Antonio Villa-Toro: “La Movida fue una mierda”
Pocos son los artistas de La Movida que quedan vivos, pero Villa-Toro sigue aquí a pesar de sus tres infartos y un edema pulmonar. Él pintó con Tino Casal y viajaba con él en aquel fatídico accidente de coche que acabó con la vida del artista. También ha expuesto con Fabio McNamara, enseñó a tocar la guitarra a Carlos Berlanga y a Nacho Canut, expuso en las Galerías de Juana Mordó, Nati Abascal y Tita Cervera, puso una pica en Chueca cuando nadie miraba a ese barrio madrileño y tiene obra colgada, y vendida, en medio planeta. Gran admirador del arte egipcio y etrusco, parte de sus obras dedicadas a Medina Azahara -La ciudad brillante- se exponen hasta septiembre en la Diputación.
Aunque de forma permanente Antonio Villa-Toro ya cuenta con un museo en su pueblo, Castro del Río, con un centenar de obras donadas por el artista. “No todos los pueblos se portan así con sus artistas, pero todos los pueblos no pueden decir que tienen un artista como yo, tan bueno y tan guapo”, afirma con burlona provocación. La antigua capilla castreña de San Acisclo y Santa Victoria, hoy desacralizada, reúne pintura, escultura y obra gráfica de su producción, que supone un recorrido desde su etapa figurativa hasta lo último que ha realizado, pintura con texturas hechas con tierra del desierto y encaladas en homenaje a Andalucía.
La bandera de Villa-Toro a lo largo de muchos años en el arte ha sido la liberación. Travestir la pintura de forma que no haya modas. Quitarle el disfraz para no seguir la esclavitud del artista y que éste pueda hacer lo que quiera tal y como hizo Picasso. “La auténtica vanguardia ahora es pintar bien y no tener miedo a volver atrás a otros estilos. Lo cambiaba todo por ser Velázquez”, confiesa.
La charla tiene lugar en el altar de esta antigua capilla, con un retablo intervenido por el artista en tonos morados como homenaje a la Semana Santa de su pueblo. “Es muy vampiresco y estoy encantado”, opina lata de cerveza en mano.
“¿Te pueden echar de este periódico?”, pregunta el artista sin pelos en la lengua al darle al rec de la grabadora. “Si no, los echo yo a ellos”.
PREGUNTA. “En la vejez he vuelto a encontrar el placer por enseñar mi obra en este museo”, dijiste en la inauguración de este espacio.
RESPUESTA. Este museo es contiguo a un antiguo convento que había ahí y yo fui a ese colegio. Recuerdo cuando empecé a leer la primer cartilla que me enseñó la madre Carmen, que después decían que era santa y que se le aparecía la Virgen... Yo creo que es que se tomaría algo. Recuerdo que la madre Carmen me cogía, yo tendría 4 o 5 años, con un cariño infinito que yo estaba deseando. Ya recuerdo el primer olor a sudor de mi vida, que lo tenía la madre. Y había una puerta por ahí en la que entrábamos a misa aquí. Fue la primera iglesia que yo visité conscientemente. La otra cara de la moneda era que cuando éramos malos nos castigaban aquí con las luces apagadas y yo me aterrorizaba, pero tengo recuerdos muy entrañables de este sitio… ¿No estás escribiendo, chocho?
P. Lo estoy grabando.
R. Ah, yo creí que esto era un móvil y no una grabadora.
P. Pienso que has sido muy generoso con tu pueblo con esta donación y que tu pueblo también ha sido muy generoso cediendo este espacio.
R. Sí, me siento muy querido en este pueblo. He donado más de cien obras. Tengo muchos defectos pero una de mis virtudes es que soy una persona generosa y no me han dolido prendas en donar la colección porque a estas edades es un placer. Ya hay pocas cosas que te emocionen y ver en una iglesia tan bonita, que tiene para mí tantos recuerdos, una representación de obra desde la parte figurativa hasta lo último que estoy haciendo, para mí supone un honor y un orgullo.
"Me siento muy querido en este pueblo"
P. ¿Qué recuerdos tienes de tu infancia en Castro del Río?
R. Mi infancia fue muy bonita. La adolescencia no tanto, pero tampoco fea. Porque en la adolescencia yo ya sabía mi tendencia sexual y entonces había bandas de maricones solterones que en vez de apoyar a una persona jovencita que se le veía cierto amaneramiento eran terriblemente crueles. Eran ni más ni menos que pandillas de maricones haciendo esas cosas que ofenden tanto como señalarte por la calle. Homofobia por los propios maricones que es todavía peor. Tampoco fue tan dura, fue anecdótica porque yo me lo pasaba por el fondo de la pipa del coño todo.
P. No fue ningún trauma.
R. No. Yo decía, qué desgraciadas son.
P. ¿Cuándo empiezas a interesarte por la pintura, por el arte?
R. Yo creo que en la barriga de mi madre. Ella decía que cuando empecé a articular las primeras palabras y a pedir cosas lloraba por pedir pinturas y cera porque a una tía mía le gustaba pintar y tenía estas cosas. Yo no quería juguetes, quería pinturas y de juguetes me gustaban casi más una muñeca. Pero luego me dieron mucho miedo. Son como niñas muertas.
P. Pudiste estudiar después lo que te apasionaba.
R. Hice Bellas Artes en Sevilla e Historia del Arte. Después estuve en el Museo Británico haciendo un curso de especialización y restauración. Pero yo no quiero hablar de esto, por eso me cambié el apellido, porque hoy haber estudiado Bellas Artes es como una maldición. La gente quiere ser moderna tipo Joseph Beuys sin haber hecho nada y sin conocer el arte. Y yo creo que para llegar a ser el pintor más moderno, no por el hecho de serlo sino por evolución necesaria, tienes que saber construir para sintetizar. Lo otro es romper. Estoy muy contento de tener una formación clásica. Hay un cuadro mío hiperrealista llamado La danza en el Museo de Dibujo Julio Gavín, en el Castillo de Larrés (Huesca), que es un estudio anatómico bastante aceptable. De ahí pasé a hacer la pintura minimalista que estoy haciendo ahora.
"Hoy haber estudiado Bellas Artes es como una maldición"
P. Pero tú mismo lo has dicho. Perteneces a una generación con bastante falta de formación en el arte y con mucho artista autodidacta.
R. Sí, sí, pero la falta de formación de mi generación es menos que la de ahora. Ahora es una maldición. Un profesor de Bellas Artes, pobrecito, da clase por un mísero sueldo cuando no puede triunfar con la pintura. No se puede dedicar a lo que de verdad hubiera querido. Eso es muy negativo aunque le enseñe el camino a los alumnos y que por sí mismos tardarían más. Hay momentos en los que hay que saber romper. Es como cuando un vampiro le chupa a un humano la sangre y tiene que quitarle los dientes de la yugular porque si no la muerte arrastra también al vampiro. Con la enseñanza en el arte pasa igual. Llega un momento en que tienes que decir: adiós bonita, que ahora voy a ser yo. Y lo que has aprendido te sale en el subconsciente.
P. ¿También lo aprendido en los viajes?
R. Cuando era joven me encantaba viajar y conozco buena parte del planeta. Pero ahora para mí se convirtió en una tortura. De hecho, venir a Córdoba o a Motril, donde mi manager tiene una casa, eso no me cuesta porque es viajar omeopáticamente. No soy una persona a la que le falte algo por no viajar.
P. Sin embargo, en tu obra hay una huella profunda de muchos viajes. De conocimiento de otras civilizaciones y otras culturas.
R. Tú sabes, Marta, que estuve dos años trabajando con un grupo de antropólogos en el Masái Mara [en Kenia] y eso me ha dado una formación que la ganó mi pintura en esa parte étnica que tiene. Y luego estuve en Jartum [Sudán] en la escuela de arte dando durante 3 o 4 años clases a niños. Me daban dinero y yo aprendí más de ellos que ellos de mí. A Egipto he ido unas 30 veces porque me fascinan las culturas antiguas. En esos viajes, aparte de la parte lúdica y cultural, he mirado con un ojo llevado a la plástica. De todos los viajes tengo libretas y apuntes que después, cuando entro en el estudio, me salen. Toda la colección de Medina Azahara está hecha de memoria, de vivencias dentro de la ciudad.
"Me fascinan las culturas antiguas"
P. ¿De todo eso sale la belleza quizá embrutecida de tu obra? Con esos rostros andróginos carentes de pupilas.
R. Ya te digo que ahora odio viajar, pero he recorrido casi todas las culturas del planeta y eso me ha influido tanto que ya no tengo que verlas para pintarlas, ¿entiendes? Hay mucho de ahí pero desde mi óptica. Eso es inevitable. Pero eso pasa en todas las profesiones. Un albañil ve una casa que le gusta en el quinto coño y seguro que le influye. O un cocinero, aprendes siempre algo. Es algo implícito en la cabeza del ser humano que no es vago, porque hay otras que lo único que quieren es bailar reguetón.
P. Tu carrera también es pendular, va de la figuración a la abstracción y vuelta a empezar.
R. Sí, pero eso es un antídoto contra el aburrimiento y el amaneramiento en el arte.
P. ¿Y reflejo de tus estados de ánimo?
R. Siempre he ido muy inconsciente y casi nunca me deprimía. Cuando me pasaba me tiraba a la calle y cuando no podía más lloraba, gritaba lo desgraciado que soy y me preguntaba: ¿Lo puedo evitar? Pues a tomar por culo, me duraba la depresión una hora, a lo mejor porque soy muy inconsciente y muy torpe, porque la gente inteligente creo que se deprime mucho, así que yo debo ser muy torpe.
"Siempre he ido muy inconsciente y casi nunca me deprimía"
P. Y en medio de todo eso llegaron la escultura y la música a tu arte.
R. La música y la escultura iban siempre paralelas a la pintura aunque yo esencialmente soy pintor. Siempre me ha gustado mucho la música y con ocho años tenía el dilema de si ser actor, cantante o pintor. Pero lo de actor de cine era porque como era muy guapo y sigo siendo muy guapo tenía esa parte exhibicionista, pero después me horrorizaba y pensaba: no, este cuerpazo de diosa tiene que ser para una sola persona.
P. ¿Sigues haciendo escultura y música?
R. Música, no. He grabado con Fabio McNamara 12 ó 14 discos. Yo solo he grabado varios discos también, pero la música es muy ingrata y como siempre he dado con marranas que estaban dispuestas solo a salir en la portada mientras yo componía -aunque la letra la hacíamos en el taxi de camino al estudio-, cantaba, tocaba, grababa y lo hacía todo. Cuando a Fabio se le olvidaba la letra me la inventaba sobre la marcha. Hemos vendido todas las tiradas de discos y aún espero que las casas de discos me den un euro. Les di el producto hecho, iba la FNAC o al Corte Inglés y ya no quedaban discos. ¿Y dónde está el dinero? Es muy ingrato. Yo ya no tengo esa energía.
P. ¿Fabio McNamara ha contagiado de gamberrismo tu obra?
R. No. Yo me he contagiado de todo el mundo, él también de mí. Tino Casal se contagió de mí y yo de él. Yo del Giotto, de Velázquez. En realidad, es una traducción de lo que te gusta a tu estilo y en subconsciente. El que diga que no tiene influencia de nada es mentira. Yo tengo muchas influencias y soy muy copión.
"La letra (de sus canciones) la hacíamos en el taxi de camino al estudio"
P. McNamara dice que tu obra transmite serenidad y equilibrio.
R. Bueno, es una forma de decirlo. Yo lo que veo en mi obra es mucha inseguridad porque quiero ser el mejor pintor de la historia y entonces cuando veo un cuadro veo que hay cosas tan buenas como la mía y algunas un poquito mejores. Eso me produce inseguridad. Estoy siempre trabajando y pensando. No solo quiero que sea un cuadro de Villa-Toro, que ya la firma vende, sino que sea un cuadro bueno porque es un testigo que voy a dejar a la gente que viene detrás mí. Y ojalá lo deje en la historia, pero no quiero ser tan pretencioso de decir que dentro de quinientos años se me va a estudiar como a Velázquez. Nada más que por eso merecería la vida haber vivido y que no hubiera otra vida.
P. Sin embargo, tu obra no transmite esa inseguridad de la que hablas ni esa obsesión por la calidad.
R. La inseguridad se vence con el trabajo y yo soy muy trabajador. Pero tú ves los cuadros que yo decido que vea la gente, no ves tú ni nadie los que borro y los que rompo. La inseguridad está rota, tirada a la basura y quemada. Aquí, después de toda una vida pintando, están los cuadros que se pueden ver.
"Yo lo que veo en mi obra es mucha inseguridad porque quiero ser el mejor pintor de la historia"
P. ¿Sigues renegando de La Movida?
R. Es que La Movida fue un invento de un grupo político que tenía un vacío cultural tremendo. Nosotros, que íbamos a Londres mucho, traíamos alguna tendencia de música y de estética, de pelos, y lo aprovecharon políticamente. ¿Qué es La Movida? La Movida fue una mierda. Yo no soy de La movida porque no pertenezco a ninguna manada. ¿Qué ha salido bueno de allí? Pedro Almodóvar, al que yo adoro y que es un excelente director de cine. Salió Alaska, que sin ser alta ni guapa ni tener la mejor la voz era lo que decían de Lola Flores, no se la pierdan. Mi primo Nacho Canut, Carlos Berlanga, Mecano, que para quien le guste ese estilo eran buenísimos. Se hacía una música muy buena aquí, no como ahora que todo el mundo baila reguetón, que me parece una aberración.
En La Movida lo que había era una panda de borrachas, drogadictas y presuntuosas que no ha quedado en nada y yo me alegro. La historia los castiga y quiero que los castigue más porque el arte, la literatura y la música son demasiado serios para que le gente se acerque ahí para promocionarse ellos y para vivir de ello. Eso me parece inmoral.
P. ¿Sigues teniendo relación con los que sobrevivieron?
R. Hombre, con el que tenía más relación es con Fabio [McNamara], con el que la sigo teniendo aunque esté perdiendo la cabeza, y con Tino [Casal], y luego en fiestas o en bares hasta las tantas coincidíamos con Pedro [Almodóvar], con Bernardo Bonezzi, con Olvido [Gara, Alaska]... A Olvido la he criado yo, la conocí con 12 años. Con mi primo Nacho Canut hicieron Alaska y los Pegamoides, Alaska y Dinarama y toda la saga. Sigo teniendo contacto con ellos pero poco. Cuando hay un evento nos vemos y nos horrorizamos porque nos vemos todos viejos, yo no porque tengo un tipazo, pero los demás están calvos y con unos barrigones... Uy, por Dios, qué cruel el tiempo.
"En la Movida lo que había era una panda de borrachas, drogadictas y presuntuosas que no ha quedado en nada y yo me alegro"
P. ¿Puedo poner tu edad en la entrevista?
R. Sí, echa dos añitos más para que a la gente le dé lástima. Prefiero que me digan qué bien estás para tu edad a quitarme diez años y que me digan: pues estás hecha polvo, chocho.
P. El 5 de noviembre cumples 69 [edad real].
R. A ver si me mandas un regalito.
P. ¿Cómo recuerdas desde tus 68 años a Tino Casal?
R. Como una pena. Éramos inseparables. A Fabio, a Tino y a mí nos llamaban la Santísima Trinidad. Hasta el punto de que dormíamos los tres en la misma cama sin sexo ni nada, solo con cariño, de forma fraternal. Era un genio que pintaba, cantaba, componía… y que se fue demasiado pronto. Tenía mucho que dar. Cuando Tino murió yo ya había expuesto en Tokio y mi manager de Tokio quería grabarle un disco con la tecnología de allí. Estábamos preparando canciones para irnos para allá y se quedó truncado todo.
"A Fabio, a Tino y a mí nos llamaban la Santísima Trinidad"
P. ¿Venía mucho por aquí?
R. Mucho, por Castro y por Córdoba. Tenía mucho cariño a esta tierra y a mí. Quería mucho a mis padres y nos conocían en todos los bares de Castro, de donde nos echaban a las cuatro de la mañana.
P. He leído que mencionó alguna vez que prefería que se dijera que había muerto de sida que de un catarro. ¿Tuvo alguna clase de premonición sobre su muerte?
R. Cuando tuvimos el accidente [en 1991], que yo iba en el coche, eso, sin haber oído yo esa frase, es lo que repetí. Era una estrella del rock y del pop y no va a morir de viejo con gripe en una cama. Ha muerto como tienen que morir los grandes, desgraciadamente. Como Janis Joplin y todos los grandes que murieron a los 28. Él murió a lo grande. Era como un príncipe indio. Fantástico.
"[Sobre Tino Casal] Él murió a lo grande. Era como un príncipe indio. Fantástico"
P. En 1988, tras el torbellino madrileño, los discos y las películas, llega el Colectivo Caos (McNamara, Paco Clavel, Tino Casal y Villa-Toro) a la galería Tate-Tate, localizada en un barrio madrileño entonces por descubrir: Chueca.
R. Era un barrio donde se vendía droga y había yonkis. Abrimos una galería allí, pagando el alquiler con nuestro dinero, y empiezan a aparecer por la sala Olvido, gente de la música… y creamos un centro de modernidad allí haciendo cosas disparatadas y maravillosas. Después ha habido mucha influencia de esa galería en otros movimientos. A partir de ahí empieza a ser la Chueca gay que es ahora.
P. Pusisteis la pica en Chueca.
R. Fuimos la génesis con El show de la serpiente putón, Porno blando, Carne trémula, título que luego Pedro le puso a una película… Era la época de Semprún, aquel ministro que hubo que no sé cómo pudo ser ministro socialista porque dijo que los pintores tenían que pagar impuestos cuando el cuadro no estaba terminado. Algunas no teníamos ni para comer. ¿Cómo íbamos a pagar impuestos? Como no nos pusiéramos con el coño en una esquina para ganar dinero... Hicimos una exposición dedicada a Semprún con un cartel que ponía en la puerta “señor Semprún, somos locas pero no tontas”. También hicimos El regreso de santa Gema, una santa entronizada, que mandamos traer un container y en una escalera pusimos a Eva Libertad desnuda y las viejas que pasaban se quedaban con la boca abierta. Quemamos en protesta unos cuadros y cuando nos dimos cuenta estaba ardiendo la escalera y por poco la quemamos a ella, que gritaba: ¡Maricones, que me estáis quemando! ¡Bajadme! Tuvimos que llamar a los bomberos.
"Hicimos una exposición con un cartel que ponía en la puerta: señor Semprún, somos locas pero no tontas"
P. Las galerías de arte entonces eran capaces de conformar una generación, un grupo estilístico.
R. La galería no creaba el grupo ni siquiera el grupo mismo. Siempre fueron casualidades. No ha sido premeditado, ha sido por confluencia. De confluir en los mismos bares, tener los mismos gustos, la misma estética… Así se formaban los grupos. Ahora le gente se fía menos de la gente. Hay más individualismo. Antes había cierta admiración con una carga de envidia de unas hacia otras. También había respeto, curiosidad por ver la obra del otro. Eso se ha perdido. Ahora solo queda la envidia y al otro solo se lo ve como un rival.
P. ¿Ya eras amigo en aquella época de Antonio Gala?
R. Sí, yo lo conocí muy jovencito. Antonio me ha querido mucho y me lo ha demostrado, pero nunca me lo ha dicho. Y ahora ya que está mayor, de vez en cuando hablo con él por teléfono, porque él está en La Baltasara [en Alhaurín el Grande, Málaga] o en su fundación [Córdoba], y estoy gratamente sorprendido porque me repite sin cesar que me quiere. Para mí ha sido casi más que mi padre. Un gran maestro, un gran hermano, un gran amigo, donde podías hablar y sobre todo escuchar. Te escuchaba hasta las seis de la mañana si estaba deprimido, me ha solucionado problemas mentales míos. Pero nunca me dijo que yo te quiero y ahora me lo dice constantemente. No nos vamos a morir sin que haya una declaración de intenciones.
"[sobre Antonio Gala] Estoy gratamente sorprendido porque me repite sin cesar que me quiere"
P. Memorias de la Ciudad Brillante es la exposición que exhibes en la Diputación, con obras de gran tamaño dedicadas a Medina Azahara.
R. Vamos a ver, fui la primera vez a Medina Azahara con 17 años y me quedé fascinado. Aún no había casi nada levantado. Siempre tuve el gusanillo de que no la reconstruyeran porque las reconstrucciones siempre son malas. Pero se ha hecho un gran trabajo allí. Entonces, siempre quise hacer una colección y dudé si hacer algo figurativo hasta que descubrí que si hacía algo figurativo quedaría una cursilada. Ahora, con la evolución y los pasos en la abstracción, pensé que era hora de hacer este homenaje. Como ahora se ha nombrado Patrimonio de la Humanidad siempre digo que no es una exposición oportunista sino oportuna. Desde 2012 llevo pintando sobre Medina. Tengo 60 cuadros y 30 de ellos van ahora a Los Ángeles. Los otros 30 están en Córdoba. Me ha terminado de fascinar del todo cuando vi el museo que han hecho. Siempre he estado ahondando y pronto supe que nada tenía que ver con el cuento de la esclava Azahara que me habían contando. La verdadera historia es la de Abderramán [III], un asesino, crucificador y un tío poderosísimo que se quiso separar del poder religioso de Córdoba y construir en Medina Azahara el poder político y económico. Pero nadie sabe con exactitud cuánto tiempo estuvo en pie la ciudad, todo son especulaciones.
Y hay teorías que han caído por su propio peso. Por ejemplo, Ambrosio de Morales, secretario de Felipe II, la petarda esa que sería un pedazo de mujer que te cagas, dijo que eran unas ruinas romanas, y no. San Jerónimo de Valparaíso está hecho con ruinas de Medina Azahara y ese misterio sigue porque solo hay el 15% excavado, pero casi no quiero que me quiten el misterio que me he construido con Medina Azahara.
"Casi no quiero que me quiten el misterio que me he construido con Medina Azahara"
P. Los Omeyas te han obsesionado desde siempre.
R. Sí, sí, todo lo relacionado con Córdoba, desde la romana y visigoda, me fascina. Después de los Omeyas he hecho esto. Tengo en proyecto, a ver si me apetece, hacer una exposición sobre personajes importantes de la Córdoba califal, a ver si no me sale una cursilada. Hay una princesa de la Córdoba omeya, Wallada, que es fascinante, que era un pedazo de loca maravillosa, putón, que iba con los cabellos al descubierto, al novio lo pilló con una negra y le hizo unos poemas escatológicos… Hay personajes ahí como Alhaken II, que tenía su novio y todo. Todos ellos que llevan una mezcla rara de asesino, otros de feminismo, otras de mujeres malas del far west que es maravilloso. Yo lo querría hacer en gran formato y volver al expresionismo que hice en un tiempo. A ver si lo hago y no me he muerto antes.
P. ¿Por esas claves crees que vendes tanto en el mundo árabe?
R. No lo sé. En Riad mis exposiciones las he vendido todas. Pero allí saber saben cuatro, los demás no saben nada. Tienen mucho dinero pero son analfabetas, ve a las casas. Es por la religión que no pueden tener cosas figurativas y como ahora mi pintura es abstracta y tiene que ver mucho con el desierto, mira esos cuadros hechos con arena del desierto, hay una fascinación con lo que que ellos creen que puede ser el arte moderno que conecta con lo primitivo. Yo no me lo he planteado, he ido, he pescado el dinero y me he venido como una fresca para acá.
P. ¿A qué se debe que el mundo del arte esté en el fondo tan desapegado de la gente?
R. Porque el arte está hecho para gente con mucho dinero, porque si no el artista no se puede mantener. La prueba está en que salen 80.000 artistas de Bellas Artes pero no sale ningún genio porque se dedican a dar clases. La pintura no es tan fácil como la gente cree. Por eso, cuando las viudas de militar se compran unas acuarelitas y ya quieren exponer porque se creen pintoras me dan ganas de estrangularlas. El arte es un compromiso muy fuerte y muy sincero. Muchos pretenden pintar y hacerse ricos a los dos años y eso no es sincero, por eso lo dejan y se van. El arte sabe a quién tiene que coger entre sus rodillas.
"El arte sabe a quién tiene que coger entre sus rodillas"
P. Si las galerías ya no cumplen esa función, ¿qué oportunidades tienen los jóvenes artistas hoy día para ser reconocidos?
R. Las oportunidades las hay, pero hay menos gente capaz de sacrificarse para encontrar esa oportunidad. Hay que saltar para pillar el arte cuando pase y si estás sentado en una silla te pasa por encima. ¿Vamos a terminar ya?
P. Claro. Pero de la vejez que presumes no me creo nada.
R. He tenido tres infartos y un edema pulmonar, pero sigo trabajando a ver si me hago rico. Porque mi verdadera vocación no es la pintura sino ser vago y millonario.
"Mi verdadera vocación no es la pintura sino ser vago y millonario"
P. ¿Y haberle visto el culo a la muerte no te ha cambiado?
R. La muerte es una pesada, sinvergüenza que no tiene piedad con nadie, pero cuando la tienes tan cerca llega un momento que no te importa morirte. Cuando estaba en el hospital me dije: ¿Esto es la muerte? Pues venga. Mira, se me pone la carne de gallina. Entré con el corazón parado y cuando desperté vi a tres médicos con los bozales estos y las planchas y pensé: Uy, quién estará tan malito, hasta que me di cuenta de que era yo. No vi ni túnel ni nada, ojalá lo hubiera visto y si no me acordaría porque yo tengo una memoria para la muerte y para los fantasmas que te cagas.
https://youtu.be/5-48OcP4xSg
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