FESTIVAL DE LA GUITARRA DE CÓRDOBA

El vivo lenguaje de Manolo Sanlúcar emociona en La Axerquía

Los asientos colocados sobre el escenario del Teatro de La Axerquía esperaban a los guitarristas Santiago Lara y Javier Ibáñez, al percusionista Perico Navarro y a los músicos de la Orquesta de Córdoba, que con unos minutos de retraso han dado el pistoletazo de salida a la 42 edición del Festival de la Guitarra. Una grada y una pista prácticamente llenas han recibido con fuertes aplausos a los músicos.

Con todos preparados, Andrea Simone, en la voz de Ana Linares, ha dirigido unas palabras al compositor gaditano. “Con Medea vuelves a tu paisaje, Manolo, figura entre figuras en el Festival de la Guitarra. Tu lenguaje creado sigue en movimiento por las manos que te escuchan y los ojos que siguen tu pulso. Por tu tiempo dado al arte, hoy las voces coloreadas claman tu nombre”.

Las manos de Santiago Lara y Javier Ibáñez -como primera y segunda guitarra, respectivamente- y Perico Navarro a la percusión, acompañados de la Orquesta de Córdoba bajo la dirección musical de Michael Thomas, han sido las encargadas de llevar la obra de Sanlúcar a los cordobeses. Una pantalla detrás de los músicos se ha encendido con la imagen de una niña cada vez más cerca de un cielo repleto de nubes blancas. Las notas de Obertura han acompañado el viaje de Medea.

La composición de Sanlúcar en el que se narra la historia de la tragedia griega de Eurípides ha estado llena, al igual que esta, de subidas y bajadas de emociones. Fiesta ha dado el toque más alegre con las guitarras como protagonistas de los sonidos que han ido in cresccendo. La Amargura, con el solo de Santiago Lara y la pantalla en negro en el silencio del teatro, ha reflejado la parte más oscura del sentimiento, que se ha roto con el cajón de Navarro y los bombos de la Orquesta.

La obra ha pasado por el Reencuentro y desencuentro, protagonizado por las dos guitarras y el cajón ante las miradas que apreciaban en silencio el virtuosismo de los músicos. Las cuerdas de la Orquesta, que se han sumado poco a poco, han dado el toque trágico. La Seducción es otra pieza de la obra de Sanlúcar en la que ha primado la solemnidad de los violines, violas, violonchelos y contrabajos.

La fortaleza y la garra de las seis cuerdas principales han reflejado la Riña, nombre de la siguiente pieza que se escuchó en La Axerquía. Los golpes del pandero, la batería y los instrumentos de viento han dado comienzo al Saqueo, con unas imágenes más crueles que han narrado la disputa entre ambos amantes. Detrás suya, un cielo rojo como la sangre.

El desgarro de Medea al conocer al nuevo amor de Jasón en la Soledad de las notas de la guitarra de Lara. Los juegos de luces han aparecido en esta parte del concierto dando aún más vida al Conjuro. La Fiesta II y, de nuevo ,aplausos del público que rompen el silencio ante el talento de los artistas. La Ofrenda y la Alboreá han precedido al trágico final, que bajo el drama y la tensión de los instrumentos han trasladado a La Venganza. La muerte de los hijos de Medea a manos de su propia madre. La desesperación y el dolor de Jasón al encontrar este desenlace. De nuevo los aplausos del público han ayudado a salir, por un momento, de la tragedia.

Tiempo de dolor junto con Y amén han concluido la obra al homenajeado. Las expertas manos a la guitarra de Lara e Ibáñez han cerrado la primera parte de este concierto inaugural. Pero no sin antes recibir, junto a los músicos de la Orquesta, los vítores de un público que se ha puesto en pie sin dudarlo.

La voz del maestro, en la de Juan Carlos Villanueva, ha hablado para introducir La canción de Andalucía. “Hablándole al mundo de mi alma y de mi tierra compuse esta canción que trata de recoger cuánto sentimos por ella”. Con la Orquesta y Lara e Ibáñez de nuevo a la guitarra, Rocío Luna ha interpretado la canción que el artista compuso a su tierra. Las voces de 300 cordobeses han querido participar en este emotivo homenaje. Frente al escenario se han levantado de sus asientos y han prestado, por un momento, sus voces, que más fuerte que nunca se han dirigido al cielo para Manolo Sanlúcar.