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'El Calorro' no se rinde: el combate final

Nacho Ramos, con su medalla en el último Handi Boxe, junto a su entrenador Gregorio Pérez 'Aspirina'.

Paco Merino

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La petición, a través de la plataforma change.org, ha sido lanzada al aire hace unas semanas. Los boxeadores con algún tipo de discapacidad quieren ser reconocidos por la Federación Española, que no organiza torneos oficiales para ellos. Uno de los estandartes de esta solicitud, dirigida al Consejo Superior de Deportes (CSD), es el cordobés Nacho Ramos, quien se ha sumado a una iniciativa que lanzó el entrenador albaceteño Sergio Castillo. “El motivo de esta petición es acabar con la exclusión de la que están siendo objeto los deportistas discapacitados en el boxeo nacional.. ya que no hay manera de que puedan participar en ninguna competición en nuestro país y deben competir en el extranjero con los elevados costes que supone para ellos, para sus entrenadores etc. y no poder ser arropados por los suyos”, indica la petición, que alude directamente al caso más emblemático en esta situación. “Conozco el tema de primera mano, ya que mi amigo Nacho Ramos Soler El Calorro (campeón del torneo para discapacitados Handi Boxe 2015 en Francia) entrena diariamente con el objetivo de algún día poder competir en suelo español”, apunta Castillo. Las adhesiones a la causa están llegando desde distintas partes del mundo.

Nacho Ramos Soler El Calorro fue en 2013 el primer boxeador discapacitado español que intervino en un campeonato con carácter oficial, algo imposible de acometer en nuestro país pues “la Federación considera que no debemos hacerlo”, según ha venido declarando en varias ocasiones durante unos años de reivindicación que cayeron en el vacío. El cordobés de sangre y adopción -nació en Cataluña-, que vive en la localidad de Valenzuela y se desplaza cada día a la capital para entrenar, sigue con un combate pendiente. Quiere pelear en su país en un torneo de carácter oficial, algo que hasta ahora sólo ha podido hacer en Francia. Allí ha acudido en tres ocasiones al Handi Boxe, un campeonato para boxeadores con distintos grados de discapacidad. En su primera comparecencia terminó en cuarta posición. Fue una experiencia dura, pero aprendió. El 2014 volvió a presentarse y terminó subcampeón. A la tercera, logró el título de campeón.

A sus 30 años, El Calorro encarna una historia de superación que fue llevada al cine -en el documental No fight, no life, premiado en distintos certámenes- y que alcanzó eco mediático. Su lucha, sin embargo, continúa sin encontrar ese momento que busca desde que ser inició en el boxeo: disputar un combate oficial en su país, en su casa, con los suyos. Quiere que todos vean hasta dónde ha sido capaz de llegar. Su ejemplo conmovió a uno de sus seguidores, el entrenador Sergio Castillo, que le invitó a una velada que organizó en Albacete el pasado mes de septiembre. Allí El Calorro subió al ring y llegó a recibir los ánimos de afamados púgiles como Petr Petrov o Wilfredo Vázquez Jr., que le alentaron para seguir adelante. A través de su página de Facebook, en la que cuenta con miles de contactos, Ramos está pidiendo firmas para ejercer presión ante la Federación Española con el fin de que ésta autorice los combates entre discapacitados. Nadie se ha puesto jamás en contacto con él desde la Federación.

“Sería muy sencillo para los federativos implantar el boxeo paralímpico en España, ya que sólo tendrían que importar las mismas reglas que en el resto de países, donde en los combates que disputan personas con discapacidad se valora más la técnica que la claridad de los golpes, a diferencia del boxeo profesional”, según indica en una nota el portal especializado Espabox. El Calorro no se rinde.

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