Cabello, pletórico con su nuevo hito: “Las barreras están para tumbarlas”
Quizá no tenga la repercusión mediática que sí tienen otros éxitos. Sin embargo, no es uno cualquiera o uno más. Todo lo contrario. Además de proclamarse campeón acaba con el récord del mundo, que tuviera en su posesión, y deja ejemplo de una capacidad de superación persistente. Porque Alfonso Cabello sólo sabe crecer ante los escollos, sean factores externos o los propios de la competición. Una circunstancia que queda reflejada en su actuación en la prueba de contrarreloj en 1.000 metros -conocida como kilómetro- de los Juegos Paralímpicos de Tokio. Con un registro en contra, el de Jody Cundy, antes de salir a la pista, el cordobés va más allá de las expectativas y se hace con su segundo oro y el cuarto metal en una Paralimpiada con plusmarca global.
El hito, que es el enésimo y a buen seguro no va a ser el último, supone una enorme felicidad para el pistard. Pudo comprobarse apenas unos segundos después de volar en el velódromo de Izu, en la capital de Japón. Aún debía recobrar el aliento, lógico al concluir la prueba en con un histórico crono de 1:01.557. No fue impedimento el hecho para ofrecer sus primeras declaraciones al Comité Paralímpico Español. “Me siento en una nube”, confesó nada más empezar su breve intervención, previa al momento en que había de subir al primer cajón del podio en Tokio. “He trabajado muchos meses muy duro y estar aquí y conseguir el oro es un sueño hecho realidad”, admitió Alfonso Cabello justo después. “Al final he hecho lo que mejor sé hacer, dar el 100% y demostrar que las barreras están para tumbarlas”, zanjó con una lección de vida.
La satisfacción del ciclista de La Rambla resultaba comprensible. También que lo fuera mucho más por los condicionantes a los que se enfrentó. Fue el último en competir y lo hizo después de que el británico Jody Cundy, campeón en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, llevara al extremo el dato a superar para el oro. Además, tenía otra adversidad: la compensación por la entrada en acción de la clase C4 junto con la C5, su categoría. “Con la marca con la que he ganado, he rendido al 150%”, aseveró Alfonso Cabello después de la carrera. “Cuando he visto el tiempo que ha hecho el rival (Cundy), sabía que me tenía que esforzar a tope”, añadió enseguida al respecto. Y vaya si lo hizo. Destrozó su propio récord mundial, también el paralímpico que selló cinco años antes en Brasil, y pulverizó de esta forma el crono de su máximo oponente en la lucha por el título.
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