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Sí, se pudo: ahora toca defenderlo

Aythami, con un seguidor a la llegada de la expedición del Córdoba | MADERO CUBERO

Paco Merino

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“¡Sí, se puede!”, cantan los seguidores sin que suene a letanía. El lema se ha adaptado a los nuevos tiempos que se abrieron hace unas horas, en Reus, después de que marcara su gol un Aythami Artiles que recibió parabienes desde que la comitiva blanquiverde ponía el pie en Córdoba tras llegar en AVE desde Madrid, a donde llegaron desde Tarragona. Pues sí, se pudo. Un larguísimo desplazamiento después de una hazaña: tercera victoria consecutiva y salida de los puestos de descenso siete meses después. Un motivo más que suficiente como para que algunos seguidores blanquiverdes acudieran a la estación de Renfe para dar un abrazo a sus futbolistas. No pudieron hacerlo con su entrenador, un José Ramón Sandoval que está viviendo momentos de alto voltaje emocional. Lloró ante los periodistas en la sala de prensa del Municipal de Reus hace apenas unas horas. El entrenador de Humanes sigue en una percepción que lleva pregonando desde hace semanas: “Sentimos a toda una ciudad detrás”, repite. Se quedó en Madrid, como José Antonio Reyes. Este lunes hay jornada de descanso y el plantel retomará la preparación mañana martes, a las cinco y media en la Ciudad Deportiva.

Pocas veces en los últimos tiempos se detectó tal comunión entre los aficionados y el equipo. El ambiente en el entorno es muy similar al de la campaña que terminó con el ascenso a Primera División, aunque en esta ocasión lo que está en juego es un asunto mucho más dramático: el club se juega la permanencia en Segunda. Falta una jornada y la conjura es absoluta. En la estación se volvió a comprobar. Sergi Guardiola o Aythami estrecharon manos y recibieron un torrente de piropos. Son los futbolistas más de moda, aunque el éxito del Córdoba es coral. Sandoval logró que todos llegaran enchufados y el equipo está desplegando su versión más efectiva con la aportación de jugadores como Álex Quintanilla -su gol en Reus fue clave- o los reaparecimos Sasa Jovanovic y Alfaro, que llevaban algún tiempo lejos del campo y que se dejaron el pellejo cuando les tocó comparecer en esta batalla por la salvación.

Mientras unos seguidores arropaban a los futbolistas en la estación, otros seguían haciendo cola en las taquillas de El Arcángel en busca de las últimas entradas. El cordobesismo se ha desplegado en modo de combate y su lección de entereza está resultando conmovedora. Después de salir de una situación horrorosa, el Córdoba afronta el partido final en un escenario muy atractivo: depende de sí mismo. Si gana se salva. Si empata, quizá también, pero nadie habla de esa posibilidad. Ahora va a velocidad de crucero, embalado hacia el mayor milagro de salvación de la historia del club. El Córdoba, a día de hoy, tiene plaza en Segunda. Toda defenderla. Y con el recibimiento a la plantilla ya está empezando a hacerlo.

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