Rosario Villajos: “'Face' es un regalo para las mujeres que me prestaron su cara”
Rosario Villajos (1978-forever) lleva casi seis años trabajando en Londres. La artista cordobesa -escritora, músico, cantante...- se mudó en 2011 a Reino Unido empujada por su pasión por el cine. Durante un tiempo, trabajo en la industria como diseñadora de posters y técnico de foto fija. Y haciendo esto y lo otro, decidió crecer (solo un poco, insiste) para empezar en un maravilloso puesto en la industria digital londinense. Un empleo que le dejó tiempo suficiente para escribir, dibujar y publicar su primera novela gráfica de tintes autobiográficos: Face (Ponent Mon).
El libro se presenta en Gosh! el 24 de marzo en Londres y el 1 de abril en el Museo del Cómic de Nueva York. Ni más ni menos. Pero plantar semejantes picas en las dos principales plazas culturales de mundo no es lo que más ilusiona a la creadora. En la primera página de la versión británica del tebeo puede leerse que una copia se guardará en la British Library. Y eso sí que le alegra la cara de verdad.
(Antes de que sigas leyendo, te advertimos con un Spoilers Alert como una catedral de grande, que esta entrevista cuenta cosillas del cómic que casi, casi, perfilan el final. Aviso a navegantes)
PREGUNTA. ¿Con qué cara te levantas?
RESPUESTA. Con la que me toca. Unos días me veo estupenda y no entiendo cómo es posible que aún no me hayan llamado para hacer una película muda y otros preferiría poder volver a la cama y esconderme para siempre. Supongo que le pasa a mucha gente.
P. ¿Y con qué cara cuentas que tu novela gráfica fue aceptada antes en Londres que en Córdoba?
R. Pues con cara de pena. Nada más que añadir.
P. Face está escrita en inglés por una española que emigró de Córdoba porque aquí no le hacían ni caso. Y ahora su libro se vende, traducido, en las librerías españolas e incluso en las cordobesas. ¿Tiene algún sentido todo?
R. Para empezar Ponent Mon publica también en español, por eso ha salido Face primero en este país. Me gustaría sin embargo poner un ejemplo que tal vez ayude a ver por qué algunas cosas carecen de sentido. Hace poco aparecí en una revista, 17, que recoge los nombres de no sé cuántos cordobeses relacionados con la cultura, y aparezco como poeta. Yo no he escrito un verso en 10 años, supongo que me di cuenta a tiempo de que mi escritura, por sí sola -sin dibujos o sin música-, no estaba a la altura de lo que quiero contar. Lo curioso es que accedí a que me hicieran una entrevista por Skype para esa revista y ni siquiera me preguntaron a qué me dedicaba en estos momentos. Les habría dicho tan feliz que estaba en proceso de publicar mi primera novela gráfica, que la presentación es en Gosh! el 24 de marzo en Londres y el 1 de Abril en el Museo del Cómic de Nueva York. Me habría encantado decir “soy cordobesa y he cumplido uno de mis sueños que era publicar un libro”. No soy la única que se ha abierto paso en otro sitio que no sea nuestra ciudad. Ojalá publicaran una revista que hablara con orgullo de nosotros; vale, nos hemos ido, pero hemos salido de ahí, algo habremos aprendido en nuestra tierra, joder. Supongo que les interesaba más poner un número más en la lista de exiliados que se quejan de la poca cultura en Córdoba. Ahí se puede ver el rigor y el interés de una revista sobre cultura con un presupuesto institucional de 10.000 euros, ¿no es irónico? Vuelvo a aprovechar esta entrevista para decir que no soy poeta, y que siento que la gente a la que admiro y que sí lo es haya tenido que leer eso. Esto es una crítica que hago con mi enfado correspondiente, un feedback, como decimos aquí, para ver si así la próxima vez se hacen las cosas de otra manera, con interés y precisión. El cómo reaccionen los relacionados con este tema ya es otra cuestión. Parafraseando a Carrie Fisher: “La vida no es lo que te dan sino como lo recibes”.
P. En la primera dedicatoria, agradeces a Londres haberte acogido. ¿Agradeces a Córdoba haberte señalado la salida?
R. Claro que no, siento muchísima pena. Echo de menos a mi familia y amigos. He de decir que Londres ha sido pan comido comparada con Córdoba, que me parece una ciudad durísima. En casi seis años en Inglaterra he conseguido más que en Córdoba en toda mi vida. Sin contactos ni hablar previamente el idioma. Es para hacérnoslo mirar.
P. Dices que eres malhablada. ¿No se blasfema más y mejor en castellano?
R. Se blasfema bien en inglés también. Aprendí este idioma viendo películas, y me ha costado mucho quitarme el deje Tarantinesco. Con la blasfemia en español ya estoy perdida.
P. De todas formas, no parece que abunden los tacos en Face…
R. La retoqué; pensé en mis sobrinos Alejandro y Helena, jeje.
P. Una protagonista (tú) sin cara enfrascada en el mundo de las redes sociales. ¿Face se entendería sin Face(book)?
R. Creo que sí, seguiría existiendo MySpace, Fotolog, Instagram, los blogs, la mensajería instantánea, el walkman y todo lo que nos ayuda sutilmente a alienarnos.
P. La prota perdió su cara, paulatinamente, durante la adolescencia hasta quedar impoluta de rasgos a los 22. Lo de Gregor Samsa fue un susto pero ella lo va aceptando…
R. Bueno, al final acabas aceptando las cosas que no te gustan de ti, no solo me refiero al aspecto. Imagina que tienes 9 años: si todo el mundo en el colegio te convence de que no puedes hablar, ignoran lo que dices y fingen no oírte. ¿Seguirías intentado hablar?
P. ... su rostro regresa pero con la forma de la persona de la que se enamora... Y luego ocurre sorprendentemente al revés... ¿Pasamos a ser siempre el otro de una manera tan bestia con las relaciones?
R. No lo sé. Cuando no te gustas o no te terminas de gustar te agarras a un clavo ardiendo, intentas parecerte a quién admiras o dejas de ser tú misma para que te acepten, te conviertes en un fraude por miedo a no estar a solas con lo que no te gusta, es decir, con uno mismo.
P. La novela se la dedicas a todas las mujeres que te prestaron su cara para encontrar la tuya. ¿Escribiéndola y dibujándola te has terminado de encontrar?
R. Te voy a dar contexto de la dedicatoria. En agosto de 2015 me rapé la cabeza y dejé de maquillarme porque estaba cansada de no tener cara; estaba cubierta de maquillaje día sí y día también. Quería acostumbrarme a ver mi rostro otra vez, limpio, como cuando era pequeña, aunque con una cuantas arrugas más por la edad, claro. Se me ocurrió hacer un proyecto fotográfico sobre caras de mujeres al descubierto, creo que mucho más interesante que cubrirlas con lo que sea, que parece que era la moda artística del momento; que si un bigote, una barba, un burka, etc. Le pedí a todos mis contactos femeninos que me enviaran una foto sin maquillar en el que se les pudiera apreciar bien el rostro, y les pregunté si me dejarían enseñar esas fotos en algún futuro proyecto. Cuando las recopilé me percaté de que muy pocas fotos habrían servido para ser expuestas. La mayoría estaban muy borrosas, o las mujeres se habían cubierto más de media cara con el pelo, pero lo más sorprendente de todo fue que la inmensa mayoría me dijo que era incapaz de mandarme la foto. Me dio pena. Empecé a leer muchas cosas relacionadas con el feminismo, el uso del maquillaje y al final entendí que ya era hora de dejar que cada una haga con su cuerpo o con su rostro lo que le dé la gana, si quieren llevar una máscara eternamente me parece bien, no soy nadie para dar lecciones y decidí prestar más atención a lo que pasaba conmigo con respecto a este tema. Por mi parte me puse la meta de no usar maquillaje durante un año y estuvo bien. Ya no me maquillo todos los días y es una liberación. Además cuando lo hago, lo disfruto y no lo veo como que me tengo que cubrir “las imperfecciones de la piel” sino como un momento de creatividad, me he vuelto más atrevida con los colores. En cuanto al proyecto, lo reciclé o evolucioné al convertirlo en una novela gráfica, un regalo para las mujeres que me enviaron la foto a las que estoy inmensamente agradecida, porque sin ellas no habría salido nada de esto.
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