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Gerardo Olivares: “Puedo ahorrar en muchas cosas, pero no en viajar”

FOTO: MADERO CUBERO

Manuel J. Albert

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VÍDEO: VÍCTOR MOLINO

Gerardo Olivares (Córdoba, 1967) es un viajero. Comenzó moviéndose a través de los atlas y las aventuras de Tintín. Ayudado por una Vespa y un Seat Panda, cambió los libros por las experiencias en primera persona. Recorrió Europa hasta Laponia y por el Sáhara llegó a Malí. Descubrió el arte de hacer de sus vivencias un trabajo y se lanzó a rodar documentales. El paso al cine de ficción era corto. Ha estado esta semana en Córdoba apoyando al Festival de Cine Africano, que ha proyectado alguna de sus obras. Los viajes, las situaciones extremas y los ambientes hostiles son una constante en una filmografía que le valió la Espiga de Oro en el Festival de Cine de Valladolid por 14 kilómetros. Además, su cine más reciente destaca por otra manía: contar historias de críos con animales. Lo dicho, un temerario.

PREGUNTA. Se lo habrán dicho un montón de veces. Hitchcok insistía en aquello de no rodar nunca películas con niños o animales. Por lo que veo, lo suyo es una constante. Ha rodado 'Entre lobos' con un niño de protagonista y ahora prepara una nueva película con otro niño y orcas.

RESPUESTA. Cuando empecé a mover la historia de Entrelobos y contaba que los protagonistas eran un niño de ocho años y cinco lobos, además de buitres y búhos... Pero en realidad, quizás todo eso fue lo menos complicado de la película. Hubo muchas más cosas que en un principio no pensaba que fuesen a ser tan complicadas pero que, al final... Por ejemplo, el haber rodado toda la película en escenarios naturales de Sierra Morena, que es una zona bastante inestable atmosféricamente, nos volvió locos. Por la mañana amanecía despejado y al mediodía se nublaba y no sabíamos si continuar la secuencia con sol otro día distinto o volver a repetirla allí mismo. Eso fue el mayor problema que tuvimos.

P. Y su nuevo proyecto, que se desarrolla en la Patagonia argentina y se titula El faro de las orcas, tiene a un grupo de orcas -ni más ni menos- y a un niño como protagonista.

R. Sí, está basada en un hecho real, como 'Entre lobos'. La diferencia es que en ese caso los lobos de la peli estaban criados en cautividad mientras que las orcas son salvajes. Acabo de llegar de Patagonia,donde he estado filmando toda la parte de naturaleza que luego se va a integrar en la ficción. La historia está basada en la historia de un hombre, que se llama Roberto Beto Bubas, guarda parques. Lleva 18 años estudiando un comportamiento muy peculiar que solo sucede en península Valdés, en la Patagonia. De las 60.000 orcas que hay en el mundo, solo hay nueve, pertenecientes a un clan familiar que han desarrollado una técnica de caza que se llama varamiento intencionado.

Me interesa contar historias de niños que han tenido una infancia diferente

Básicamente lo que hacen es quedarse varadas en la playa, sacan casi todo su cuerpo fuera del agua para cazar lobos marinos. Después de 18 años estudiando a las orcas, este hombre ha llegado a una complicidad con ellas tan grande que con solo tocar la armónica, las orcas se acercan y él las puede acariciar. Eso se puede ver en Youtube si ponéis danza con orcas. Un periodista argentino descubrió esa relación tan especial que tiene con las orcas y publicó un reportaje en lo que equivale en Argentina al El País Semanal. Cuando se publicó, una madre que estaba con su hijo autista viendo las fotos de Beto en el agua metido con las orcas, vio cómo el niño se levantaba, ponía las manos en la foto y sonreía. Era la primera vez que tenía un signo de emoción en su vida. La madre agarró al niño y se lo llevó a Patagonia para que Beto le acercara a la orca y ver la reacción que tenía. Con ese punto de partida yo he escrito una ficción basada en un un hecho real que es la que estoy rodando.

P. Has empezado con la parte documental, de naturaleza. ¿Está ya escogido el plantel de actores?

R. Todavía no los tengo cerrados. Los tres personajes principales son el niño, que va a ser el mismo de Entrelobos. Con la madre y Beto... lo estoy viendo todavía. Queremos que la película tenga una proyección internacional. Y para eso, necesitamos actores internacionales.

P. ¿Se rodará en inglés?

R. Se rodará en inglés.

P. Es su segunda película con niño y animal. Y va a formar parte de una trilogía o un ciclo relacionado con la infancia. ¿Qué le atrae de este periodo de la vida?

R. Lo que me atrae sobre todo es el hecho de contar historias de niños que han tenido una infancia diferente, en un medio fuera de lo habitual. En el caso de Marco, es un niño que estuvo perdido durante 12 años en Sierra Morena. La historia de este niño autista trata de su aislamiento en su propio mundo. Y gracias a ese contacto con la naturaleza los dos salieron hacia delante de una manera o de otra. Realmente nunca me plantee esto como una trilogía. Pero ha surgido así. Y al final, las tres historias que tengo tienen como protagonistas a tres niños que han vivido experiencias en entornos lejanos, hostiles y diferentes. Al final los hemos agrupado en esta trilogía.

P. ¿Cuál va a ser la tercera historia?

R. No lo puedo contar todavía. También es un hecho real y además fue muy conocido en España hace 15 años.

P. ¿Cómo era usted de niño?

R. Muy malo.

P. Quiero decir...

R. No sé... Yo es que recuerdo cuando mi padre a mí me regaló un Atlas cuando yo tenía 10 años... Primero tuve la suerte de nacer en un ambiente donde se ha viajado mucho. Mis padres han sido y siguen siendo grandes viajeros. Y yo desde pequeño he oído hablar a mi padre de Persia, Afganistán, Pakistán, China... Desde pequeño, he oído a mi padre contar historias de lugares fabulosos, con nombres sugerentes como Peshawar, Samarkanda, Isfahán... y cuando me regaló este Atlas, trataba de encontrar aquellos nombres tan sugerentes en el mapa. E imaginaba viajar a ellos. Siempre he sido bastante inquieto y he tenido muy claro que lo que yo quería hacer en la vida era viajar. Lo que tenía que encontrar era la forma de viajar y que no me costara el dinero.

P. Y decidiste viajar en Vespa o en Seat Panda.

R. Sí, porque no tenía otra cosa.

P. ¿Ahora sería posible viajar en Vespa hasta Laponia o atravesar el Sáhara en Seat Panda?

R. En Vespa hasta Laponia, sí. Viajar en Seat Panda hasta la frontera con Malí, no. Porque ahora mismo, esa zona es muy convulsa y es muy peligroso llegar o entrar. De hecho, por las noticias sabemos de los cooperantes que están secuestrando. Es una zona caliente ahora mismo del Sahel.

P. ¿Hay que viajar con mapa?

R. Yo me documento mucho antes. Creo que a los lugares hay que ir sabiendo adónde vas. Sobre todo cuando la misión que llevas no es el puro viaje, sino que es también un trabajo. En mi caso, rodar documentales. Y algo que me ha dado esta profesión es que tienes que rascar, ahondar, adentrarte donde los viajeros más normales no lo hacen. Eso me ha dado la posibilidad de vivir experiencias y situaciones únicas.

P. En El cielo protector, de Paul Bowles, se dice que la diferencia entre el turista y el viajero es que el primero siempre se mueve sabiendo que va a volver a casa, mientras que el viajero no, no sabe cuándo va a volver.

R. Al turista lo llevan y el viajero se deja llevar. El concepto de viajero en España es relativamente nuevo en estos tiempos. Aunque hayamos sido grandes viajeros en el pasado. Pero hay algo que para mí es muy importante en la gente joven y que se hace en países de centro Europa, en Australia o en Nueva Zelanda. Hablo de tomarte un año de tu vida para viajar por el mundo. Normalmente se hace entre que terminas la Universidad y tu primer trabajo.

Al turista lo llevan y el viajero se deja llevar

Utilizan ese periodo para viajar por todo el mundo y creo que es la mejor universidad. Algo algo que falta todavía aquí: la inquietud de la gente joven por conocer otras culturas y otros mundos. Porque te abre mucho la mente, te da un punto de vista diferente, te haces más tolerante, más humilde. Y luego, es que el contacto con otras culturas es esencial para enriquecerse.

P. Si viajar te cura del nacionalismo, usted debe de pasar bastante de banderas en general.

R. Sobre todo me parece una estupidez que, cuando por un lado se está intentando vivir, como es caso de la Unión Europea, en la que se busca esa unión, por otro lado se busque todo lo contrario, separarse. Esos nacionalismos crecen en épocas de crisis -cuando todo va bien, nada piensa en ellos- pero creo que el pensar que lo tuyo es lo mejor y que vas a vivir mucho mejor exclusivamente con lo tuyo no.... Mira, el mestizaje enriquece. Y de hecho, las ciudades más cosmopolitas del mundo son las más multirraciales.

P. Lleva años viajando por el mundo. Pero uno de sus viajes fue un larguísimo trayecto por América, siguiendo el nombre de Córdoba, la ciudad donde nació naciste, por los 36 pueblos y ciudades que se llaman igual.

R. Aquello era más una excusa para pegarme el viaje. Pero tenía que armar algo que justificara atravesar toda América por tierra. Y vi una oportunidad muy buena en el 92, cuando se estaba armando un montón de proyectos sobre el asunto del Quinto Centenario. Recorrer un montón de lugares con el nombre de Córdoba era un hilo conductor. Porque el documental va mucho más allá, era una visión del continente a través de los ojos de siete chicos jóvenes en los que su mayor interés era viajar y descubrir mundo.

P. En estas Córdobas, ¿encontró algo que le recordara a su ciudad?

R. No, de hecho son ciudades relativamente nuevas. Quitando la de Veracruz, la de Argentina o la de Alaska, son lugares sin mayor interés.

P. En todo caso, el viaje es una constante en su filmografía. 14 kilómetros o La gran final. ¿El viaje es una metáfora de algo?

R. El viaje es una forma de vida. Una forma de entender la vida. No la concibo sin viajar. Creo que es lo mejor que se puede hacer. Por lo menos, conocer el lugar donde vives y enriquecerte del contacto con otra gente y otras culturas. Para mí no tiene precio. Puedo ahorrar en muchas cosas, pero creo que la mejor inversión que uno puede hacer es viajar y leer.

P. ¿Puede viajar sin moverse, solo a través de la lectura?

R. Empecé a viajar leyendo a Julio Verne o con los tebeos de Tintín. Cuando fui al Tíbet, todo aquello que leí en Tintín en el Tíbet hacía que me resultara bastante familiar. De hecho, siempre buscaba esa comparación entre las viñetas de los tebeos de Tintín y lo que estaba viendo.

P. Viajar ahora, ¿es más complicado que en tiempos de Tintín o cuando usted empezó?

R. Viajar es muy barato. He conocido gente que viaja por el mundo con un presupuesto de 500 euros al mes. Porque no es caro, no es caro. Hombre, si viajas a Singapur o a países occidentales, sí lo es. Pero si viajas a Asia o a Latinoamérica, sigue siendo muy barato. El precio no es una excusa. Te gastas más dinero en un veraneo en Marbella o en Benidorm que pegándote un viajazo por Asia. De hecho, cuando viajo por el sudeste asiático o la India, está lleno de gente joven. Chavales de 20 años que comen por tres dólares, duermen por 10 dólares.... gastan solo 15 o 20 dólares al día. Creo que te gastas bastante más aquí.

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