Álvaro Fuentes Guerra: “El cómo y dónde compramos es revolucionario”
Álvaro Fuentes Guerra tiene un apellido que está incrustado en la memoria colectiva de la ciudad de Córdoba. Aunque hace cinco años que cerró sus puertas, Fuentes Guerra será siempre la tienda de discos más famosa de la ciudad. Ya no existe, salvo en la memoria de las miles de personas que pasaron horas en su interior buscando un disco, una película, un cartel o haciendo cola para comprar una entrada para un concierto.
Álvaro Fuentes Guerra se ha reinventado, pero sin perder la vista larga y la perspectiva del comercio local, de su importancia para la ciudad y para hacer una Córdoba más amable y sostenible. Eso sí, ahora lo hace con perspectiva ecológica, como técnico de la Asociación EcoCórdoba.
La entrevista se desarrolla en La Llave, un comercio de la calle Espartería, una antigua ferretería reconvertida en establecimiento y cafetería. Y se hace justo a horas de que Córdoba encienda su alumbrado de Navidad y comience la locura habitual de unas fiestas en las que toca consumir, y mucho, porque lo dice el calendario. Y de eso va esta conversación de tres cuartos de hora. De cómo, dónde y por qué consumir, que aunque parezca un gesto simple puede cambiar muchas cosas.
PREGUNTA. Álvaro, cuéntanos por qué nos has citado aquí en La Llave, porque creo que tenías una historia que contar.
RESPUESTA. Os he citado aquí porque es un local que me recuerda mucho a Fuentes Guerra, a ese establecimiento que regenté con mi familia durante muchos años y que cerramos en 2014. Hace ya cinco años. Me recuerda mucho porque tengo relación con ellos, con los propietarios de este local, y cuando nos juntamos y hablamos una de las cosas que me dicen es que tienen una cantidad de seguidores en redes sociales brutal, cada post que suben tiene no sé cuántos miles de 'me gusta'... y luego eso no se traduce en ventas. Eso es lo mismo que nos pasaba a nosotros en la tienda. Cualquier actividad que organizábamos, cualquier cosa que hacíamos, cualquier cosa que subíamos a redes era un follón y todo fantástico. La realidad era que en la actividad estábamos cuatro o seis... Al final es como esa vida que estamos creando en paralelo a la real, que es un poco imaginaria y que, de alguna forma, no es que sea bueno o malo, sino que simplemente es así.
"En Fuentes Guerra teníamos miles de 'me gusta' en redes y luego en las actividades éramos cuatro"
Y La Llave me recuerda a nosotros por otro motivo, y es que es un local con personalidad. En Fuentes Guerra conseguimos que fuese un local de encuentro, un sitio en el que estar a gusto, espacioso, con música, vídeo... La Llave se asemeja mucho a ese espacio. Es un local de esos que cuando vamos fuera decimos ¡qué chulería, qué guay, qué bien todo orgánico! ¡Ojalá estuviera en Córdoba! Pues resulta que lo tenemos aquí y no hacemos uso de él. Yo quiero creer que es por desconocimiento. Por tanto, aprovecho para invitar a la gente que no lo conozca a que venga.
P. Pregunta difícil. ¿Puedes hacer una radiografía de cómo está el comercio local en Córdoba? ¿Nos puedes dar un titular?
R. En un titular, complicado. Tradicionalmente siempre se ha acusado al comercio local de estar resentido con las grandes cadenas y con las grandes superficies. Pero ahora hay otro operador que es mucho más dañino todavía y que concretamente, en mi caso, fue el que golpeó más la viabilidad de Fuentes Guerra. Estoy hablando de ese gran monstruo que está en internet. Entonces, me da la sensación de que no se es consciente del impacto y del daño que hace para el comercio local ese gran monstruo. Yo quiero ser optimista con el comercio local. La gente joven que se está incorporando a los nuevos proyectos de comercio son gente preparada y con ilusión y cosas diferentes que ofrecer. Pero hasta que eso llegue, hasta que esa especie de renovación de generaciones se consiga, puf, va a ser complicado. La radiografía actual es delicada.
"En Estados Unidos el modelo de grandes superficies está desmantelándose. Se han dado cuenta de que el modelo mediterráneo es mucho más sostenible"
P. Corrígeme si me equivoco porque yo soy muy afrancesado, por llamarlo de alguna manera. No hace mucho estuve en Burdeos y fue impresionante la cantidad de comercio local que tiene una capital tan importante de Francia y cómo se ha protegido ese comercio local. Recuerdo hablar con comerciantes y me decían que había una enorme cantidad de campañas desde lo público para proteger ese comercio local. Que los franceses se han tomado en serio que tienen que salvarse a sí mismos para no convertir una ciudad como Burdeos en otra cualquiera. Al final tanta franquicia convierte en fotocopias a las ciudades, que antes eran diferentes.
R. Tú lo has dicho. Te has ido a Burdeos. Esto va por barrios. Todas las tendencias acaban llegando. Si me apuras, hasta en Estados Unidos el modelo de grandes cadenas, grandes superficies, está desmantelándose. Se han dado cuenta de que el modelo mediterráneo es mucho más sostenible y válido. En cuanto eso que me dices... no hace falta irse a Francia. En Cataluña el modelo de protección del pequeño comercio es total y los apoyos que recibe a través de las administraciones son brutales. Hasta el punto de que hay determinados establecimientos, como librerías con 100 años de antigüedad, que son señas de identidad de la ciudad y que están protegidos. Y al estar protegidos están exentos de pagar impuestos y con ayudas. Eso contribuye a proteger también el urbanismo y la propia ciudad. Aquí eso todavía no ha llegado.
"Hay más comercio local aún de lo que parece"
P. Corrígeme si me equivoco: hay gran parte del comercio local que está en peligro de extinción. Hemos visto que una de las tiendas más antiguas aquí en la calle Claudio Marcelo está en liquidación o cómo en la antigua calle Cruz Conde quedan muy pocos locales auténticos que no sean franquicias.
R. Hay más comercio local de lo que parece también. Nos creemos que el centro al final ha sido copado por las franquicias, pero no. Visualmente es lo que tú dices. Los centros de las ciudades van a lo que has comentado, a que estén calcados unos a otros. Parece que no, pero hay más comercio local del que parece. Dicho esto, estoy totalmente de acuerdo en que hay que tomar medidas, con regulación, con apoyo real, que no se quede en campañas puntuales de “te dejo un poquito de presupuesto para una campaña concreta”. Sino apoyo y continuidad.
"El componente social del comercio local no se valora"
P. Hay que tomárselo en serio. Entiendo que el comercio local es patrimonio de la ciudad. Ya no existe, pero es que es imposible que te encuentres un Fuentes Guerra, por hablar en nuestro caso concreto, en cualquier otro sitio del mundo. O un local como este, La Llave, que antes fue una ferretería.
R. Además, si te fijas en cada barrio tenemos un bar o dos referentes, que son donde hemos hecho nuestra vida. Un comercio, dos, tres habituales... Eso crea red y crea ciudad. Y eso son identidades que cada uno se lleva en su disco duro. Está claro. Si todo eso se va perdiendo... estamos perdiendo mucho: cultura, patrimonio, urbanismo, mucho. Vuelvo a Cataluña. Allí hay un componente en el comercio local que quizá no valoramos suficiente, y es el entramado social que supone. Hay un programa en Cataluña que han puesto en marcha y que lo han extendido porque tiene mucho éxito que se llama Radar. Es utilizar al pequeño comercio precisamente como observador para la tercera edad, para las personas mayores. Cada vez vive más gente sola. Bueno, lo estamos viendo que desgraciadamente encontramos con demasiada frecuencia que ha muerto en su casa un anciano o una anciana solos. Y es una desgracia. De alguna forma este programa muestra cómo el pequeño comercio, cómo el comercio de los barrios, puede cubrir esa labor social de decir oye, que menganita o que Pepito no ha venido, lleva tres días sin aparecer, y rápidamente articular sistemas de servicios sociales para ver qué es lo que está pasando. Todo esa componente social del comercio no se valora.
P. Eso no te lo va a dar ninguna franquicia.
R. No, ni franquicia ni te lo va a dar otro tipo de establecimientos que se vayan a poner que puedan sustituir al comercio.
"La ciudad del mañana la estamos construyendo hoy con nuestro consumo"
P. Te preguntaba en el vídeo sobre aquella entrevista que le hicimos hace cuatro años a Pepe Esquinas en la que nos declaraba: “Hacer la compra es un acto político”. Te pregunto si además de un acto político la manera en que compramos es una manera de salvar un modo de vida y una manera de salvar incluso una ciudad.
R. Sí. El ciudadano, aparte del cambio climático, empieza a tomar conciencia de todo, de todas estas cosas. Y yo creo que sí. Lo que acabas de comentar está en el libro Carro de combate. La ciudad del mañana la estamos construyendo hoy con nuestro consumo. Si lo consumimos hoy todo en Amazon, el día de mañana tendremos la ciudad con un flujo de motos fiú, fiú, fiú [hace gestos de velocidad con la mano]. Si apostamos por el comercio local, tendremos una ciudad viva. Es un ejemplo muy básico. Igual te digo que si todos decidimos consumir solo carne, tendremos una ciudad el día de mañana, pues la que sea, pero si de verdad nos tomamos en serio la alimentación, es la forma de cambiar y revertir el cambio climático. Lo mismo que vale para conservar el medio ambiente a nivel alimentación, vale para conservar las ciudades a nivel de vida de las calles de nuestros barrios. El consumo es realmente lo revolucionario: qué consumo, dónde y en qué forma está producido.
P. ¿Cuántos comerciantes estáis ahora mismo en la Asociación de Productores Ecológicos?
R. En EcoCórdoba somos un pequeño grupo de comercios y restaurantes que ofrecen productos ecológicos de calidad. Somos muy pocos. Unos 20 establecimientos. Somos pocos pero hacemos bastante ruido. Abanderamos un tipo de consumo que al final nos está dando la razón, con toda la tendencia de nuevos hábitos, de fortalecimiento del consumo ecológico y de proximidad, de alguna forma no es algo de cuatro hippies, sino algo que todos los expertos señalan que es el futuro. O vamos por ahí o mal vamos.
"Las grandes superficies y distribución se han dado cuenta de que a lo mejor esto del ecológico empieza a ser interesante"
P. No movéis cifras milmillonarias como Amazon pero entiendo que sí movéis conciencias y que estáis sembrando una semilla.
R. Sí. Queremos abanderar. La gran distribución, al final, se ha ido comiendo todos los sectores de distribución de comercio local. El comercio de productos ecológicos no le había prestado atención la gran distribución. Había ahí una especie de reducto de especialistas en producto ecológico que funcionaban, y año a año vendiendo cada vez más. Aparte, gente preparada, muy concienciada y que podía abanderar un nuevo comercio local. Eso es ilusionante y fantástico. El problema ha venido cuando ya las grandes superficies y distribución se han dado cuenta de que a lo mejor esto del ecológico empieza a ser interesante.
"Hay que meter en la clave de la sostenibilidad el lugar donde lo compramos"
P. Aquí hay mercado.
R. Aquí hay mercado. Entonces, ahí ha venido el problema. Han entrado las grandes distribuidoras, las redes de los operadores de internet y demás. Entonces, cuando antes era todo crecimiento, porque de alguna forma estábamos ofreciendo algo singular, ahora ya las ventas se han estancado. Eso es lo que tenemos que intentar evitar, intentar mandar el mensaje de que cuando se habla de sostenibilidad ahora se habla de sostenibilidad económica, se habla de sostenibilidad social y medioambiental. Pues tenemos que aplicar esos criterios no solo al alimento o al producto, sino también al lugar donde lo compramos. No podemos consumir un producto ecológico porque estamos intentando ayudar al medio ambiente y hacerlo a lo mejor en un sitio, una plataforma, o un lugar que está dañando el medio ambiente. No sé si me explico. Los criterios de sostenibilidad hay que intentar aplicarlos a todo: al producto, a dónde está producido, por quién y en qué forma, y dónde lo compramos. Ese es mi empeño. Meter en la clave de la sostenibilidad el lugar donde lo compramos.
P. Por poner un ejemplo, el frutero de tu barrio te va a decir que el tomate viene de Alcolea. Y te va a preguntar por tu familia. Pero si lo compras en una gran superficie, te tienes que creer que el tomate viene de Alcolea. A lo mejor es ecológico, pero el tomate ha recorrido 3.000 kilómetros, que es todo menos sostenible para el medio ambiente.
R. Efectivamente. Ahora mismo estoy trabajando y colaborando en un proyecto que se llama Alimentando Córdoba, que es muy bonito, porque precisamente estamos hablando de esto. El proyecto pivota en cuatro aspectos fundamentales. Uno, fresco. Un alimento fresco. Dos, cercano, de proximidad. Tres, de temporada. Y cuatro, ecológico. Cuatro patas de ese banco, que tiene su propia enjundia. Cuando digo fresco es comer más saludable, evitar los ultraprocesados. Producto fresco y de temporada va en línea de lo que estás hablando. ¿Qué es la temporada? No es solo comer lo que la tierra te da. Es también evitar que estés consumiendo unos alimentos que vengan de miles de kilómetros, que aquí no se dan y se están produciendo en la otra punta del planeta. Imagina el impacto medioambiental que supone trasladar a España naranjas desde Argentina. En cuanto a la cercanía, pues estamos hablando de lo mismo. Aquí entra el tema de la España vaciada y tal. ¿Por qué se están abandonando las huertas? Claro, si resulta que yo como alimentos que vienen de Perú o vienen de la otra punta es que no me interesa cultivar aquí. Entonces, la proximidad no solo es ya la temporada, es también la dinamización económica de los territorios. Me estoy dando cuenta de que eso cada vez es más valorado. Cuando voy a las tiendas, los compañeros me dicen que cada vez el consumidor pregunta más: “¿Pero eso de dónde es?”. Eso es muy, muy importante. Y por último, la cuarta pata: ecológico. ¿Quién no opta por no comer alimentos que tengan químicos?
"A la gente no le podemos decir siempre dónde tiene comprar y lo que tiene que comer. La gente es libre"
P. Queremos comer salmorejo en Navidad. En Navidad no hay tomate. O al menos no hay tomate de Córdoba. Y el que llega tiene que ser o de invernadero o del quinto pino. Es como toda la necesaria adaptación al cambio climático. Ahora, ¿cómo le dices a la gente que tiene que dejar de coger el coche o de comer tomate fuera de temporada?
R. Lo que sí abogo es por que no sea el blanco o el negro, ¿vale? A la gente no le podemos decir siempre dónde tiene comprar y lo que tiene que comer. La gente es libre. Y eso es algo que tenemos que asumir. Lo que intento es mandar el mensaje de que si compras en determinados sitios, por ejemplo, no lo hagas todo ahí. Reparte un poco. ¿Por qué no intentas cambiar hábitos de consumo en tu cesta de la compra? Pero poco a poco. A lo mejor no es de pronto decir no puedes comer tomate fuera de temporada. Bueno, intenta evitar lo del tomate. Creo más en la lluvia fina. Los convencidos están ya, Alfonso. Lo tienen claro y van con su bolsa, consumen ecológico... Yo voy más a toda esa gran masa de consumidores que de alguna forma, con sus pequeños cambios, chiquitos, pueden transformar mucho. Luego ya eso es como todo. Luego te vas picando. Empiezas con los huevos. Solo ecológicos, de gallinas felices. Una cosa te va llevando a la otra y empiezas a ver las bondades del producto local. Eso es más ilusionante que el mandar mensajes de todo prohibido. Me gusta más que se acerquen por convencimiento más que por rechazo de que esto es malo.
"Voy más a toda esa gran masa de consumidores que de alguna forma, con sus pequeños cambios, chiquitos, pueden transformar mucho"
P. Y de vez en cuando pecar un poquito.
R. Reivindico el pecar un poco. Yo soy el primero que peco. Yo hablo mucho de mis comercios, pero Mercadona tiene un humus que está espectacular y que es el que le gusta a mi hija. Pero son detalles, ¿no? Porque yo es que esa persona que hace todo bien, todo bien... no me fío. En eso está el punto que hay que intentar también de una forma soportarnos con nuestros defectos y tirar para adelante. Cada uno en la medida en la que pueda tiene que ir avanzando.
"Los productos que no son ecológicos están resultando mucho más caros, por el impacto económico que tienen"
P. En el equilibrio está la virtud.
R. Totalmente. Y hay una vertiente que no me has ha preguntado, pero que no quiero que se me escape. Quizás no lo tocamos demasiado con respecto al comercio local y es la vertiente fiscal. La huella fiscal que deja el cómo consumimos. Quizás eso a la gente le resulta más fácil entenderlo porque le puede afectar al bolsillo. Uno de los discursos que siempre utiliza Pepe Esquinas es hablar del precio oculto de las cosas. Cuando compramos un alimento convencional que puede ser un saludable y que decimos que no es tan barato, si a ese alimento le metemos todo el coste que supone de salud, de atender a una persona con problemas cardiovasculares, si le metemos el ahorro en el daño al medio ambiente... Todo eso vale dinero. Al final resulta que los productos que no son ecológicos están resultando mucho más caros por el impacto económico que tienen. Eso es aplicable también a los criterios de fiscalidad. Si resulta que yo compro en ese lugar innombrable que no me gusta, y ese lugar innombrable no paga impuestos, llegará un momento en el que no tendremos dinero para pagar las pensiones o la sanidad. Todo eso son impuestos indirectos, al consumo. Si el Estado no los recauda al consumo, ¿sabes cómo va, no? Impuestos directos en renta, donde te meterán un palo importante. Al final habrá que pagarlo. O se desmantela todo el sistema público. Hay una gente por ahí, que se llaman Knowcosters, que hablan de la huella fiscal y de la importancia que tienen las empresas que de verdad están pagando sus impuestos aquí. También hablan del triple marcaje. ¿Qué es? Intentar hacer visible a la gente que cuando compra un producto debería tener tres precios. No solo el precio económico del valor, sino el precio social de qué impacto está teniendo ese producto, y el medioambiental. Porque a lo mejor un triple marcaje te permite ver que un producto que vale dos euros, resulta que cuesta cinco en costo social y cinco en costo medioambiental. Tienes al lado otro que te cuesta tres euros, pero el precio social y el medioambiental es mucho más bajo. Eso nos puede ayudar un poco a tomar conciencia de lo revolucionario que puede llegar a ser el cómo compramos y dónde compramos.
P. ¿Habéis calculado si vuestra asociación paga más impuestos de los que abona Amazon en toda España?
R. Hombre, eso ya te digo yo a ti que sí. Entre otras cosas, Amazon España tiene radicado en el país no sé si es una milésima parte de lo que factura. Eso no lo decimos nosotros. Antes de ayer lo dijo Hacienda. Lo de Amazon es especialmente sangrante, pero es que las grandes empresas multinacionales también lo hacen a base de ingeniería financiera. El otro día salió publicado. Era una cosa realmente llamativa. No sé si un 0,3%. O sea, que la progresividad fiscal que se da a nivel personal, para que aquellos que más ganen más paguen, en la empresa yo creo que es al contrario. Mientras más grande eres menos pagas. Es algo totalmente surrealista. Yo puedo hacer cálculos de lo que pagaba por IVA en Fuentes Guerra. Te puedo decir que pagaba mucha pasta de IVA. Cuando empezamos a declarar el 347 me encontré que con Amazon teníamos un problema. ¿Esta gente cómo lo hace?, me preguntaba. No soy experto fiscal, pero haciendo una cuenta de la vieja...
"En la empresa, mientras más grande eres menos pagas. Es algo totalmente surrealista"
P. El 40% de la facturación de una pyme se va en pagar impuestos, aproximadamente. Estamos hablando de que Amazon paga el 0,5%...
R. No es una cosa que digamos cuatro de aquí. La Comunidad Europea lo está intentando regular. Pero no solo a Amazon. También a Facebook y a todos los operadores del mundo virtual. Es que no pagan impuestos. Lo que se está produciendo, por llamarlo de alguna manera, es una deslocalización fiscal. Estamos detrayendo recursos de consumo aquí y se está tributando en otro sitio. O a lo mejor ni eso, no tributan en esos países tampoco. Es brutal. Te digo más. Te puedo decir que cuando teníamos la tienda había discos que la compañía que me vendía me ponía un precio. En Amazon había veces en que el disco estaba más barato de lo que yo lo compraba.
"En Amazon había veces en que el disco estaba más barato de lo que yo lo compraba al mayorista"
P. Te salía más rentable comprarlo en Amazon que a la propia compañía.
R. Por supuesto. Y a veces con un importante margen. Y eso la gente no lo sabe. Además, provoca algo muy distorsionante. Hago un kit kat. En las librerías no ha pasado gracias a la Ley del Libro, que obliga a que no pueda haber descuento. Si no en España no existirían librerías. Te lo garantizo. Pero el efecto que provoca, te decía, es la distorsión en las compras. Manda el mensaje de que el pequeño es un ladrón y me está engañando. Si compraba un disco en Fuentes Guerra a diez y en otro lugar a ocho, el consumidor no entiende de barcos. No tengo tiempo para explicarle al cliente todo este discurso. El cliente piensa: me ha engañado. Lo que no sabe el consumidor es que si yo he vendido un disco a diez es porque me ha costado ocho. Es un margen razonable. La gente piensa que el comercio duplica los precios. Pero si a mí me ha costado ocho, a Carrefour o Amazon le ha costado cinco o cuatro. Ellos nunca pierden. Y tienen unos márgenes más brutales.
P. Encima está la famosa técnica está del dumping, la práctica comercial que consiste en vender un producto por debajo de su precio normal, o incluso por debajo de su coste de producción, con el fin inmediato de ir eliminando las empresas competidoras y apoderarse finalmente del mercado.
R. Eso es brutal. Yo me acuerdo, además, que nosotros lo sufríamos cuando empezó una gran superficie en Córdoba con las películas de VHS. Utilizaban eso. El vídeo para llevarse los clientes. Para nosotros era importantísimo. Recuerdo el VHS de El rey león, que se vendían cientos. Y te preguntabas, ¿cómo es posible que esta gente venda eso a mi coste o incluso por debajo? Ahora está pasando con la leche, con el aceite, y la gente se está llevando las manos a la cabeza. Desgraciadamente funcionamos cuando nos toca a nosotros. Es difícil ver el problema cuando le afecta a otro. Ahora uno se ha dado cuenta cuando le está tocando lo suyo. ¿No te dabas cuenta cuando le estaba tocando al otro? Tenemos que ser más empáticos. E intentar ponernos en la piel del otro cuando es un sector que está perjudicado.
P. Siempre defiendo algo que en Francia se ha conseguido: la unión. En el comercio cada uno está como haciendo la guerra por su cuenta y la unión es la que de verdad hace la fuerza. No ha habido una gran unión comercial de pequeños comerciantes a nivel nacional que le plante cara a esas grandes superficies y diga, oiga, que nosotros representamos a tantos millones. Y que obligue a gobiernos a tomar medidas. Quizás hay que hacer ahí un poco de autocrítica.
R. Totalmente. Te digo que ahora mismo, por ejemplo, en la que estoy trabajando como técnico, la clave es la importancia de las personas que tiren del carro. A ver si me explico, que el tendero, la tendera o el restaurador no tienen tiempo para nada. Cuando convocamos una reunión me las veo y me las deseo para que puedan venir. Es que acaban...
"Hay que organizar estructuras intermedias que sean la voz y las cabezas pensantes de todo el sector, que aglutinen, dinamicen y que creen"
P. Reventados.
R. Sí, a deshoras, y sin tiempo. Lo importante que es que la administración se dé cuenta de que necesitan gente que piense por ellos. No es tanto de ahora te doy una subvención para que hagas una campaña. Sino organizar estructuras intermedias que sean la voz y las cabezas pensantes de todo el sector, que aglutinen, dinamicen y que creen. Es lo que tú has dicho: la unión. Antiguamente, la competencia era el otro tendero. Un amiguete me lo contaba también de cuando era chiquillo, iba con su padre y le decía que cuando iba por la calle, mirando escaparates, como se parara en el de la competencia se llevaba una yoya [risas]. Eso ha cambiado tanto... Ya mi competencia no es el tendero de al lado.
"Mi competencia ya no es el tendero de al lado"
P. ¡Es tu aliado!
R. Claro. Estamos en la misma trinchera. Entonces, o nos damos cuenta de eso y trabajamos de manera conjunta, con plataformas de compras comunes, con sistemas intermedios, o sectoriales... Las necesidades de los fruteros no son las mismas que las de los pescaderos, por ejemplo. Esas estructuras que aglutinen y personas que estén con la mirada puesta, que tengan un salario, una formación, unos medios y unas instalaciones... Eso es importantísimo para darle la vuelta a esto.
"El futuro de los pueblos es volver a cultivar las huertas con criterios agroecológicos, volver a tener ganadería extensiva y a dar vida, a alimentarse y funcionar como se hacía antes"
P. Y ahora que se nos llena la boca del discurso de la España vacía o vaciada... parece que lo que le hace falta a un pueblo es WiFi y un internet 5G. Cuando lo que de verdad necesitan es trabajo. Si hubiera empleo la gente no se iba. Ya llegaría después el WiFi. ¿Cómo el comercio local fija esa población al medio rural?
R. Me encanta que me plantees eso porque es que esa es mi próxima idea. Esa sinergia de pequeña producción local con comercio local, ese maridaje, es la solución a muchos de los problemas que estamos planteando. Eso hay que decirlo en la provincia. La producción del territorio debe conectar con el comercio del territorio y esa alianza es la que puede fijar población. Te digo más. En el tema de la sostenibilidad y el cambio climático se está hablando mucho de la ganadería. Pero, ¿qué pasa con la ganadería extensiva? Se ha potenciado la ganadería intensiva, que tiene mucho más impacto ambiental. La extensiva es la que ayuda a que haya menos incendios en los campos y la que fija población y no se está apoyando. Alimentariamente, si están diciendo vamos a reducir el consumo de carne, vamos a llevarlo a esa carne, a la ganadería extensiva y ecológica en lugar de a la industrial. Al final, todos los caminos te llevan a lo mismo. O sea, que para fijar territorio hay que volver a los usos antiguos. Es el regreso. Es alucinante. El futuro de los pueblos es volver a cultivar las huertas con criterios agroecológicos, volver a tener ganadería extensiva y a dar vida, a alimentarse y funcionar como se hacía antes.
P. Aparte. A mí me salen las cuentas. Todo esto es hasta mejor para los productores. Es que van a ganar más dinero. Ahora mismo están vendiendo a pérdidas la leche y el aceite, por ejemplo. Que los olivareros sepan que si ellos mismos venden el aceite van a ganar más dinero que si se la venden a los grandes exportadores que van a reventar el mercado. Salen las cuentas.
R. Totalmente, pero estamos aprendiendo a palos. Cada uno, cuando le va llegando la hora, se está dando cuenta de eso. No sé con quién hablaba del vino y me decía que en Francia no había tanta exportación. Claro, es que se lo beben ellos. Fíjate, parece una anécdota. Francia es un productor de vino potentísimo. Ellos se lo beben. Quizás eso es lo que tenemos que hacer nosotros: consumir lo nuestro. Ahora hay una campaña que se llama Yo soy el jefe. Es un producto que se ha creado como si lo fabricásemos los consumidores. Se ha llevado a cabo con leche, creo recordar. Con esa filosofía: se contacta con ganaderos de la zona y se alcanzan criterios que acuerdan el consumidor y el productor pagando precios justos, con condiciones dignas. Esa es una demostración más de cómo el consumidor puede tomar las riendas. Si es que soy yo el que tengo el mando con mi forma de consumir. Soy yo el que puedo transformar las cosas.
"Si es que soy yo el que tengo el mando con mi forma de consumir"
P. Hay que ver cómo nos han convencido. En el fondo somos nosotros los que mandamos.
R. Pero no, no.
P. Vivimos en una ilusión.
R. El individualismo te encapsula. Yo, me, mí, conmigo. Esto es más barato, esto es mejor para mí. Nos anulan para actuar en términos colectivos. Sin pensáramos en términos colectivos, qué es bueno para la ciudad, para el medio ambiente y para todos, esto se acababa. Claro, te intentan aislar. No entramos en toda la dimensión que tiene ese acto tan pequeñito que para ti es comprar algo. Pero claro, uno más uno, más uno... Es así.
P. Por cerrar la entrevista. ¿Somos optimistas ante el futuro? Parece que están empezando a cambiar los hábitos de consumo. Quizás no tan rápido como nos gustaría, pero algo se está notando ya.
R. Totalmente. La última campaña que estamos llevando a cabo en EcoCórdoba es Invierte cinco euros en tu futuro. Esa es la palabra. Esto tiene que cambiar. Vamos poco a poco cambiando. Se empeñan en decir que el comercio local está muerto y las cifras no son muy halagüeñas, pero no está muerto. El futuro de las ciudades está en juego. El comercio local es futuro, el producto ecológico es futuro, el producto de cercanía local es futuro. Ese es el mensaje que debemos lanzar. Además, es lo que nos están pidiendo nuestros jóvenes. La gran revolución se está dando en las casas. Concretamente, en la mía mi hija es la que me está empujando más a un criterio de sostenibilidad a la hora de comprar y alimentarnos. Lo estamos viendo también con el tema del cambio climático. Es la gente joven la que está empujando. Ese es el futuro.
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