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990 minutos de juego y sólo diez con ventaja

Fede Cartabia lamenta una ocasión perdida. | MADERO CUBERO

Rafael Ávalos

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El Córdoba sólo estuvo por delante en el marcador en Getafe, de forma que sólo ganó durante un 1 por 100 del tiempo | En ocho partidos le tocó afrontar un resultado adverso

A un partido de que se cumpla el primer tercio de campeonato de Liga, no conoce el sabor de la victoria. Después de once encuentros, sigue sin saber lo que es sumar tres puntos de una tacada. Es su tarea pendiente; un deber que comienza a ser obligación a la que responder cuanto antes. Es una circunstancia que provoca que actualmente ocupe la última plaza de la clasificación de la máxima categoría. El Córdoba necesita el triunfo, si bien antes tiene que encontrar el camino. Porque de entre todos los datos del conjunto blanquiverde en la competición existe uno que es no poco esclarecedor sobre su situación y que representa el mayor condicionante para que todavía no haya conseguido superar a ningún rival con los que se ha enfrentado. Se trata del escaso tiempo que el cuadro califal ha estado por delante en el marcador. El período de renta favorable se reduce a diez minutos. Apenas diez minutos de 990 ha logrado sumar el equipo con ventaja en el tanteador. Esa estadística lo dice todo sobre la dificultad que tienen los cordobesistas para de una vez por todas vencer un choque.

Sólo en una ocasión consiguió el Córdoba adelantarse a su rival y lo hizo con Albert Ferrer aún en el banquillo. El breve instante de felicidad se dio lejos de El Arcángel, donde fue incapaz hasta la undécima jornada de marcar antes que el adversario. Fue en Getafe donde el conjunto blanquiverde estuvo más cerca de la victoria. A un paso quedó de alcanzar tres puntos que a buen seguro no sólo habrían tenido importancia en la clasificación, sino también en el aspecto anímico de la plantilla. Un gol de Babá a falta de dos minutos para que se cumpliera el tiempo reglamentario lo evitó. Y una botella voló para impactar contra el césped. Ésa fue la muestra del enfado el técnico catalán y, en cierto modo, un gesto de una rabia que a buen seguro sintió toda la afición cuando observó cómo se escapaba la mejor oportunidad de ganar. La luz, antes de las sombras, llegó de la mano de Patrick Ekeng, quien al estrenarse como goleador con la elástica califal permitió acariciar el sueño. Marcó en el minuto 78. Sólo diez después se restableció el equilibrio en el Coliseum Alfonso Pérez.

Fue la única vez que la escuadra cordobesa consiguiera dominar el marcador. No tuvo ventaja antes, ni la ha tenido después. Con ese dato resulta más sencillo de entender que al conjunto blanquiverde le sea tan complicado alcanzar el triunfo en su regreso a la elite. Fueron sólo diez minutos de 990. O lo que es lo mismo, apenas un uno por ciento del tiempo de juego. De esta forma, al Córdoba le tocó casi siempre reaccionar a un resultado desfavorable, algo que sucedió en ocho encuentros. Sólo en dos, ante el Espanyol y el último ante el Deportivo, logró que al menos el rival no pudiera tomar ventaja. Con todo, es con empate como transcurrió la mayor parte del período sobre el campo para el cuadro califal. En ese sentido, acumula 575 minutos (un 58 por 100) por los 405 (un 41 por 100) de los que estuvo por debajo. Sin embargo, no pudo completar ninguna remontada y al final todo quedó en esos instantes, que acabaron por ser pasajeros, en Getafe. La situación no puede más que generar cierto estado de nervios en el equipo, a pesar de que dentro del vestuario se opta por hablar de calma.

Sin embargo, Miroslav Djukic tiene claro que el de la presión es uno de los problemas a resolver para lograr la primera victoria de la temporada. “Cuando uno tiene tranquilidad es otro, con la ansiedad el balón quema, hay precipitación”, aseguró el serbio tras el duelo con el Deportivo. De hecho, entendió la bronca de la afición a la conclusión de ese encuentro como un reflejo de que “la gente está ansiosa y deseando que llegue la victoria”. El balcánico trata de combatirla para que su equipo logre un triunfo que tendrá también su sentido balsámico en el plantel y en los seguidores. Lo tiene claro desde su primer día como preparador del Córdoba, en que ya advirtió de que “es muy importante quitarle la presión de encima, la ansiedad” a los jugadores blanquiverdes. En eso está el cuadro califal, que prepara el próximo partido en Elche (23 de noviembre) para volver a estar por delante en el marcador e intentar que además sea para alzar los brazos al término del mismo.

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