Descubrir el patrimonio cultural del lugar que visitamos
Cada día se es más exigente en todas y cada una de las acciones que se llevan a cabo dentro del entorno del ocio y el turismo. Cuando se viaja hacia un destino en concreto, ya no es suficiente con hacer las fotos de los lugares más emblemáticos, sorprendentes o hermosos. El turista de ahora va más allá de un simple check en Instagram o un Me gusta en Facebook, busca atesorar sus recuerdos acompañados de conocimientos.
Afortunadamente, en agencias especializadas como 101viajes, descubrir y saborear el patrimonio cultural del lugar que se visita es posible. El profesional del turismo reconoce que la experiencia del viajero, cuando recibe información completa sobre el destino, es mucho más intensa y emocional, cuando escucha las historias, leyendas, mitos y realidades de los espacios que pisa, sus recuerdos son más gratos y duraderos. 101viajes cumple con este objetivo y despierta el interés por la cultura, la tradición, los misterios y los datos que guardan cada rincón que recorren sus clientes y usuarios.
La realidad del turista de hoy
La sociedad moderna es más culta y siente un mayor interés por el mundo que le rodea. Una realidad que crea nuevos hábitos y costumbres en el sector del turismo. La visión sobre el concepto de patrimonio cultural ha abierto el campo para innovadoras fórmulas de recreo, diversión y desconexión al turista. Una perspectiva transformadora del modelo tradicional en relación a las vacaciones se extiende por todo el mundo.
Crece, por tanto, una demanda mucho más exigente en la que se piden productos y servicios más enfocados a la visita de monumentos, lugares históricos, y que, a su vez, se ofrezca información interesante y fidedigna de estos entornos visitables. Aumenta a buen ritmo la creación de recorridos e itinerarios culturales de todo tipo, la inclusión dentro de ellos de la visita a museos, a la asistencia de eventos, conciertos y festivales y, sobre todo, los circuitos gastronómicos donde se accede a una carta tradicional propia del lugar. Es decir, el turista de hoy pide experiencias reales, verse envuelto en la historia, en las costumbres y de toda la autenticidad actual que sea capaz de ofrecer el destino elegido para sus vacaciones.
¿Qué es el turismo cultural?
Si bien es cierto que el mismo concepto de patrimonio cultural es subjetivo al no permanecer estable en el tiempo, existen una serie de parámetros que lo definen con claridad. En términos generales, la cultura es aquello que hace único a un país y región, en este término se incluye desde su gastronomía hasta su historia, sus monumentos, arte, fiestas y tradiciones.
El turismo cultural trata, por tanto, de acceder a estos conocimientos, diferenciándose de la forma tradicional del turismo de sol y playa, dirigido principalmente al descanso. Esta forma de ocio vacacional tiene como objetivo el conocimiento, la vivencia de experiencias relacionadas con la asimilación de conceptos y de la historia del lugar. El turista cultural busca ser partícipe de forma activa de lo que el destino tiene por ofrecer, tanto a sus sentidos como a su curiosidad.
La Unesco en la década de los 70 desarrolló la Convención sobre Patrimonio Cultural y Natural, desde entonces no ha dejado de crecer en el número de turistas que buscan visitar y conocer los sitios que han sido declarados por esta organización como Patrimonio de la Humanidad. En la actualidad, el turismo cultural a nivel global representa aproximadamente el 37% del sector.
Consecuencias del turismo cultural
El aumento constante de este tipo de oferta turística tiene repercusiones inmediatas, tanto a nivel personal sobre los turistas como sobre los espacios que la ofrecen y promocionan. Entre otras consecuencias, se crean mayores niveles de educación, produciendo un aumento generalizado del interés por los elementos culturales.
Por otra parte, aparecen flujos turísticos completamente nuevos hacia los mercados emergentes, se desarrollan industrias relacionadas con el sector, y se da un aumento en la oferta de actividades y recursos culturales que potencian el empleo sostenible. Del mismo modo, aparecen y se desarrollan proyectos de regeneración urbanísticas que tienen como objetivo reconvertir edificios históricos en centros culturales.
También es notable el auge que el sector ha tenido en internet, propiciando y facilitando el consumo del turismo cultural. Este incremento también ha propiciado un mayor interés por las instituciones para aumentar la promoción de los espacios que tienen bajo su tutela, sirviendo, además, como excusa perfecta para una protección de estos lugares para destinarlos a la explotación turística.
Qué se considera patrimonio cultural
Los destinos culturales ofrecen el patrimonio más destacado para deleite de este tipo de turista. En este sentido, la Unesco, en 1972, en su Convención sobre la protección del patrimonio cultural y natural, declaró dentro del concepto “Patrimonio cultural” los siguientes elementos;
Los conjuntos de construcciones, ya sean aisladas o agrupadas, si la arquitectura está unida e integrada con el paisaje y le da un valor universal de excepción desde la perspectiva de la historia, la ciencia o el arte.
Los monumentos, entendidos como obras arquitectónicas, escultóricas o de pinturas monumentales. Así mismo, también entran dentro de esta categoría aquellos que mantienen un carácter arqueológico.
Por último, los lugares que siendo obra de la naturaleza o del hombre, se cataloguen como de valor universal excepcional, teniendo en cuenta el punto de vista estético, antropológico, etnológico o histórico.
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