la gente, que son muy primarias. Y en último término, y con lo que hablabais de los planes de emergencia. Va a salir en muy poquito tiempo un plan de emergencia social con el que vamos a dotar a los ayuntamientos de una cantidad de dinero para que puedan hacer contratos de 15, 30 o 45 días en situaciones de extrema gravedad. Parados de larga duración que no tienen capacidad ninguna para acceder a ayuda económica alguna. Y otro elemento que se ha triplicado ha sido el salario social. Me decía el otro día una amiga que es trabajadora social. El salario social hace seis años era la excepción de la excepción. A día de hoy está siendo el elemento de subsistencia de muchísimas familias en la provincia de Córdoba.

P. No estamos acostumbrado a esas imágenes, parece ser. En Andalucía, por ejemplo, llevamos 30 años de gobierno del PSOE. ¿Ustedes no miran atrás y se dicen en qué nos hemos equivocado?

R. Yo no creo que nos hayamos equivocado. Hemos dado un salto más grande que el que han tenido que dar otras comunidades autónomas porque partíamos de un puesto mucho más atrás.

P. Pero da la sensación de que estamos volviendo otra vez a ese puesto de salida.

R. Yo entiendo que no. A lo largo de estos años ha habido un camino en elementos que para nosotros antes eran rarezas como la investigación o en sectores como la energías renovables. Y eso está ahí. ¿Que está ahora más ralentizado? Sin duda. Pero eso está ahí. Creo que nuestra oportunidad es que eso se mantenga ahí y que cuando nuestra situación económica se recomponga poder volver a pegar el tirón. Andalucía a lo largo de estos últimos 30 años ha sido referente en muchísimos temas y ese bagaje lo tiene. La experiencia de poder ser pioneros en temas que ni siquiera habíamos oído hablar tiene que servir para algo. Y luego hay un modelo de convivencia, de establecer que hay elementos de ese estado del bienestar que tiene que mantenerse aquí sí o sí. Que es un valor que tienen los andaluces y que además lo reclaman. Muchas de las movilizaciones que vemos en las calles son reclamando y reivindicando que las líneas rojas en salud, educación y dependencia no se toquen. Esa manera de ser de los andaluces, de crearse a sí mismos, no nos la va a quitar nadie. Ni siquiera la crisis.

El Estado de Bienestar tiene que mantenerse aquí sí o sí

P. En los buenos años, la Junta parecía que estaba intentando montar un andamiaje de un nuevo modelo productivo, como la industria aérea de Sevilla, los centros tecnológicos de cada provincia. Con ese andamiaje, parece que los ayuntamientos en plena asfixia están intentando recuperar dinámica económica en torno al modelo de la construcción. En Córdoba tenemos un proyecto que es el de Tremón. ¿Cómo ve la Junta que los ayuntamientos estén intentando volver a agarrarse a este antiguo modelo de crecimiento?

R. Ese no es el modelo. Ha hecho aguas cuando lo hemos practicado. Tiene un recorrido corto a lo largo del tiempo. Si ya sabemos cuál es la foto final para qué queremos volver. Eso no tiene que ver nada con una apuesta que hay que seguir haciendo y es que el sector de la construcción tiene un valor importante en esta comunidad autónoma. Pero el desarrollo de ese sector no lo ligo a proyectos como ese. No tiene nada que ver. El sector de la construcción tiene que rehabilitar vivienda, dotar de espacios para poderlos compartir en torno a una ciudad... Y eso depende del ladrillo, el cemento y el forjado... Pero no en situaciones urbanísticas que a mí me generan muchas dudas. Y aparte, ¿quién se beneficia de ese tipo de proyectos? ¿Cómo revierte en la ciudadanía? ¿A quién le genera beneficios en su cuenta de resultados? ¿A lo público que tiene que hacer un esfuerzo importante por apoyar ese tipo de proyectos o a la iniciativa privada? Pues si es a la iniciativa privada y no va a revertir en lo público lo tiene que hacer a pulmón.

P. ¿Cómo lleva la experiencia de cogobernar con Izquierda Unida?

R. Creo que hay una relación cordial. La relación con el representante de la Oficina del Vicepresidente [Pedro García, que es a su vez coordinador provincial de IU] es muy cordial. Tenemos muy claro cuál es el papel que nos toca jugar a cada uno de nosotros. Tenemos muy claro cuál es el documento sobre el que nos tenemos que poner de acuerdo y eso no es que no genere diferencias o discrepancias en momentos puntuales, que las genera. Discrepo hasta con los propios. Pero las discrepancias es cierto que intentamos por todos los medios que se queden aquí. Hablamos todo lo que tengamos que hablar. En paralelo a cómo se está desarrollando el Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía hay una reunión de delegados en la que ellos participan con toda normalidad. Y las cuestiones que ellos quieren poner encima de la mesa, pues se ponen. La ciudadanía ha pedido que nos pongamos de acuerdo. Y en el tiempo que llevamos juntos creo que el resultado no es malo.

P. El representante de la Oficina del Vicepresidente de la Junta en Twitter, donde tiene un saludo matutino, en su saludo de esta mañana [la entrevista se hizo el viernes 24 de marzo] ha pedido responsabilidades al PSOE por el caso de los EREs falsos.

R. No lo he leído, pero vamos. No me extraño. Porque Pedro es así de transparente, para lo bueno y para lo malo. Te dice las cosas como las piensa. Y creo que debe ser así. Sobre el tema de los EREs y siendo respetuosos con el momento judicial en el que estamos, creo que todos tenemos el máximo empeño en que ahí se aclare hasta la última duda. Y las repercusiones, sean del tipo que sean, lleguen hasta donde tengan que llegar. Yo ya estoy un poco cansada de sobre mis espaldas tener que aguantar las malas formas y las malas praxis de muchos. Es un tema que nos salpica a toda la Junta simplemente por el hecho de compartir institución. Yo no estoy dispuesta a que todo esto quede manchado porque hay algunos que han sacado provecho económico y se lo han llevado calentito. Es que no estoy dispuesta. Con lo cual, yo creo que todo el mundo que está haciendo un esfuerzo, en este momento político tan jodido que nos ha tocado vivir, por seguir animándose todas las mañanas para venir a trabajar, por seguir generando ilusión con empeño y esfuerzo, somos los primeros interesados en que las responsabilidades lleguen hasta donde tengan que llegar.

Yo no estoy dispuesta a que todo esto quede manchado porque hay algunos que han sacado provecho económico y se lo han llevado calentito

P. Caiga quien caiga dijo el vicepresidente de la Junta Diego Valderas.

R. Caiga quien caiga. Es que si no estaríamos estableciendo una injusticia asociada a un delito. Caiga quien caiga. Por supuesto. Si queremos que esto siga funcionando y nos va la vida en que la gente le tenga respeto a las instituciones públicas tenemos que ser transparentes y tenemos que ser responsables.

P. ¿Ha visto las imágenes del perro de la Guardia Civil descubriendo el dinero bajo la cama de Juan Lanzas?

R. No, no me ha dado tiempo. Lo vi en Twitter, el mensajito de cómo la Guardia Civil entra en la casa del impresentable este y descubre 82.000 euros debajo del colchón.

Surgen informaciones de este tipo y la percepción por parte de la gente es que todos somos lo mismo, y que el saco de las manzanas está podrido desde arriba hasta abajo

P. Son 50 millones de euros los que se han llevado según el informe de la Guardia Civil. Bárcenas tenía una cuenta en Suiza de 32 millones...

R. Buf. Sí, pero yo me resisto. Al final esto forma parte de lo que estás padenciendo en el día a día. Te esfuerzas por levantarte con ilusión y empeño, y claro. Surgen informaciones de este tipo y la percepción por parte de la gente es que todos somos lo mismo, y que el saco de las manzanas está podrido desde arriba hasta abajo. Y a eso yo me resisto. Y me resisto porque no. Porque hay gente que de verdad se está dejando la piel y los mejores años de su vida. Por tanto no es justo. A día de hoy hay una desafección y un desapego absoluto entre la ciudadanía y los políticos, que no la política. ¿Qué nos toca hacer a día de hoy? No sólo poner sobre la mesa la transparencia, que no es una opción. Es que tiene que ser una exigencia la transparencia. Sino que además esta historia de que el político tiene que estar cerca de la gente. Es que el político no puede dejar de ser gente. Si no, esto es que tenemos una genética distinta, tenemos un RH distinto... No, somos gente normal y corriente que en un momento dado coge ese tren que se le presenta por delante y apuesta por hacer algo por los demás en el ámbito de sus competencias. Y en ningún momento de ese recorrido puedes permitirte el dejar se ser gente. Ese es el esfuerzo que hay que hacer. Yo no me considero clase política. Soy política y en este momento no puedo dejar de serlo. Igual que no puedo dejar de ser socialista, igual que no puedo dejar de ser feminista. Soy política porque me gusta y creo en la política. Pero eso no me condiciona a ser una clase distinta. Ni muchísimo menos. La gente lo que nos está pidiendo a día de hoy es que no perdamos nunca la conexión con ellos. Los ciudadanos son los que tienen que tomar las decisiones. A través de sus representados. Pero lo que no podemos perder de vista es que son ellos los que tienen la capacidad para decidir. Y si lo que nos estamos empezando a cargar es esa capacidad de decidir de los ciudadanos, pues vamos a empezar por los políticos, que luego el resto ya irá cayendo.

Si lo que nos estamos empezando a cargar es esa capacidad de decidir de los ciudadanos, pues vamos a empezar por los políticos, que luego el resto ya irá cayendo

P. A Alfonso siempre le gusta hacer una pregunta a los políticos, que es si nos estamos italianizando. El proceso este de desaparición de los dos grandes partidos tras el caso Tangentópolis.

R. A mí me da miedo. A mí me da miedo. Porque además, ¿quién está creciendo en las consultas demoscópicas que se están haciendo estos días? Los partidos minoritarios que en su gran mayoría no han tenido responsabilidad de gobierno y donde predicar es mucho más fácil que dar trigo.

En las encuestas crecen los partidos minoritarios que en su gran mayoría no han tenido responsabilidad de gobierno y donde predicar es mucho más fácil que dar trigo

P. Pero aquí todavía no tenemos un Berlusconi.

R. Bueno, queda todavía demasiado tiempo para que se convoquen elecciones generales y esto tampoco uno se descubre y se lanza a la pista tan pronto.

P. Muchas veces dentro del PSOE no tenéis la sensación de a cubierto que son los nuestros [una semana después de la entrevista estallará el caso Colecor]. Hablamos por ejemplo del caso de Ponferrada...

R. A mí me cuesta muchísimo trabajo creer que eso no lo sabía nadie. Me cuesta muchísimo trabajo creer que eso no se sabía [se refiere al conocimiento dentro del PSOE de que se iba a pactar una moción de censura contra el PP en Ponferrada sosteniéndose en los votos de Ismael Álvarez, ex alcalde popular condenado por acoso].

P. Eso contribuye al desgaste político.

R. Eso es una bofetada sin manos. Y yo no entiendo que eso se haya salvado sin asumir responsabilidades. No lo entiendo.

P. Parece que también ha sido otra dimisión en diferido la de Óscar López...

R. Mira, cuando formas parte de un equipo y alguien ha depositado en ti confianza, tú no pones tu cargo a su disposición. Tú te marchas, directamente. Has cometido un error. Esa línea que has cometido de la confianza la has roto y das un paso atrás. Y no por eso tiene que acabar la trayectoria de nadie. Hay muchos sitios donde puedes tener trayectoria y no tiene porqué ser en primera fila. No lo puedo entender de otra manera. Hombre, es que es un despropósito. Y además que coincida con el Día de la Mujer, mucho más. Es que te quedas con el nudo aquí diciendo a ver cómo me trago esto. Porque se exigen hacer las cosas de otra manera. Y enlazo con lo que comentaba antes. Si lo que está en riesgo es la democracia, una democracia es fuerte si los partidos políticos son fuertes. Y un partido político como el PSOE no puede ser fuerte si no asume responsabilidades cuando comete errores. Y no genera confianza cuando no eres capaz de asumir ante el gran público que has cometido un error.

Un partido político como el PSOE no puede ser fuerte si no asume responsabilidades cuando comete errores

P. ¿Porqué Rubalcaba no mejora en las encuestas a pesar de que el PP ha bajado lo más grande después de un año de gobierno?

R. Porque no es Rubalcaba, es el PSOE. Él lo representa. No se le está valorando a él solamente. Se está valorando el trabajo y la capacidad que tenga un proyecto como el del PSOE para ilusionar de cara al futuro. Y en este momento estamos en horas bajas.

P. Pero es curioso como en Andalucía, y también según las encuestas, se mantiene el apoyo al PSOE.

R. Porque hay una capacidad también cuando tienes responsabilidades de gobierno para demostrarle a la gente que el discurso no se queda en la política, sino que tienes luego un elemento que lo encadena que es la acción. La acción favorece, beneficia o amortigua situaciones por las que la gente está pasando en este momento.

P. ¿Y no será también que nos está pasando como en Cataluña? Nos explicamos. El pasado 28 de febrero, por primera vez en los discursos por el Día de Andalucía parecía como si nos estuviésemos volviendo a envolver en la bandera blanca y verde. ¿Está regresando el nacionalismo andaluz?

R. Yo creo que hay banderas y banderas. Y la bandera de Andalucía, a lo largo de su historia, nunca se le ha podido asociar ni con la exclusión, ni con la radicalidad, ni con no querer formar parte de España, ni no querer ser tratados en condiciones de igualdad. Así que aunque nos arropemos en una bandera, hay banderas y banderas. Y todas a día de hoy no pueden decir lo mismo.

Aunque nos arropemos en la bandera de Andalucia, hay banderas y banderas

P. Cambiando un poco el registro de la entrevista. Antes hablábamos del sistema productivo y cómo se ha intentando cambiar. En esta ciudad, se apostó porque el sistema productivo fuese la cultura.

R. (risas) No os podíais ir de esta entrevista sin preguntar por la cultura (risas)

P. Por supuesto que no. En Cordópolis estamos todo el día leyendo libros, yendo al cine, escuchando música (risas). Volviendo. Se apostó mucho en la ciudad por la cultura. No nos han dado la Capitalidad Cultural...

R. Es la primera vez que te oigo decir que no nos la han dado. Siempre has dicho nos la quitaron.

P. [Habla Manuel J. Albert] Yo prefiero decir que no la conseguimos. (risas). Bueno. Se hicieron edificios pensando en la cultura y en la Capitalidad. Tenemos el C4, vacío.

R. Que no se llama C4.

P. Bueno, el edificio anteriormente conocido como C4.

R. Eso, es que ya es andaluz. Ha pasado de cordobés a andaluz. Centro Andaluz de la Creación Contemporánea.

No todo lo que venía financiado o tenía el apellido de la cultura formaba parte de la cultura

P. Y tenemos una cantidad enorme de políticas culturales que al final ni se ejecutaron ni se llevaron a cabo. No sabemos qué pasa con la Fundación Córdoba Ciudad Cultural. ¿La vamos a seguir manteniendo con vida como si fuera un zombie?

R. Bueno. Yo parto primero de una actitud positiva. Y es quedarme con esa capacidad de respuesta que tuvo Córdoba ante una iniciativa que era colectiva, y que fue un reto importante. Todo el mundo estuvo a la altura de las circunstancias. ¿Qué extraigo de ahí y qué me quedo? La ciudad tiene capacidad para en un momento dado apostar por un proyecto que sume. Eso se tiene que recuperar. ¿Qué podemos hacer ahora? Hablando con alguna gente lo que nos vienen a decir es que la crisis económica ha venido a redimensionar algo que estaba excesivamente inflado, ¿no? Cuando hablábamos de cultura, todo entraba en la bolsa de la cultura. Y no todo lo que venía financiado o tenía el apellido de la cultura formaba parte de la cultura. Cuando te obligas por las circunstancias económicas a redimensionar, extraes la esencia. Creo que en esta ciudad se ha quedado la esencia de lo que de verdad puede funcionar en un modelo de desarrollo económico que tenga que ver con la cultura. En eso tiene un papel fundamental equipamientos como el que acabas de nombrar, como el centro andaluz de creación contemporánea, o como Medina Azahara, o como la Filmoteca de Andalucía... Sin duda. Pero es como la cultura que se desarrolla en torno a las instituciones. La experiencia que deberíamos extraer de ese momento que vivió Córdoba debe tener que ver algo más con la gente, y que nadie tenga el complejo de que cualquier iniciativa aunque no venga con el sello de lo público puede ser una iniciativa cultural que tenga encaje y sostén en esta ciudad. Siendo conscientes de eso: es un camino que hay que seguir recorriéndolo. Y esa experiencia no se puede perder. Y en eso tienen que andar instalaciones que se tienen que poner en funcionamiento como es el centro andaluz de creación contemporánea o recuperar objetivos que tenía Medina Azahara, para sacarle el máximo provecho a esas instalaciones. Pero no nos quedemos sólo con la sensación de que la iniciativa cultural tiene que ir sólo de lo público. Y en cuanto a la Fundación. Yo es que tengo mis dudas que si no es asumiendo el objetivo de volver a considerar las propuestas que vienen desde la ciudadanía tienen razón de ser y no sea sólo para compartir una agenda cultural tenga sentido alguno. Me quedo como elemento positivo es la capacidad de llegar a acuerdos y como la ciudadanía intervenía. En este momento creo que no hay una hoja de ruta diseñada como para que la Fundación tenga mucha razón de ser.

P. De hecho, deberíais haberos reunido en enero y no habéis sido convocado todavía.

R. No.

P. Ha saltado una alarma en la calle cuando has hablado de Medina Azahara.

R. (Risas). No, cuando hablamos de cultura.

P. ¿Porqué se ha cesado al director de Medina Azahara?

R. El motivo no te lo sé decir. Antonio Vallejo ha hecho un trabajo a lo largo de los últimos 28 años importantísimo. Si hay algo que agradecerle es que lo que hoy es Medina Azahara es gracias a un empeño que él puso durante esta etapa. Y uno asume la responsabilidad cuando accede a un puesto de libre designación porque tiene la confianza de quien lo ha nombrado y ha estado durante 28 años. Y ahora hay una nueva etapa, un nuevo momento y una nueva persona al frente que es Pepe Escudero. Como todo en esta vida, los impulsos de cada una de las personas que se ponen al frente de los proyectos se tienen que notar. Pues eso es lo que se espera y esos son los objetivos de Medina Azahara: recuperar visitas, a pesar de la crisis económica, poner en valor muchos de los equipamientos de aquel espacio, abrirlo a la ciudadanía... En Medina Azahara siempre se tiene que seguir preservando un trabajo par ala investigación y para un trabajo muy específico en el entorno del yacimiento. Pero eso no es incompatible con que se genere otro tipo de actividades que la gente pueda verlo como un elemento propio. Todos nos sentimos muy idenfiticados con la Judería y la Mezquita, y parece que la gran desconocida sigue siendo Medina Azahara. Y eso es lo que hay que recuperar. La capacidad que tiene aquello para generar cultura y todo lo que tiene que ver con la cultura. Y Antonio Vallejo vuelve a trabajar en la cultura como lo ha hecho siempre.

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