Trabajo e ilusión en la vuelta de la Banda de La Fuensanta
Los más veteranos aún tienen muy vivo el recuerdo de sus días mejores. Resulta muy lógico tanto por su presencia como por su calidad. Al traje añadía en sus actuaciones, en salidas procesionales y otros actos, un casco de corte imperial con plumas blancas. Su imagen era una de las más reconocibles, al igual que su sello musical. Más de tres décadas después del cese de su actividad la Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora de La Fuensanta trata de recuperar su lugar en la Semana Santa de Córdoba.
El objetivo es complejo, pero el trabajo y la ilusión permiten seguir adelante a quienes ahora, desde hace un par de años con más intensidad, buscan cumplirlo. Al frente de la formación se encuentra Israel Guijarro, que aprovecha para matizar que “en realidad no se trata de una refundación”. “La banda sólo cesó la actividad musical y formativa de sus miembros, pero la asociación ha estado y sigue vigente”, explica. Es decir, La Fuensanta actual es la de siempre: “Está constituida desde 1992”.
Fue a comienzos de los noventa, en efecto, cuando la formación inició su andadura. Lo hizo como heredera, en cierto modo, de la antigua Agrupación Musical de Córdoba. Pero aquellos tiempos quedan lejanos. En 2012 desapareció de la escena y desde ese momento “la idea de volver ya estaba en la cabeza de varios componentes antiguos”. Pero “nadie se decidía a dar el paso”, señala Guijarro, quizá porque “conllevaba hacer una banda desde cero”.
Juventud en formación
El director de La Fuensanta resalta que “una de las personas que más apostó por este proyecto fue el antiguo hermano mayor de la Bondad, Carlos Delgado”. Precisamente en relación a la pro hermandad Guijarro afirma estar “eternamente agradecido”, sobre todo con su anterior rector. Lo cierto es que su labor no es sencilla, sobre todo por la juventud de sus miembros: de los 40 que tienen la mayoría está en torno a los 16 años.
“Hay que trabajar muchísimo en la formación de los chavales, pues en muchos casos los mandan aquí para que aprendan y luego los cojan en otras”, expone Guijarro. Fue hace tres años cuando componentes de la banda fueron la escolta de Nuestro Padre Jesús Caído de Fernán Núñez, también fundamental para su reorganización. Acerca del reinicio, el director de la formación confiesa que “es duro, muy duro” por algunas zancadillas en los primeros tiempos.
Un factor que dificulta es el económico. “No tenemos ingresos y lo poco que tenemos es porque hacemos algún sorteo para poder reparar los instrumentos, que después de tantos años guardados están un poco deteriorados”, subraya el director de la banda. Por si fuera poco, los ensayos los realiza en la calle. “Hemos escrito a todos los sitios para que nos cedieran un lugar para formar a los chavales, pero no hemos recibido respuesta por parte de nadie”, lamenta Guijarro.
Con dos objetivos, patrimonial y musical
Pese a todo, y de que su labor requiere “un esfuerzo mental muy grande”, la ilusión no se pierde. Eso sí, Guijarro admite que es “una responsabilidad poner a la banda donde se merece”, ya que “todo el mundo recuerda sus mejores años”. “Hay que entender que para llegar ahí hace falta mucho trabajo y que nos dejen hacerlo”, asevera. Sobre los objetivos marcados apunta que “lo primero de todo, y lo más difícil, es recuperar parte del patrimonio que muchas personas se quedaron en su día”.
“Lo principal de todo es nuestra bandera antigua, que alguien debe tener, y aprovecho para hacer un llamamiento para que todas las personas que tengan algo en su poder lo devuelvan por favor”, agrega al respecto. “En lo musical tenemos muchas metas, la principal es poder tocar en Semana Santa, también tener el nivel suficiente para que nuestra hermandad nos dé la oportunidad de poner sones al Señor de la Bondad”, dice en relación al aspecto fundamental.
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