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MADERO CUBERO / Alejandro Jiménez

9 de mayo de 2024 13:58 h

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Sonrisas, abrazos, flores, lágrimas, júbilo, y un canto al unísono: “Sí, sí, sí, nos vamos a París”. La atleta cordobesa Carmen Avilés, de tan solo 22 años de edad, ya está en Córdoba junto con su familia después de un largo y ajetreado viaje de vuelta que se ha prolongado por cuatro días. Tras lograr una plaza olímpica en Bahamas el pasado 5 de mayo, el círculo cercano de la deportista, equipados con banderas de España y amplias sonrisas en sus caras, han recibido a Avilés a su llegada a la estación.

En declaraciones a Cordópolis, Avilés ha reconocido que “la alegría y el éxito” que se traen de Bahamas “supera con creces” todo lo sufrido a lo largo de un viaje de vuelta que se ha alargado hasta los cuatro días debido a diversos problemas con las aerolíneas. “En pista había muchos nervios porque nos jugábamos mucho, pero la suma y el esfuerzo de todas las participantes ha dado la talla, y volvernos con un récord de España y, encima, también con esa plaza olímpica, sirve para llegar a casa con una sonrisa de oreja a oreja”, ha explicado la joven atleta.

Eso sí, Avilés, visiblemente cansada, con jet lag y sin apenas voz, fruto de las celebraciones, ha descrito su travesía de vuelta tildándola de “horrible”, ya que ha pasado “más tiempo tirada en el aeropuerto que en una cama durmiendo”. Parte de la expedición voló desde Bahamas hasta Philadelphia, para posteriormente ir a Charlotte y, desde allí, coger un nuevo vuelo hacia Londres. Una vez en Londres, algunas de las atletas volaron hacia Madrid y, desde allí, Avilés llegó en tren hasta Córdoba. Eso sí, todo ello con múltiples problemas de overbooking en algunos vuelos, retrasos, noches en aeropuertos y una expedición que se fue separando a medida que pasaban las escalas. Pese a todo ello, prefiere “pensar en positivo”, ya que ya se encuentra “en casa, bien, con la familia y con ganas de disfrutar este fin de semana” con los suyos.

Volviendo a sus sensaciones tras lograr la plaza olímpica en Bahamas, Avilés ha recordado los gritos que le han provocado quedarse sin voz a día de hoy. “En cuanto vi que mi compañera entraba cuarta, luego pasaron a ser terceras, y en la última puesta llegaron en segunda posición, ya sabía que estaba hecho. Recuerdo estar en meta y pensar que era imposible, pensar en que cómo íbamos a tener esa plaza olímpica, mientras que mi compañera Eva -Santidrián- me decía que sí, que lo habíamos conseguido. En el momento en el que cruzó la meta, pegamos todas un chillido y lo celebramos”, rememora la cordobesa, añadiendo a modo de anécdota que “a Blanca -Hervás-, en la celebración, le pisamos el pie con los clavos, así que ya tiene heridas de guerra para contarle a su familia”.

De esta manera, Carmen Avilés y su equipo de relevos lo celebraron “todo lo que pudimos”, y ahora vuelven a casa “muy contentas con esa plaza olímpica, y pensando en seguir trabajando porque lo que se ha clasificado es el relevo, pero hay que estar en esas marcas para estar entre las integrantes del relevo en París”. Por ello, la cordobesa ya piensa en los siguientes objetivos, como es el Campeonato de Europa que hay en el próximo mes de junio, así como en las múltiples competiciones internacionales que hay entre medias en las que buscará “estar bien a nivel de ranking, conseguir puntos y hacer esa mínima para Roma -sede del Campeonato Europeo de Atletismo 2024-. A nivel individual, ese es mi principal objetivo, además de obviamente París. Yo creo que, con la suma de todos esos entrenamientos, más la alegría si puede ser que nos llevemos también en Roma, es posible. A seguir entrenando disfrutar y ojalá tener esa plaza en París”.

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