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El CCF y su feria sin descanso en la semana de los adioses

Paco Merino

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Esnáider no da ni un solo día libre para preparar el intrascendente partido del domingo ante el Mirandés, que cierra el curso en El Arcángel y la etapa blanquiverde de muchos de los profesionales del club

Los acontecimientos han servido para quitar las caretas y los últimos discursos se han expresado con una dolorosa sinceridad. Cada cual cuenta a su manera el guión de una película fallida, en la que los actores principales no dieron la talla y dejaron la escena libre a unos secundarios que hicieron lo que buenamente pudieron. Entre las culpas a la herencia recibida -de Berges y Luna, se entiende-, las promesas de un porvenir idílico y la multiplicación de conflictos en todos los frentes posibles -el último, la denuncia al Ayuntamiento por el acceso “sin las correspondientes autorizaciones” de operarios municipales que causaron desperfectos en El Arcángel-, el Córdoba vive uno de los finales de temporada más estrambóticos de su historia reciente. La afición contempla con estupor cómo se desintegra un proyecto deportivo al que Carlos González, con su potente verbo y los altavoces adecuados, intentó insuflar nuevos bríos en una comparecencia pública con mensajes de optimismo que difícilmente se sostienen a la vista de los resultados. Porque, definitivamente, eso es lo que busca ya el Córdoba. Resultados. Le faltan dos encuentros para finalizar la temporada y el pronóstico es incierto. Uno en casa, ante el Mirandés (domingo, 18:00), y otro en Soria frente al Numancia. Un mal balance en estas dos últimas citas puede afear la clasificación hasta extremos insospechados, haciendo ocupar al Córdoba su peor puesto en todo el curso coinciendo con la jornada final. Imaginar esa posibilidad eriza el vello a cualquier cordobesista sensible. Y lo peor de todo es que resulta fácil hacerlo tras comprobar, semana tras semana, que los blanquiverdes siguen despachando actuaciones indolentes, sin pulso, nervio ni patrón, tirando al retrete todo el crédito que acumularon.

Con el ruido de la Feria sonando de fondo, los jugadores del Córdoba están afrontando la semana más intensa de trabajo desde que Esnáider acudió al rescate del equipo. No hay días libres. Después del horrible partido en el Colombino onubense (2-1), que se cerró con nuevas declaraciones del técnico argentino a propósito de las pocas “ganas de ganar” del grupo, el planning semanal presenta sesiones desde el lunes hasta el sábado. Y el domingo, partido. A la primera de las citas no acudió Esnáider, que dejó las riendas a su segundo, Mauricio Elena, y al preparador físico, Esaú Sánchez. Los jugadores, la mayoría de ellos con su destino lejos de El Arcángel, consumen sus últimos días de blanquiverde sin demasiado entusiasmo. Después del viaje en autobús a Huelva el mismo día del partido y la semana completa de entrenamientos, en lo que se puede interpretar -los propios promotores así lo dejan ver- como un castigo, no es descartable que el menú del próximo viaje a Soria sea un bocadillo de chopped y un refresco de marca blanca.

El clima de de desafección es patente. A día de hoy, el equipo estelar de la entidad es el filial de Tercera División, que jugará en El Arcángel (sábado, 18:30) su partido de vuelta de la primera eliminatoria de ascenso a Segunda B frente al Castellón (0-0 en la ida). Algunos aficionados fabulan con la posibilidad de que acuda más público a arropar al equipo de Tercera que 24 horas después a despedir a la primera plantilla. Sería una circunstancia singular, motivo de reflexión y resultado inapelable de un plebiscito popular.

El Córdoba-Mirandés del domingo será el día de los adioses. Ante el equipo burgalés, que necesita los puntos para asegurar la permanencia y no tener que depender de terceros, se despedirá el equipo de sus aficionados en El Arcángel. Entre los cedidos, los que terminan contrato y los que serán puestos en el mercado, se podrá presenciar una versión irrepetible de una formación que será reconstruida para tranformarse en un “equipo top”, según auguró Carlos González. A quién no se podrá tributar una ovación es a Fede Vico, el ídolo emergente, que se encuentra con la selección española sub 19 y se perderá los dos partidos que cierran la campaña en la Liga Adelante. Colocado en el mejor lugar del escaparate, es más que probable que no vuelva a vestir la blanquiverde en un partido oficial. Y en el banquillo estará Juan Esnáider, el técnico al que el presidente otorgó públicamente su confianza para liderar el Córdoba que viene. Y pese a esa escenificación, la pregunta está en el aire: ¿Será también este domingo el último partido para él en El Arcángel?

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