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Y no pasa nada

Rodri se lamenta sobre el césped de El Arcángel | MADERO CUBERO

Paco Merino

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La fe de Oltra, el mercado de invierno, la teoría de las dinámicas espontáneas y la igualdad del campeonato son a día de hoy las razones a las que el Córdoba se agarra para pensar en un porvenir mejor que el actual: lleva nueve jornadas sin ganar un partido en la Liga y ya está a dos puntos de los puestos de descenso. También va a tres del play off, que marca el séptimo puesto ya que el filial del Sevilla -tercero y revelación del curso- no cuenta en esta batalla. Pero, claro, hablar de eso ahora suena un poco a chiste. El Córdoba no es una banda. Vaya eso por delante. Da lo que tiene y exprime su potencial al máximo. Pero eso no le sirve para otra cosa que llevarse una tranquilidad de espíritu que resulta un consuelo vano. Y que no puntúa. Superados ya todos los récords de sequía de triunfos con Oltra al frente, el técnico valenciano sigue dándole vueltas a la olla en un guiso de caldo sin sustancia. Lo peor que puede suceder es que todo el mundo se comporte como si no pasara nada. Y sí que pasa.

El mismo once por tercera semana consecutiva. Una necesidad imperiosa, una elección consciente, un mensaje o todo eso junto. Oltra calcó la alineación para abordar un partido de lo más delicado ante el Getafe, que comparecía en El Arcángel en pleno proceso de reactivación después de un turbio arranque -con cambio de entrenador aparejado: Bordalás por Esnáider- y con ganas de echar sal en las heridas blanquiverdes. El Getafe tiene la clásica pinta de los recién descendidos de categoría después de muchos años en Primera. Dispone de gente con nombre y calidad, de esos que funcionan bien entre los mejores pero padecen un arranque tardío -o directamente no arrancan- cuando se trata de desenvolverse en la jungla de Segunda, donde rigen otros códigos. Bordalás, un técnico con muchas horas de vuelo, está haciéndoselo entender desde hace unas cuantas semanas y se ve que le hacen caso. El Getafe empieza a ser consecuente con sus expectativas. Al Córdoba, por el contrario, le cuesta. Le sigue costando. Sobre todo porque a veces se emplea con una desesperante actitud, que oscila entre la aceleración y la pasividad. Le faltan poso y empaque. Jugadores que se lo den, para ser más exactos.

La primera parte resultó durante muchas fases un suplicio para los de Oltra, que se vieron sorprendidos por una puesta en escena insolente por parte azulona. Los getafenses entraron por las bandas, donde estuvo especialmente activo el cordobés y ex cordobesista Álvaro Jiménez, un chico cedido por el Real Madrid que busca su sitio en el fútbol profesional. En El Arcángel estuvo hipermotivado. De sus botas nació la primera ocasión del Getafe, tras un centro raso que, en su intento de despeje, Bijimine envió hacia su propia portería. Por fortuna para Kieszek, el balón salió flojo y le dio tiempo a cazarlo. Fue el aperitivo a una noche dura para el central congoleño, que tuvo problemas -como Caro, que tenía molestias y por eso Héctor Rodas estuvo calentando un buen rato por si acaso- para combatir a una delantera poderosa, con el habilidoso Dani Pacheco y el experto Jorge Molina como amenazas permanentes.

A los doce minutos se dejó ver el Córdoba en ataque. Guille Donoso lanzó un zapatazo que salió pegado al palo después de una buena combinación entre Bergdich y Juli. Los locales trataban de gobernar el choque, pero no encontraban el modo de mantener la posesión y, sobre todo, sufrían a la hora de generar acciones ofensivas. Al menos, bastante más que un Getafe mucho más fluido e inspirado. Y ayudado, además, por las desaplicaciones en la retaguardia blanquiverde. Un error en la salida de Caro estuvo a punto de aprovecharlo Pacheco, pero su disparo lo detuvo con seguridad Pawel. El Córdoba sacaba las garras cuando podía. Rodri se movió por la zona de ataque tratando de crear huecos y Alfaro tuvo un disparo al poste. Parecía que el pleito se equilibraba cuando llegó el mazazo para los locales.

Primero avisó Damián en un lanzamiento de falta al borde del área al que respondió fantásticamente Kieszek. El polaco no puso evitar la siguiente llegada, que fue letal. Otra vez comenzó todo a balón parado. Dani Pacheco botó una falta al interior de área y Luso despejó de cabeza. El balón le cayó a Álvaro Jiménez y el cordobés lanzó un globo que no despejó Bijimine y que Gorosito agarró para, tras revolverse, batir a Kieszek y poner el 0-1. Poco después, un testarazo de Lacen se estrelló en el larguero. El árbitro había anulado la acción por fuera de juego, pero para entonces la inquietud ya había cundido por el graderío. Se escuchaban los primeros silbidos.

Rodri tuvo un mano a mano con Alberto García después de un error del Getafe en la zona de tres cuartos. El punta quiso resolver pronto, pero el meta ex cordobesista se le echó encima y le sacó la pelota con los pies. El Córdoba, enrabietado por la situación y presionado por las quejas del público, se lanzó arriba sin demasiado método. Le puso más ardor y el Getafe no se quedó atrás. A falta de cinco minutos para el descanso se produjo una tangana por una caída de Cala, que le echó teatro al asunto y encrespó los ánimos de un puñado de cordobesistas. El árbitro le enseñó tarjeta al sevillano, pero esa acción abrió una sesión de malas caras y juego sucio que duró hasta el intermedio. Los de Oltra se retiraron escuchando pitos y con un problema grande entre las manos.

A la vista de que tras el receso no mejoraba el panorama, Oltra decidió retirar a Zacharya Bergdich para colocar a Carlos Caballero y pasar a Juli a la banda. Pero antes de que se pudieran comprobar los efectos del cambio llegó el 0-2. Portillo se marchó por su banda y lanzó un centro al área para que Jorge Molina, en carrera, tocara con la zurda para batir de manera inapelable a Kieszek. El ex del Betis es de esos que parece que no están en el campo... hasta que le ves celebrar un gol. Y cuando anda con ganas resulta determinante. Su puñalada dejó malherido a un Córdoba que a falta de media hora entró en un estado de alteración permanente. Arriesgó más y se encontró con sustos en cada contra. Jorge Molina tuvo un mano a mano con Kieszek, pero el meta demostró su rol de estrella en este Córdoba en decadencia.

El Arcángel se quedó en silencio hasta que a alguien se le ocurrió que sería una buena idea entonar el cántico recurrente en periodos de crisis: “González, vete ya”. El caso es que González ni está ni se le espera hasta el día 22, cuando llegue a la junta de accionistas a presentar cuentas y a dejar el relevo presidencial en manos de su hijo Alejandro González, que heredará una situación envenenada. Mientras, en el verde, Oltra buscaba soluciones de urgencia. Echó mano de Alberto Quiles, un joven del filial cuyo bagaje en Segunda es de dos minutos oficiales -la semana pasada en Miranda- y que ingresó en lugar a Alejandro Alfaro, cuya gris actuación fue piropeada por la grada con una andanada de chiflidos. El ambiente se agriaba por momentos.

El Córdoba hacía lo que podía. Guille Donoso se sacó un tirito con dificultad que detuvo Alberto en el minuto 70. Rodri buscó que le pitaran falta, penalti o lo que fuera cada vez que sintió el aliento de un defensa contrario. Juli, muy castigado, no apareció apenas. La impresión que daba el Córdoba era la clásica del que busca más adecentar la derrota o justificarse con un esfuerzo sobreactuado que del que piensa que, efectivamente, puede darle la vuelta a un marcador feo. Son los efectos de una racha de nueve partidos ya sin vencer, un periodo que dispara preguntas como dardos y genera complejos. Facundo, que había salido en lugar del cordobés Álvaro Jiménez, se ensañó firmando el 0-3. El Getafe se metía en la zona de play off, a tres del ascenso directo, pasando por encima de un Córdoba que sacó su rabia con un tremendo golazo de Pedro Ríos. El jerezano, ex del Getafe, cogió el balón fuera del área y viendo que nadie le atosigaba, decidió conectar un trallazo que entró por la escuadra de Alberto. Con la grada semivacía se celebró de una manera rara ese gol que los clásicos llaman del honor.

El partido consumió los últimos instantes con un sector de la afición local aclamando a Alberto, portero del Getafe, por su pasado cordobesista y porque el ánimo al rival es la forma más sofisticada de zaherir a los propios. Un epílogo disparatado para un partido que condena a los de Oltra a seguir sufriendo en la Liga. Este Córdoba no da para más.

FICHA TÉCNICA

CÓRDOBA CF, 1: Pawel Kieszek, Antoñito, Caro, Jonathan Bijimine, Domingo Cisma, Luso, Guille Donoso (Pedro Ríos, 78'), Juli, Alfaro (Alberto Quiles, 67'), Bergdich (Carlos Caballero, 56') y Rodri.

GETAFE, 3: Alberto García, Paul, Lacen, Portillo (Emiliano Buendía, 63'), Molinero, Cala, Gorosito, Jorge Molina (Scepovic, 87'), Pacheco, Damián y Álvaro Jiménez (Facundo, 74').

ÁRBITRO: Saúl Ais Reig (Comité Valenciano). Amonestó con tarjeta amarilla a los cordobesistas Bijimine, Luso y Alberto Quiles y a los visitantes Cala, Molinero y Gorosito.

GOLES: 0-1 (23') Gorosito.

0-2 (57') Jorge Molina.

0-3 (82') Facundo. 1-3 (85') Pedro Rios.

INCIDENCIAS: Partido correspondiente a la jornada 16 del campeonato nacional de Liga 1|2|3, disputado en el Estadio Municipal El Arcángel ante 10.946 espectadores.

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