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Fernando M. Romero: “El progreso es bastante más engañoso de lo que parecía”

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Marta Jiménez

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Cuando Fernando M. Romero (Córdoba, 1978. Residente en Londres) vivía en esta ciudad su casa estaba cerca de la calle Equipo 57. Por su asfalto transitaba casi cada día antes de marcharse a Valladolid primero y a Granada después para estudiar Bellas Artes. Ahora, desde su campamento base londinense, donde trabaja, pinta y realiza un master en pintura en el Royal College of Art, empieza a reconciliarse con la ciudad de la que tuvo que marcharse.

Pero como ocurre casi siempre, los que se van siempre acaban volviendo una y otra vez. Fernando lo ha vuelto a hacer gracias a Geométrico Trip South, abierta hasta el 1 de abril en el Centro Botí. Una exposición en la que junto a los artistas José María Báez y los sevillanos Fernando Clemente y José Miguel Pereñíguez se utiliza la abstracción como “un recurso visual con capacidad metafórica para describir un mundo complejo y un lenguaje que no teme incardinarse en el relato sucio de nuestro tiempo”. 

Por carambolas de la vida este equipo efímero y formado ex profeso para este proyecto ha conquistado el edificio de la Judería justo después de que lo hiciera Equipo 57 con la exposición dedicada a sus piezas cordobesas, la que consiguió que Juan Serrano y Juan Cuenca volvieran a trabajar de nuevo juntos muchos años después.

Así que por lo que parece, una retícula de abstracción, tal vez la celosía de una ventana,  atrapó a Fernando M. Romero desde su adolescencia en el Chimeneón para después perseguirlo hasta Londres y allanarle el camino hasta llegar hasta aquí, a su viaje geométrico sureño. Pero, como van a leer, nada es lo que parece.

PREGUNTA. En la exposición anterior a Geométrico Trip South en en Centro de Botí, Equipo 57 en Córdoba, podíamos leer pegado a uno de los ventanales que dan al patio: “El arte es un medio para conocer la realidad. Para ello es necesario, antes que nada, el compromiso del artista con la realidad”. ¿Algo que sigue vigente?

RESPUESTA. Sí, la verdad es que es una frase que describe bastante bien el trabajo de un artista. Yo siempre lo he entendido así. El arte es una forma de explicarte a ti mismo la realidad, luego ya se puede articular de otra manera para transmitirlo al público. Es interesante porque indica que ves la realidad desde una postura concreta y en mi trabajo es casi el cien por cien del trabajo, porque estás jugando continuamente con el punto de vista. Conseguimos ver la realidad tomando decisiones al respecto, no es algo que llega a oscuras si no que es un proceso activo. Esa frase del equipo lo sintetiza mejor que yo.

P. La geometría es la ciencia que estudia la medida de la Tierra. En definitiva, la exploración del mundo exterior. ¿Eso es lo que hace esta exposición?

R. En este caso la geometría y la pintura, en el fondo, es bastante introspectiva y no tiene esa vocación de salir fuera y registrar la realidad. La geometría en esta exposición se termina registrando de una manera indirecta, una especie de membrana en la que vibra lo que está sucediendo. No hace falta querer registrar la realidad porque ésta va a inmiscuirse en tu trabajo quieras tú o no. La geometría funciona como algo que resuena con lo que sucede, dentro o fuera del artista.

"El arte es una forma de explicarte a ti mismo la realidad"

P. ¿De quién fue la idea de esta exposición y de formar este equipo efímero?

R. La idea original, la llamada, fue de José María Báez que me planteó el proyecto y me pareció muy interesante porque son tres artistas a los que siempre he admirado y era una combinación muy natural a la vista de la exposición. Era algo que no hubiese surgido de otra manera.

P. ¿Os habéis puesto fácilmente de acuerdo en todo?

R. En todo no, sería aburridísimo. Hemos sido muy elegantes a la hora de manifestar el desacuerdo. No ha sido conflictivo, ha habido procesos de negociación en los que no estábamos de acuerdo. Todo al final ha sido más largo que lo que se planteaba en un principio y al final ha tenido su parte buena y es que esta exposición ha llegado detrás de la de Equipo 57 y eso es mejor que como estaba planteada al principio. Al final lo que queda es eso. Los desacuerdos en un trabajo que habla del rozamiento, la geometría, de cómo se encaja eso en los distintos espacios creo que tienen su interés también.

P. Precisamente en Equipo 57 estaba la idea de la colectividad como algo que abría la puerta a un arte más político y más social. ¿Sigue ocurriendo ahora?

R. En nuestro caso no tiene esa literalidad a como se planteaba en los 50, 60 e incluso los 70. En primer lugar porque se ha perdido esa conciencia utópica y segundo porque desde los 90 ha surgido un género de arte político, aunque creo que todo arte es político igual que toda persona es política. No creo que haya que acentuar eso en exceso porque pesaría más lo político que el arte en esta construcción.

 "La geometría en esta exposición es una especie de membrana en la que vibra lo que está sucediendo"

P. ¿El arte es capaz de influir en el espíritu de las personas para hacerlas mejores? ¿Puede cambiar el mundo?

R. El arte mejora el mundo constantemente. Lo que ocurre es que no lo hace de la forma directa que uno quiere. No funciona así. Sin embargo, el hecho de que exista el arte, de que se materialicen todas esas vivencias, se decanten, en realidad, porque el arte político tiene a veces una urgencia en la que falta esa decantación que es la que cambia el mundo. El mundo cambia cambiando la percepción de quienes lo habitan, si no no puedes cambiarlo. Enseñar a mirar o a construir esa mirada, o a desconfiar de cómo vemos o asumimos ciertas cosas, eso está cambiando continuamente el mundo.

P. ¿Cuál es la mayor enseñanza que te ha dado trabajar en este equipo de Geométrico Trip South?

R. (Se lo piensa) No sé, me ha hecho probablemente madurar porque ha habido algunos golpes que hemos tenido que superar. Yo estando fuera me he visto dividido, he vivido ese proceso de decantación tal vez de otra manera, dejando que las cosas llegaran donde tenían que llegar y si no llegaban sería porque no tendría que ser así [la exposición tenía previsto inaugurarse el pasado mes de junio y finalmente se pospuso seis meses]. Al final ha salido como tenía que salir. He domesticado la paciencia y encima estando fuera, que estás a otro ritmo. Incluso llegué a plantearme desvincularme, pero he aprendido esa constancia, esa paciencia y luego a nivel artístico he aprendido a ver los cruces que se producen entre nuestras obras y estos días de montaje han sido como una lección magistral, continuamente reevaluando tu trabajo a la luz de otra persona con la que trabajas en un ámbito común a pesar de las diferencias. Cómo cada artista concibe la escala, su relación con las distintas obras y con el espacio… de eso he aprendido un montón estos tres días. Y eso es algo muy constructivo.

P. Sobre todo eso discutía mucho Equipo 57 precisamente, sobre la belleza y el espacio plástico...

R. Creo que ninguno de nosotros ve la belleza como un objetivo a perseguir, por eso tal vez haya primado más el espacio plástico. Si la obra termina siendo bella, muy bien, pero no es el objetivo final. Esa belleza tal vez radique en esa honestidad, en la continuidad de un sistema ideado por el artista. Hace poco leí una frase que se aplica mucho a la geometría y es que desde el siglo XX los pintores no pintan cuadros sino que diseñan o generan máquinas conceptuales que producen cuadros, obras, objetos o formas, llámalo como quieras. Ese cambio entre pintar un cuadro o definir una serie de reglas que si las aplicas van incluso evolucionando. Es un proceso muy generativo de trabajar que tiene también mucho que ver con la música, con la repetición. Tal vez de ahí puede surgir la belleza, pero es de esa limpieza conceptual o de ese sistema más que de la obra como algo que busca la belleza.

"Todo arte es político igual que toda persona es política"

P. Estamos rodeados de combinaciones geométricas con las que convivimos, en los objetos, en la naturaleza... Sin embargo, a muchos aún les asustan estas combinaciones dentro de un museo o sala de exposiciones.

R. Sobre eso hay mucho que hablar, porque una cosa es el desconocimiento que hay en Córdoba de muchos de sus artistas, incluso del patrimonio y de la cultura que tenemos. Hay una parte activa que tendría que hacer el ciudadano y otra de mediación que tendrían que hacer las instituciones, que muchas ya están haciendo pero se podría hacer mucho más.

P. ¿Y los artistas qué podríais aportar?

R. No es nuestro trabajo mediar. Mediamos en la propia obra, que es una condensación de lo que está pasando en ese momento. No debe tener una intención didáctica porque ya sería otra cosa, de otro tipo. Aquí en Córdoba se habla mucho de sacar el arte a la calle, es como un mantra que vuelve. Se han hecho cosas interesantes pero llegó un momento en que se pasó de algo que sumaba, lo de romper el cubo blanco para atraer público a las salas, un espacio más riguroso y controlado aunque cada obra requiere un espacio distinto, pero si tú solo quieres sacar el arte a la calle estás limitando el trabajo de un 80% de los artistas que no se amoldan a ese formato. ¿Y qué hacemos? ¿El artista cambia su forma de trabajar porque políticamente interesa sacar el arte a la calle? El artista no se rige por lo que conviene o interesa o por lo que sería socialmente más interesante, algo que no creo. Puede ser algo que puntualmente sume pero tiene que tener también una infraestructura abierta al público y gratuita. Porque creo que ya no quedan galerías [de arte] en Córdoba, ¿no?

P. No, ni una. ¿Pero no te resulta extraño que una ciudad que ha dado a Equipo 57, a Espaliú y a otros muchos artistas importantes de la contemporaneidad no tenga el hábito cultural del arte de nuestro tiempo pegado a su piel?

R. Me resulta extrañísimo. Tan extraño que me tuve que ir de aquí.

P. ¿Ese fue el motivo?

R. En parte sí. Si Equipo 57 no ha conseguido aquí que cale su trabajo en la sociedad cordobesa, que ha calado mucho pero a la vez existe mucho desconocimiento. Yo que soy más joven y estoy en ese punto, digo, bueno, si voy a invertir esa energía y ese esfuerzo, a lo mejor no es el lugar. Ellos también se fueron.

P. Pero volvieron.

R. Volvieron, siempre se vuelve.

"El arte mejora el mundo constantemente, lo que ocurre es que no lo hace de la forma directa que uno quiere"

P. ¿A ti te devolverá el Brexit a Córdoba?

R. Bueno, lo están intentando pero soy más rápido. Al final, sí, claro, puedes volver. Córdoba es fantástica para volver, me encanta volver a Córdoba pero para eso hay que estar fuera. Volviendo al desconocimiento, puede ser que mucha gente no sea consciente de lo que se está perdiendo. Fíjate, cuando sales valoras de otra manera tu patrimonio. Cuando expuse en Berlín, que fue una individual en una galería, allí hay mucha población turca y mucho intelectual turco y precisamente un escritor turco vino a la exposición y me llamó la atención sobre la similitud que tenía mi obra, o la herencia, con el arte islámico en Andalucía. Fue algo que en la vida había pensado, que mi obra tuviera relación con eso.

P. ¿Tú no ves las celosías en tus obras? Porque yo es lo primero que veo.

R. Pues (risas), yo veo en mi obra la repetición de algo que termina haciéndolo invisible. Nosotros estamos constantemente asumiendo cosas que repetimos cada día y que ya no vemos. El arte por eso es una herramienta privilegiada para poner la atención en cómo vemos y decir, cuidado, no todo es lo que parece, no todo funciona de una manera tan literal o encaja tan bien como parece. El arte se posiciona en ese punto de rozamiento o en las cosas que no encajan, por eso la geometría es tan importante para el arte. Entonces en aquella exposición en Berlín yo le dije a aquel tipo que nunca había pensado en eso, pero es verdad que soy de Córdoba y estudié en Granada (risas).

P. No hay más preguntas, señoría.

R. Claro, el tipo me miró como diciendo, ¿de verdad has tardado tanto en llegar a esta conclusión? Realmente es algo que sabes que está ahí pero de lo que no eres consciente. Cuando estás dentro cuesta ver las cosas. Por eso hace falta la mediación, enfocar esa mirada.

"Este proyecto me ha hecho probablemente madurar porque ha habido algunos golpes que hemos tenido que superar"

P. De hecho, en el texto de la exposición, que también es colectivo, decís que huís de la territorialidad, pero en el título está la palabra south.

R. A mí es a quien mejor se le aplica porque vengo de Londres y era un auténtico viaje al sur. Ellos estaban aquí o en Sevilla. Es el tema del compromiso con la realidad y uno viene de donde viene. Es distinto producir en Londres que aquí, el ritmo es distinto, ni mejor ni peor, pero te contagia. Para mí el artista es como una membrana que vibra con todo lo que tiene alrededor. Si el trabajo es honesto y continuado esa vibración se irá retroalimentando y se irá materializando de forma más potente en la obra de ese artista. Por eso no hay que impostar o forzar el compromiso o el discurso a priori, porque se pierde esa capacidad de resonancia.

P. ¿Qué tenéis en común los cuatro artistas?

R. No sé, la forma de entender la geometría como punto de partida más que como meta. Más bien la geometría es un punto de partida a la que sometemos distintos procesos de acumulación, de repetición, desgaste, rozamiento.... cada uno actúa de manera muy distinta e incluso el propio artista en distintas series. Tenemos esa visión más irónica o distanciada de la geometría, un poco más consciente de lo engañoso que puede ser, a pesar de que se relacione con la exactitud y la precisión. En la instalación del patio he hablado de esos límites, de esa incapacidad de repetición, de explorar qué sucede cuando eso empieza a fallar. Eso es lo que creo que nos une, quizás ellos te dirían otra cosa.

P. También decís que el asunto de la mixtura generacional no es digno de destacar en esta exposición porque es algo que está superado. Yo no sé si estoy tan de acuerdo con eso porque no es muy común ver equipos de artistas o un proyecto artístico que mezcle a artistas de diferentes generaciones.

R. Sí, eso es lo que te decía al principio de por qué me pareció muy interesante el proyecto, porque se salía del canon estipulado. Es un poco triste que esto no sea la norma y sea algo excepcional. Se han hecho cosas, pero del tipo traer a una figura para contextualizar el trabajo de artistas más jóvenes, como se hizo con Dalí en la Bienal de Venecia, figuras ya fallecidas y que son casi un cliché, pero no se hace con artistas que están trabajando al mismo nivel que otros más jóvenes. A mí eso me parece atractivo y, además, creo que está sobrevalorado el efecto de la novedad en el arte. De hecho, la geometría se asocia mucho con el progreso y nosotros sabemos que el progreso es bastante más engañoso de lo que parecía. Antes podría tener un sentido porque se pensaba que el progreso superaría a lo anterior, pero ahora sabemos que eso no es así, que quizás no estamos mejor que antes. Entonces, ¿por qué los artistas de hoy o de mañana van a superar lo que ya se ha hecho? Añaden en un patrón de red, en una celosía, aludiendo a mi trabajo. Llenan huecos pero no están en una línea que avanza por encima de los que les precedieron.

"Cómo cada artista concibe la escala, su relación con las distintas obras y con el espacio… de eso he aprendido un montón estos días"

P. ¿Esta es tu primera exposición sin comisario?

R. Uf, no lo sé. Esa figura es muy elástica.

P. Tal vez es al contrario, esta es una exposición con cuatro comisarios.

R. Sí, más bien es eso, aunque parezca mentira. Hay comisariados con mucha presencia y entidad que hacen exposiciones de autor de ese comisario, mientras otros son de acompañamiento, de carácter más de logística o espacial.

P. Y en este caso, ¿la sangre nunca llegó al Guadalquivir?

R. No, no, no, todo ha sido muy elegante y muy cordial, también muy instructivo. El resultado ha quedado muy bien y no ha habido conflictos que resolver al montar la exposición. Había un trabajo de base muy bien hecho antes de llegar hasta aquí.

P. ¿Nadie ha llevado la voz cantante?

R. Hombre, José María [Báez] ha tenido un papel más protagonista por una razón logística, era el único que estaba en Córdoba. Entonces, las decisiones del espacio y la configuración de la sala, aunque las ha consultado, han sido tomadas por él.

"Ninguno de nosotros ve la belleza como un objetivo a perseguir"

P. Su huella está presente en el espacio, en ese muro lleno de citas literarias que llamáis muro teórico.

R. Hombre, evidentemente, él imprime su huella, como debe ser. No buscamos una asepsia ni cuotas ni nada de eso. Él inició este proyecto, nosotros nos sumamos y hemos traído nuestro enfoque. Todo los hemos resulto juntos.

P. El edificio del centro Botí forma parte de la exposición, algo que ya se está convirtiendo en un clásico, y antes aludías a tu intervención en el mural patio. ¿Viste el espacio y te conquistó?

R. Bueno, al principio a mí me ofrecen esa posibilidad y fue un reto, algo que te atrae y te asusta al mismo tiempo. Porque yo había intervenido anteriormente o en espacios míos o en espacios neutros, no en uno tan condicionado como este, con unos puntos de vista muy complicados y a mí me gusta tener el control inicial y después jugar, y eso no se daba aquí por muchas razones, logísticas y espaciales. Aún así, a lo mejor siendo inconsciente, decidí aceptar el reto y me di cuenta que el sentido que tenía intervenir aquí era asumir esa falta de control. Empecé a pensar en sistemas que pudieran habitar esa retícula dada, de manera que jugara con ese fallo. Empecé a hacer un proceso de transferencia de la imagen de un soporte a otro con materiales destinados a fallar. Repitiendo esa imagen en las 24 piezas que forman ese paño se creaba siempre una imagen distinta en cada pieza, era imposible transmitir esa geometría de manera fiel. Son 24 fallos dispuestos sistemáticamente en esa fachada.

Quise que fuera esa secuencia porque me interesaba mucho que fueran 24, por eso se llama 24 frames, porque los puntos de vista, desde abajo, desde la sala, desde el lateral, hacen difícil tener una visión unitaria, la luz cambia, eso forma parte de la falta de control, y al ser 24 me llamaba la atención ese recorrido que se realiza, una imagen que se activa cuando tú la recorres, hay un factor temporal en esa intervención. No es llegar y verlo, sino empezar a verlo y hacerlo mientras recorres el espacio. Esos 24 frames ya juegan con el concepto de marco y esos roces que pueden saltar, pero es una alusión al carácter temporal del cine y el video en esos 24 frames por segundo y cómo 24 imágenes estáticas crean la ilusión de movimiento, un movimiento que no existe y que surge de esa convención.

"Creo que está sobrevalorado el efecto de la novedad en el arte"

P. ¿Se quedará ahí por más tiempo una vez que finalice la exposición?

R. Ese es otro factor temporal que no controlo, pero a mí me gustaría que se quedara. No está pensado ese material para ser permanente, pero sí me gustaría que tuviese algo más de vida, tal vez hasta verano. Pero eso ya no depende de mí.

P. Los artistas siguen trabajando honestamente y avanzando en Córdoba a pesar de que la ciudad tenga otras prioridades. ¿No te parece una pequeña heroicidad esa resistencia artística?

R. Sí, es admirable que haya gente que mantiene la llama encendida. Siempre estoy en contacto con ellos, con la comunidad artística de aquí, porque ahora es fácil, ya no es como antes. Si yo puedo venir ahora y hacer este trabajo es gracias a ellos, a quienes han luchado y luchan por generar un ecosistema en torno al arte contemporáneo en y desde Córdoba. Nombres como el de José María Báez, Tete Álvarez, presidente de la UAVA, Nieves Galiot, Beatriz Sánchez, que abrió la sala del Limbo y ahora está fuera, Óscar Fernández, Jesús Alcaide, Ángel Luis Pérez Villén, Javier Orcaray, Gaby Mangeri… gente que se empecina en que se puede hacer aquí en Córdoba y traen a gente de fuera, ponen en valor lo que se hace aquí y eso es necesario. Tiene que haber gente que salga, que vuelva, que traiga, que lleve fuera. Lo que hizo Equipo 57, Pepe Espaliú y lo que hacemos muchos otros.

"El artista no se rige por lo que conviene o interesa o por lo que sería socialmente más interesante"

P. ¿Has visitado el C3A?

R. Sí, lo he visitado. Creo que potencialmente puede suponer algo muy positivo y eso hay que materializarlo, algo que no se hace de un día para otro. Por fin está en marcha y ahora empezamos a ver sus posibilidades. Me gusta que ocupe un sitio distinto y complementario a un centro como este [el centro Botí]. En Córdoba necesitamos distintos círculos que se complementen, necesitamos crear un tejido. Me parece aún más increíble que el hecho de que alguien no conozca a Equipo 57, es que Ayuntamiento y Diputación no se apoyen mutuamente en inauguraciones, en proyectos de carácter cultural más allá del apoyo institucional. Aunque no sea tu área o tu institución el beneficio es para todos. A ti no te va a ir bien si al resto no le va bien.

Una de las cosas que me ha llamado la atención siempre es la extremada politización de la cultura y la gestión cultural en España. Córdoba no ha sido ninguna excepción dentro de ese panorama. Sin embargo, en otros países donde las artes y la cultura gozan de mejor salud y de mayor soporte vemos que la gestión de la misma corresponde a los propios profesionales de cada campo. En Reino Unido o en Alemania las decisiones las toman organismos como el Arts Council, compuesto por miembros destacados de diversas disciplinas. Allí son muy conscientes de la distancia necesaria entre dedicar fondos y recursos a la cultura por un lado, que sería la labor de los gobiernos o los políticos, y la gestión por otro lado de esos recursos, que debería recaer en profesionales cualificados y con conocimiento del campo a gestionar. En España, aunque se ha avanzado mucho recientemente, aún seguimos viendo la política cultural como un instrumento a disposición de quien ostente el poder en ese momento en vez de verlo como algo que está muy por encima de vaivenes políticos y de intereses partidistas. El tiempo de la cultura es mucho más amplio, por eso una cultura que se mida en legislaturas de cuatro años como ha ocurrido en España (y en Córdoba) es una cultura condenada a lo superficial y a la volatilidad.

P. Tú que ves la ciudad a fogonazos, cada vez que vuelves, ¿cómo crees que está evolucionando la imagen visual de Córdoba?

R. El C3A es quizás el avance más importante a nivel arquitectónico. Es tan positivo de hecho que se puede imponer sobre el contenido.

"Resulta tan extraño que Córdoba no tenga el hábito de la contemporaneidad que me tuve que ir de aquí"

P. ¿Un espacio como este puede desligarnos de la imagen tan apegada al pasado que tiene la ciudad?

R. Sí, ese es su objetivo y su éxito se medirá en si consigue eso y no. Yo, como alguien que vuelve por temporadas, por un lado me encanta ver aquí exposiciones, obras, artistas y espacios similares a los que me fui a buscar fuera, tan similares que no tienen nada que envidiarles. Pero también valoro lo que no cambia, que a veces es lo que te hace volver. Estar aquí montando esta exposición y poder salir a darte una vuelta por el Patio de los Naranjos o la Mezquita es algo que no tienes en Londres. Creo que no es excluyente. Para cambiar esa imagen que tú dices tenemos que entender cómo se relacionan esos dos polos, el patrimonio y la tradición con la cultura que se hace hoy y cómo eso puede cambiar nuestra mirada sobre el patrimonio. La influencia mestiza en mi obra, que puedo ser un hijo bastardo de la herencia islámica, a través de la abstracción de una geometría no matemática que se modula, y del Equipo 57 por otro lado, hace que yo no vea esa distinción, son dos concepciones muy interesantes que tenemos aquí y que no se dan en otro lado, cada una en su momento y su contexto. Y no entiendo por qué tiene que primar una sobre la otra. Ahora mismo tenemos la madurez suficiente para saber que la novedad por la novedad si no se sostiene sobre algo que nos hace diferentes será algo clónico. Tenemos cosas muy especiales y sobre eso hay que trabajar para construir desde aquí.

P. Como Equipo 57 ha estado muy presente durante toda la conversación, me gustaría acabar con una reflexión que Juan Serrano hizo en una de estas entrevistas de domingo. Dijo que le gustaría que hubiese una especie de recogida, un vaciado en el mundo del arte.

R. Puedo entender por qué lo decía. Es algo que me pasa a mí, que soy mucho más joven. Es esa sensación de hay demasiadas cosas, una intención demasiado grosera de llenarlo todo con un mensaje demasiado intencionado, de querer hablar de tu libro. Cuando el arte, entiendo, desde el punto de vista que decía Juan Serrano, tiene esa capacidad de detener la mirada, el tiempo, las cosas y trabajar más creando espacios donde el tiempo y la mirada suceden de otra manera. De vaciar, de detener las cosas y trabajar más por sustracción. La geometría y la abstracción tiene mucho de eso, de ese vaciado de lo referencial. ¿Cómo podemos articular ese vacío y qué dice de nosotros? Hoy día pasa en todos los ámbitos, está todo lleno. El almacenamiento del iPhone está lleno, los discos duros están llenos. Todo es acumulación y mi trabajo habla de eso, de esa superposición constante de lo mismo. De hecho, ahora estoy trabajando de una forma más sustractiva, con la eliminación de determinados elementos porque si aquí da la sensación de que todo está lleno, imagínate en Londres.

"Veo en mi obra la repetición de algo que termina haciéndolo invisible"

P. Porque la obra cambia dependiendo de donde estés, ¿verdad?

R. Sí, nos gustaría creer que la dirigimos nosotros y va donde queremos pero no es así. El que quiera puede mantener esa ilusión pero yo he llegado a la conclusión de que no es así. La obra en Londres tiene otro ritmo, la forma de producirla es distinta, de comentarla. En Londres la sensación del tiempo, de la prisa, de lo lleno es distinta y eso hace que mi obra cambie, estoy variando cosas y vaciando.

P. A lo mejor Juan lo que quiere decirnos es algo tan vitalista como que todo está por hacer.

R. Claro, aquí está todo por hacer. Pero para hacer eso hace falta un folio en blanco, pararse y crear un espacio vacío para poder hacer. O al contrario, rascar lo que ya hay y llegar al folio en blanco. Pero desde luego todo está por hacer.

 "Es admirable que [en Córdoba] haya gente que mantiene la llama encendida"

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