Manual de autoayuda para evitar el desplome absoluto
El Córdoba sigue buscando la fórmula para rentabilizar las últimas diez jornadas y evitar una caída en la zona de descenso
Sin ganar en casa desde el pasado 4 de enero, con El Arcángel batiendo récords negativos de afluencia de público -ni tres mil el pasado sábado ante el Murcia-, la afición dividida entre los que detestan al presidente, los que lo toleran, los que lo adulan y los que pasan absolutamente de la cuestión, el equipo desquiciado por los continuos cambios y un efecto revulsivo nulo por el cambio de entrenador, el Córdoba encara los últimos diez partidos falto de fútbol, de cariño, de objetivos claros y de patrón de juego. Nada extraño. Así ha sido su vida desde siempre, con el paréntesis de una campaña genial en la que Paco Jémez logró el milagro de convertir al Córdoba en un equipo top, un candidato de verdad que ganaba partidos con un estilo de juego envidiado y admirado en todo el país. Desde entonces, todo ha sido un vano intento de imitar aquel fantástico periodo. Y el resultado ha sido una broma grotesca, una parodia.
El Córdoba, con 40 puntos agarrados y 30 en juego, ya no podrá alcanzar la cifra (71) que condujo al club a la sexta plaza en la Liga 11-12 ni aunque los gane todos. Llegados a este punto, y por más que algunos protagonistas -Chapi Ferrer, el principal- sigan recalcando, con tono cada vez más agrio, que el desafío es entrar en el play off, parece conveniente centrar la mirada en lo prioritario: asegurar la permanencia. Ante un guión imprevisto se exigen respuestas maduras: en el campo y en la grada. Hay diez jornadas por delante para que se pueda comprobar de forma clara a quién le importa el futuro del club deportivo más emblemático de la ciudad.
¿Qué le queda al Córdoba? En El Arcángel tendrá que recibir al Alcorcón, Mirandés, Zaragoza, Real Madrid Castilla y Mallorca. Y visitará al Sporting de Gijón, Hércules, Barcelona B, Tenerife y Recreativo de Huelva. ¿Que es capaz de ganar en cualquier sitio? Pues nadie podría decir que no, tal y como se mueve esta impredecible Segunda División, aunque tal vez resulte mejor estímulo el comprobar los números que se han hecho en la segunda vuelta -10 puntos sobre 33 posibles, 6 puntos en 6 partidos con Ferrer- y los que teóricamente se necesitan -entre 10 y 12- para certificar la permanencia en la última jornada. Para salvar el pescuezo en el último instante, el Córdoba tendría que mejorar sus prestaciones actuales.
Con un punto de promedio por cita no le llegará para cuadrar cuentas. Si pretende ir más lejos tendría que describir una trayectoria excepcional y sin precedentes en su historia. “El descenso está ahí, pero debemos seguir”, admitió al final del partido ante el Murcia el punta Uli Dávila, uno de los futbolistas que mejor encarna la esperanza frustrada de los blanquiverdes. El mejicano, que vino cedido por el Chelsea y pensando en lograr un sitio en el Mundial de Brasil con la selección de su país, anda parcheando la alineación y con un papel irrelevante.
La carrera final comienza en El Molinón. Allí, para no perder la costumbre, Chapi Ferrer tendrá bajas. No podrá salir al césped Aritz López Garai, cuyo contrato de cesión del equipo asturiano impide su alineación. A la vista de esa circunstancia, el mediocentro vasco provocó una tarjeta amarilla ante el Murcia que le hará cumplir el ciclo precisamente este domingo. Volverá al once siete días después, frente al Alcorcón. En Gijón tampoco estará José María López Silva, expulsado el sábado, lo que supone un golpe a la (escasa) creatividad ofensiva del Córdoba. Atrás, Ferrer podrá volver a contar con Raúl Bravo, una vez cumplida su sanción, y para la punta recuperará a Xisco y Arturo. Los rojiblancos pelean por subir a Primera. El Córdoba, por ganar para tomar una bocanada de aire.
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