Carmen Quintero, agricultora: “Solo queremos vivir dignamente”
Su abuelo era agricultor. Su padre cuidaba becerros desde que tenía cinco años. Y ella se crió aplastando algodón en el remolque. Lleva la agricultura en las venas. Literalmente. “Me daban un cubito chiquito para coger aceitunas. Y he ido a recoger sandías”, asegura sobre los años tiernos de su infancia. Ha conocido las alegrías de la tierra, pero también sus angustias. Como la catástrofe de la sequía del 92. “Recuerdo la incertidumbre de mis padres cuando no podían sembrar en la finca. Todo eso se palpaba en casa. Estaba en el ambiente”. Quizás por esa razón quiso volar del pueblo y estudió una carrera en la Universidad de Málaga. Aunque acabó años después al frente de la finca familiar, cuyas tierras arrendó a sus padres cuando se jubilaron.
Ahora tiene una plantación de espárragos, parte de los cuales vende en fresco y el resto los dedica a la exportación. “Un día en mi vida es frenético”, detalla. Se levanta con frecuencia a las seis y media de la mañana, desayuna y una hora después ya está en el tajo. Emplea a tres jornaleras como fijas discontinuas y en los tres meses y medio de campaña hay días en que saca 200 kilos de herbáceas. Antes combinaba los espárragos con las sandías y los melones, en la época estival, pero la pertinaz sequía y la escasez de agua ya no lo permite.
Es secretaria provincial de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) desde 2013. Un día su padre la llevó a una asamblea de agricultores en Puente Genil. Era la única mujer joven, tomó la palabra, lanzó algunas propuestas y el cargo le cayó en la mano como fruta madura. Son las diez de la mañana en la sede de COAG de la Avenida del Aeropuerto y acaba de llegar procedente de su pueblo.
Se han concedido regadíos de forma desorbitada
PREGUNTA (P). ¿Lo del campo qué es: una fiebre o una pulmonía?
RESPUESTA (R). Es algo que viene ya agravado con el tiempo. No es una cosa que digas: “Me he levantado, me ha dado fiebre y voy a salir a cortar una carretera”. Viene provocado por una situación prolongada en el tiempo donde se ha dejado al sector primario en el último punto de las agendas de todos los políticos. No le dan prioridad y es un tema prioritario. Porque es la producción de alimentos. Hay una situación de hartazgo que ha durado mucho en el tiempo.
P. Dígame las tres claves de la protesta.
R. La pérdida de la rentabilidad es fundamental. El tema de los mercados y las producciones que vienen de terceros países. Y la burocracia de la PAC. Es que se han pasado siete pueblos con esta reforma.
P. ¿Quién tiene culpa de la falta de rentabilidad?
R. Quien permite que no se establezcan unos parámetros de los costes de producción y la formación del precio en unas condiciones dignas con las que los agricultores y los ganaderos puedan vivir. Lo que no puede ser es que tú compres la semilla de patatas a ochenta céntimos, llegue la hora de la recolección y no te la paguen ni a veinte céntimos. Con todos los costes y la complejidad que tiene producir alimentos en una etapa de sequía como la que llevamos.
P. Usted cree que los precios tienen que estar intervenidos.
R. Yo no digo que los precios se tengan que intervenir, pero los mercados, de vez en cuando, hay que ordenarlos. Lo que no puede ser es que los consumidores se estén quejando cada vez más de lo que le cuesta la cesta de la compra y aquí se esté trabajando para los fondos de inversión y la distribución. Y no se esté en ningún momento mirando por la conservación del empleo y la actividad agraria. Eso tampoco se puede consentir.
P. El mercado no ordena racional ni justamente los precios.
R. No. Hablará con la otra parte de la cadena y le dirán lo contrario. Pero nosotros no entendemos cómo la naranja está al precio que está en el supermercado y se la estén pagando al agricultor al precio que se la están pagando. No entendemos cómo se están cayendo los limones de los árboles porque no se pueden coger por el precio y vengan limones de Sudáfrica. Hay una gran hipocresía en la Unión Europea. Por un lado, quieren una PAC más verde, medioambientalmente hablando, y eso genera un sobrecoste en nuestra actividad, además de que es contraproducente. Porque si tú me pides una cubierta vegetal en plena sequía entra en competencia con la viña y con el olivo ¿Qué sentido tiene? Se han pasado siete pueblos y han ido a apretar cuando peor estamos.
P. ¿Quién se queda con los márgenes?
R. Con los márgenes se quedan quienes mueven los hilos.
Mis espárragos se consumen en Alemania y aquí comemos los de Perú
P. ¿Quién mueve los hilos?
R. Pues quien tiene la pasta y el poder.
P. ¿Y esos quiénes son?
R. Los dueños de grandes empresas. Los iluminados como le llamamos nosotros. Y hay quien les dice los piratas comerciales. Estamos cansados. Hay una ley de la cadena agroalimentaria y, sin embargo, no se han actualizado los costes de referencia.
P. ¿A quién teme más: al lobby ecologista o a los fondos de inversión?
R. A los dos.
P. ¿Usted, como agricultora, se siente ecologista?
R. Yo soy ecologista. Si me encuentro una liebre chiquita la dejo donde está. Si me encuentro un nido de pájaro lo dejo donde está. Esa rama no se toca. Hay gente que sale a hacer senderismo y tira botellas de plástico. A mí me gusta que mi entorno donde trabajo esté limpio. Es que nosotros somos garantes de que el medio ambiente funcione porque somos los primeros interesados en que nuestro ámbito de trabajo esté limpio. En mi explotación vas a ver hormigas, vas a ver liebres, vas a ver pájaros, vas a ver serpientes porque procuramos que esos animales estén en su ecosistema.
P. ¿La ley de la cadena alimentaria funciona?
R. No funciona porque no se ha dotado presupuestariamente. Tenemos una declaración de buenas intenciones, pero no se ha dotado de recursos para que pueda funcionar. Nosotros necesitamos que se tomen en serio la ley de la cadena alimentaria.
P. ¿Qué presupuesto hace falta para cumplir el objeto de la ley?
R. Yo no le sabría decir una cifra de lo que haría falta dotar de presupuesto esa ley, pero, a veces, no es cuestión de dinero, sino de establecer un listado de costes de producción. Un compañero ganadero decía el otro día: “Es una vergüenza que a mí me obliguen a firmar en un contrato un precio cuando luego no me están respetando mis costes de producción”. Es que es muy sencillo hablar del big data, de la revolución de las tecnologías y que el Ministerio de Agricultura, a día de hoy, sea el que esté más obsoleto porque es incapaz de poner en marcha un registro de contratos digitales donde se pueda saber de primera mano quién está incumpliendo esa ley de la cadena.
El sector primario es el último punto de la agenda política
P. La ley de la oferta y la demanda no funciona en la agricultura.
R. No funciona. Y nosotros no tenemos las mismas condiciones ni contamos con las mismas oportunidades que los productos que vienen de terceros países. Que tampoco queremos producir en esas condiciones. Nosotros vivimos en un Estado de derecho y creemos que las leyes están para cumplirlas. Pero hay que exigirle lo mismo a los que vienen de fuera.
P. ¿Qué le pide al ministro de Agricultura?
R. Que si es incapaz de resolver el problema que se vaya a su casa. Eso es lo que le pediría. Porque llevamos años topándonos con un muro de hormigón.
P. ¿Y a la consejera del ramo qué le pide?
R. A la consejera de Agricultura le diría que se tome en serio los decretos de sequía. Y que los dote de presupuesto para ayudar a todos los sectores que están afectados. Hay comunidades autónomas que han destinado presupuesto y han agilizado el tema de los pagos de las ayudas y esta Consejería no está a la altura cuando la gente lo ha necesitado.
P. ¿Las políticas climáticas son el enemigo?
R. Lo que hace falta es que las políticas que se lleven a cabo sean coherentes. Aquí no podemos decir que las vacas contaminan, que la agricultura contamina, y más contamina un barco trayendo toneladas y toneladas de alimentos. ¿Eso por qué no se regula? ¿Por qué no se controla? Porque eso también es contaminación del medio ambiente. Lo que hace falta es coherencia. Si se establecen políticas que sean para mejorar el medio ambiente y paliar ese cambio climático sean ustedes coherentes y aplíquenlo en más sectores.
P. ¿Usted cree en la agricultura de cercanía?
R. Yo sí.
P. ¿Y cree que la mayor parte de los agricultores la defiende?
R. Evidentemente hay cultivos y sectores que no pueden ser de cercanía porque si te vas a Jaén o a Córdoba cada vez hay más producción de aceite de oliva. De aceite podrás hacer una parte de consumo de cercanía, pero cuando tienes un monocultivo como ese no te queda más remedio que venderlo fuera. Se ha roto el equilibrio. Aquí teníamos en Córdoba un mapa de cultivos que era envidiable. Teníamos sectores y todo tipo de cultivos. Y, sin embargo, en los últimos años eso ha desaparecido. A mí cada vez me cuesta más trabajo buscar una tierra en calma para poder sembrar hortícolas. Si yo quiero ampliar mi producción, no tengo donde arrendar tierras porque todo es monocultivo del superintensivo.
En la agricultura no funciona la ley de la oferta y la demanda
P. El olivo se está quedando con todo.
R. Se está quedando con todo y no hay agua para regar tanto olivo.
P. Cada producto que consumimos en la frutería ha recorrido entre 2.000 y 3.000 kilómetros de distancia. ¿Qué disparate es este?
R. Eso es a lo que nos ha llevado la llamada globalización. Mis espárragos no los consumen los españoles.
P. ¿Quién los consume?
R. Los alemanes. Los franceses. Esos son los que comen nuestros espárragos. Los espárragos producidos por nosotros van todos fuera. No se quedan en España.
P. ¿Y nosotros qué espárragos consumimos?
R. Los que vienen de Perú.
P. ¿Y por qué hacemos esos intercambios tan extraños?
R. Porque esto está estructurado de manera que los productos tienen que viajar tantísimos kilómetros y pierden sus propiedades naturales. Porque no es lo mismo que tú cortes un espárrago hoy y hoy mismo lo tienes en tu frutería más cercana. No tiene nada que ver. A mi finca viene gente a comprar espárragos los fines de semana y tengo que parar de cogerlos porque me piden por favor que se los venda. Y yo aquí no vendo espárragos. Pero me insisten: “¡Por favor, que me han hablado muy bien de estos espárragos y los del supermercado no son así!”. Eso se llama producto de cercanía.
P. ¿La soberanía alimentaria es una quimera?
R. Pues no deberíamos de verla como una quimera. La soberanía deberíamos de verla como una necesidad, si queremos sanar todas las enfermedades que estamos descubriendo cada día. Y es por la forma en cómo nos alimentamos. Ahora queremos comer fresas o melocotones todo el año. Se ha perdido la temporalidad de los productos. Eso también va contra natura.
La extrema derecha no tiene ni idea del sector agrario
P. ¿Quién tiene que ordenar todo este desatino?
R. Se tendrán que poner de acuerdo los gobiernos porque la ciudadanía está enfermando. Y cada vez hay más enfermedades. Y hay que tomarse la soberanía alimentaria como una prioridad en la agenda de todos los políticos igual que sean de una ideología o sean de otra. Pero se lo tienen que tomar en serio. El tema de la alimentación no es para especular y ganar dinero. De hecho, yo si quisiera ganar dinero me hubiera metido a programadora o a inversora, pero es que a mí no me interesa ganar dinero. Yo lo que quiero es vivir dignamente.
P. ¿Y vive dignamente?
R. No. Ahora mismo mi actividad no es rentable.
P. ¿Usted pierde dinero?
R. Yo he perdido dinero esta campaña pasada. Le he pagado hasta al último proveedor y al último trabajador y estoy al día en la Seguridad Social. Ahora: no me preguntes si tengo para comer dentro de dos meses.
P. ¿Ecología y agricultura caben en la misma ecuación?
R. Caben en la misma ecuación, pero esa ecuación es complicada.
P. ¿Por qué?
R. La ecología es compatible con la agricultura. De hecho, muchos agricultores de convencional se han pasado al ecológico. Pero para ser ecológicos necesitamos tomarnoslo en serio. Yo no puedo ser ganadera ecológica porque a mí no me garantizan que haya piensos ecológicos. Entonces me parece una hipocresía pagar para que me pongan un sello de que mi carne es ecológica cuando yo no la he podido alimentar con pienso ecológico en una parte del proceso de engorde. Y eso es otro debate que levanta ampollas. Pero eso es así. Aquí no podemos hacer que las certificadoras de ecológico se conviertan en un negocio cuando eso tendría que estar gestionado de otra forma. Y garantizar que desde el principio de producir un alimento hasta el final todo haya sido ecológico. Conozco a muchos agricultores que están superimplicados en la producción de alimentos ecológicos, pero se topan con una triste realidad. Tiene que haber un precio que marque la diferencia con el producto convencional
Si el ministro de Agricultura no es capaz de resolver el problema que se vaya a su casa
P. ¿Los productos agrícolas de terceros países son competencia desleal?
R. Totalmente. Empresas españolas se van a Marruecos y están produciendo a más bajo coste sin garantías sanitarias, sin controles de ningún tipo y haciendo prácticamente lo que les da la gana. Y no hay nadie que ponga orden.
P. Nos estamos haciendo trampa al solitario.
R. Sí. ¿Y por qué eso no se investiga? A mí me parece muy bien que tiene que haber buena relación entre los países. Pero una cosa es que se tenga buena relación entre los países y otra cosa es que seamos tontos.
P. ¿No hay cláusulas espejo?
R. No hay cláusulas espejo porque hay a quien no le interesa que existan esas clausulas espejo.
P. ¿A quién no le interesa?
R. Pues yo creo que Luis Planas tiene que tener amigos en algún fondo de inversión.
P. ¿Usted cree?
R. Que un ministro sea de Agricultura y no esté mirando para que el sector primario sea rentable y garantizar su supervivencia, a mí me da que pensar que este hombre tiene acciones o algún fondo de inversión. Que no lo sé.
P. Las políticas comunitarias son las que permiten que entren productos de fuera.
R. ¿Entonces en Francia por qué funcionan de otra manera? Y es también un país de la Unión Europea.
No hay agua para regar tanto olivo
P. Francia se está quejando por lo mismo que los agricultores españoles.
R. Francia se está quejando ahora, pero ha estado muchos años en que lo primero son los productos que se producen allí y luego, si no hay, se traen de fuera.
P. Los franceses dicen que son los agricultores españoles los que tienen unas condiciones fitosanitarias distintas.
R. Eso no es así porque tenemos las mismas normas que tienen los franceses. Como agricultora, he sufrido que la UE prohíba materias activas y mis cultivos estén enfermos sin que yo los pueda sanar. No sé en qué se basan los agricultores franceses para decir eso. Quizás hay algún interés en echarnos a pelear entre los agricultores de los dos países, que eso es otra estrategia también. Estamos a las puertas de unas elecciones europeas e interesa desviar la atención de lo verdaderamente importante: que es una reforma de la PAC nociva para el modelo profesional agrario.
P. ¿Hay agua para todos?
R. No hay agua para todos.
P. Los expertos auguran un descenso entre el 5% y el 20% de pluviometría en la cuenca mediterránea para los próximos años.
R. Eso forma parte del cambio climático y de lo que nos espera.
P. Tenemos menos agua y más regadío.
R. Y más que quieren poner.
P. ¿Y cuál es su opinión?
R. Que las cosas no se han hecho bien.
La soberanía es una necesidad si queremos acabar con las nuevas enfermedades
P. ¿Qué no se ha hecho bien?
R. Ha habido una forma de conceder regadíos desorbitada. Entre las provincias hay grandes agravios históricos, ahora han llegado las restricciones y no hay agua para todos. A esto le tienes que añadir el cambio del mapa de cultivos. Que digan que siembran olivos porque no necesitan agua es mentira. El olivo es un ser vivo y, si no bebes agua, ¿qué pasa? Que te mueres, ¿no? No se puede engañar a la gente.
P. ¿Sobra regadío?
R. Tal como estamos no sobra regadío. Lo que hace falta es gestionar bien el agua que hay. Hay regadíos que tienen derechos adquiridos y no se les pueden quitar. Yo llevo años que no puedo cultivar las 16 hectáreas que tengo.
P. ¿Por qué?
R. Porque no tengo agua.
P. A usted le dan una cantidad de agua anual.
R. Claro. Y con ese agua no tengo para producir lo que producía hace ocho años. Ni de lejos.
P. ¿Por qué?
R. Porque si yo sembraba en una finca habas y luego melón para el verano, no puedo hacer hoy eso. No tengo la misma agua. Tengo el 80% menos. Y pago lo mismo de impuestos.
P. María José Polo, vicerrectora de la Universidad de Córdoba y experta en gestión de agua, dice lo siguiente: “Tenemos más regadíos del que podemos abastecer de forma segura”. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?
R. Porque hubo una etapa de auge de los regadíos y todo lo que se haya hecho de forma desmesurada afecta a lo que está pasando ahora mismo. Si en una provincia se han dado hectáreas y hectáreas de regadíos cuando había agua sin tener en cuenta los periodos prolongados de sequía algo se ha hecho mal. ¿No? Córdoba es la provincia que más agua almacena y la que menos superficie de regadío tiene.
Se ha perdido la temporalidad de los productos y eso va contra natura
P. Almacenamos agua para otras provincias.
R. Claro.
P. En la agricultura, ¿regadío o muerte?
R. Cuando tú llevas ya años con una sequía persistente se muere hasta el ganado. Hay ganaderos que sacrifican el ganado y agricultores que siembran una quinta parte de su superficie. Hay agricultores que o guardan el agua para los olivos o no tienen aceitunas para la campaña.
P. El regadío es más rentable que el secano.
R. Evidentemente. Pero también tiene más costes que el secano.
P. Los agricultores prefieren el regadío.
R. Pero cuando llega un periodo de sequía, ¿qué familia está ocho años sin producir y sin generar una renta? Los del secano llevan años agonizando. Con estos períodos tan prolongados que no cae ni una gota de agua, esos olivos están condenados a desaparecer. En este contexto, o riegas algo, o te cae agua de lluvia, o tú vas a morir.
P. El olivar superintensivo está ganando por goleada en la campiña.
R. Sí.
P. ¿Los cereales han dicho adiós en Córdoba?
R. Triste realidad pero es así. Cada vez hay menos superficie dedicada a ese cultivo.
Hay a quien no le interesa las cláusulas espejo con terceros países
P. ¿Qué tiene que hacer el Gobierno y la Junta?
R. Que el presidente del Gobierno se tome esto como un asunto de Estado, convoque a unos cuantos ministros y lleven a cabo una serie de de propuestas y medidas para paliar esto. Luis Planas es incapaz de arreglarlo.
P. La Unión Europea gasta el 33% de su presupuesto en subvenciones agrícolas. 45.000 millones van para España. ¿No es suficiente?
R. No todo ese dinero va a ayudas directas a los agricultores. En la reforma de la PAC se han metido hectáreas que antes no se contemplaban. Y lo que ha pretendido Luis Planas es dar café para todos. Nos hemos encontrado con cerros pelados que son improductivos y que ahora cobran una subvención cuando ni tienen carga ganadera ni tienen nada.
P. ¿Los agricultores son de derechas o lo parece?
R. Los habrá de derechas, de izquierdas y de centro. No tienes por qué asociar que un agricultor sea de derechas. Cada agricultor tendrá su corazón donde crea que lo tiene que tener. Y hay mucha gente del campo que no quiere ser ni de izquierda ni de derecha y no quiere saber nada de la clase política. Porque están decepcionados y defraudados.
P. ¿La extrema derecha está ganando la partida del campo?
R. La extrema derecha ha demostrado que no tiene ni idea de lo que es el sector agrario. Han querido aprovechar una situación de crispación pero le ha salido el tiro por la culata. No es la primera vez. Quieren ganar esa parcela pero los agricultores no son tontos. Compañeros agricultores han ido a las protestas y cuando han visto que una dirigente representante de extrema derecha ha cogido el micrófono se han subido a su tractor y se han dado media vuelta. Al agricultor no lo van a tomar por tonto. En el momento en que han querido politizar y sacar un rédito político de estas movidas han pinchado.
P. ¿Esto es una huelga patronal?
R. Esto es una huelga de agricultores y de ganaderos. Esto es una huelga de padres de familia que sienten frustración porque no le pueden garantizar una calidad de vida a sus hijos. Esto es una huelga porque la gente del campo ha dicho basta y queremos que nuestra situación mejore. No podemos subsistir de esta manera.
P. ¿Qué pasa con el relevo generacional en la agricultura?
R. Que la gente se incorpora con ayudas y cuando pasan cinco años y padecen tantísimas calamidades dicen bye bye.
En Córdoba teníamos un mapa de cultivos envidiable que ha desaparecido
P. ¿Y quién va a cultivar el campo?
R. Por eso estamos apretando. Queremos una estabilidad y que el trabajo que nosotros desempeñamos sea algo equilibrado y con una garantía de que podamos vivir dignamente.
P. ¿Hacia qué futuro nos dirigimos?
R. Depende de si la clase política de este país actúa de forma inteligente y llega a un acuerdo. Si no, vamos mal. El de la alimentación es un sector estratégico. Tenemos que comer todos los días. Los que nos dedicamos a la agricultura no somos inversores ni especuladores. Nosotros lo que queremos hacer es producir alimentos para dar un abastecimiento a la sociedad. Pero queremos vivir dignamente de nuestro trabajo. No tenemos la culpa de la subida de los alimentos. No sacamos ni siquiera renta para poder subsistir. Un agricultor tiene que invertir en semillas, en mano de obra, en costes energéticos y cuando llega la hora de vender su producto se encuentra rodeado de piratas que van a pegarle bocados.
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