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Cercadilla: 30 años desde el día en que la arqueología perdió la inocencia en Córdoba

Alumnos en un taller en Cercadilla

Alfonso Alba

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“El 20 de mayo de 1991, las máquinas encargadas del rebaje del terreno sobre el que se levanta la actual estación de Córdoba, se toparon y comenzaron a destruir un palacio romano imperial levantado durante la primera tetraquía (293-305 d. C) y junto a él, todo el rastro de su historia posterior”. Las arqueólogas Camino Fuertes y Ana Zamorano protagonizaron este martes una conversación promovida por los Amigos de Medina Azahara sobre la “pérdida de la inocencia” que sufrieron hace ahora 30 años justos. Camino Fuertes y Ana Zamorano trabajaron en la excavación. Fuertes llegó a ser posteriormente la directora del yacimiento. Su conversación, muy dura, es la crónica de uno de los grandes atentados

Durante casi una hora y media de conversación online, Ana Zamorano y Camino Fuertes han relatado una de las historias más tristes del patrimonio cordobés: la destrucción de más de la mitad de un yacimiento único en el mundo, un palacio imperial del que no hay otro. “The Times llegó a publicar que en España iban a destruir algo equivalente al Palacio de Buckingham”, lamentaba Ana Zamorano, tras describir el abandono que sufrió la arqueología cordobesa en aquellos años hasta desde los medios de comunicación. “Se llegaron a difundir cinco fake news”, explicó Camino Fuerte: “que el AVE no iba a parar en Córdoba por el yacimiento, que Cercadilla eran cuatro piedras, que nos estábamos haciendo ricas las arqueólogas con el yacimiento, que los restos no se iban a destruir sino que se iban a integrar en la estación y que la recta ferroviaria iba a tener que cambiar su trazado y eso iba a costar miles de millones de pesetas”. “Menos mal que entonces no había redes sociales”, decía Fuerte, que aseguraba que llegaron a vigilar por la noche el yacimiento por el miedo a que “entraran las máquinas” y lo destruyeran todo, algo que acabó pasando pero con el visto bueno de las administraciones públicas.

La historia de Cercadilla empezó un 20 de mayo de hace 30 años. Camino Fuerte ha relatado todo lo que hoy se sabe de un yacimiento arqueológico “de dimensiones soberbias” y de un interés máximo para la ciencia mundial. Cercadilla es una “plaza castrense a la que se accede a través de un vano único y una fachada torreada”. De ahí se entra a una zona palatina con un gigantesco criptopórtico que se conservaba “en bastante buen estado”.

Sobre Cercadilla, Fuerte no tiene duda a pesar de las diversas hipótesis que se han planteado. “Es un palacio”, afirmó rotunda. “Su cronología no puede ser más precisa”, ya que apareció una inscripción en unas termas que periten datar la construcción entre los años 293 y 305 después de Cristo. El palacio se asocia a Maximiano, emperador de la Roma Occidental, miembro de la primera tetrarquía. “El edificio se puede interpretar como una de las sedes del poder imperial, levantada en uno de los extremos más occidentales del imperio”, explicó. Fuerte negó que se tratase de una villa romana, como se ha llegado a plantear, con una imagen a escala de Cercadilla sobre grandes villas de todo el imperio. Cercadilla es prácticamente el doble de la mayor villa romana excavada hasta ahora.

La importancia del yacimiento es además notable en los siglos posteriores. En el siglo VI comienza a desmontarse, pero se levantan tres edificios y se convierte en un centro de culto cristiano. “Todas las pruebas conocidas nos permiten casi asegurar que estaba bajo la advocación de San Acisclo, patrón de Córdoba y mártir ordenado matar en la primera tetrarquía”, sostuvo. Junto a estos tres edificios hay una “gran necrópolis cristiana en uso desde el siglo VI al VIII y luego mozárabe hasta el siglo XI”.

En época emiral, además, se hallaron unos baños integrados bajo el edificio América. Fuerte citó una crónica del siglo XII en la que cuenta cómo junto al centro de culto un cristiano rico de la época que vivía cerca logró sanar de una enfermedad y en agradecimiento construyó unos baños. “Es casi seguro que sean esos”, dijo.

Cercadilla fue abandonado en el siglo XI por la fitna del año 1010, la guerra civil de Al Andalus. En el siglo XII se levanta un edificio para la producción de aceite y de cerámica y se descubre otra singularidad. “Sabemos por su basura que las personas que allí vivían eran también cristianos y se saltaban la norma coránica que les prohibían comer cerdo y beber alcohol”, detalló. En la excavación “se localizó una vieira con ”perforaciones para pasar una cuerda, marca oficial del Camino de Santiago“. En siglos posteriores la zona se convirtió en una huerta hasta que el siglo XIX se construyó la primera estación de tren.

A finales de los ochenta y primeros de los noventa, con la proyección de una línea de alta velocidad entre Madrid y Sevilla que pasaba por Córdoba se repensó la estación, su ubicación y el soterramiento de las vías. “Las vías se toparon con el palacio. Entre el 20 de mayo y el 22 de mayo de 1992 se destruyeron 500 metros de longitud y 200 metros de anchura” y “más de tres metros de estratigrafía”, relató Camino Fuerte. No hubo manera de convencer a ninguna administración de que aquello no sucediera. Hoy, el 50% del yacimiento está destruido pero queda la otra mitad. Una parte está excavada, otra no. Y la visible, completamente abandonada.

“Destruir el patrimonio arqueológico no hará progresar a la ciudad”, se lamentó la arqueóloga. Camino Fuerte y Ana Zamorano rememoraron aquellos años en los que incluso “tuvimos que pagar dos páginas de periódico con las firmas” que pedían que no se tocara Cercadilla. “Todos sabíamos que si se destruía Cercadilla se sentaba un precedente y el patrimonio cordobés estaba en riesgo. Es así. Luego llegaron los arrabales occidentales. Es que es así”, se lamentaba Fuerte. Y con los arrabales también se destruyó una mezquita cuando se construyeron las pistas deportivas de El Fontanar “por 15 centrímetros”, dijo Ana Zamorano.

Tras su destrucción, lo que quedó se abrió al público en 2004. Además, algunos de los edificios extraídos, como las piscinas, se reubican en el Vial Norte. En 2016, el yacimiento es cerrado “unilateralmente” por la Junta de Andalucía, que “decide entregarlo a su propietario, el Ayuntamiento”, que insistió en que la Consejería de Cultura “se siguiera encargando de su gestión”. Fue imposible. “Nunca hasta ese momento había sido dejado a su suerte el yacimiento”, relata Fuerte. “El Ayuntamiento tiene la idea de abrirlo al público”, pero hay un cambio de Corporación y cinco años después Cercadilla sigue cerrado, sin mantenimiento y con unos jaramagos selváticos.

“Se ha destruido el 50% del yacimiento de Cercadilla, pero queda la mitad”, quiso concluir Camino Fuerte, con un discurso optimista. “Está lo que se ve. Está la estación de autobuses, el edificio América, muy desperdigado, pero se puede mejorar su puesta en valor”, insistió. De hecho, hay varios metros de bóveda a cuatro metros de altura “a los que se puede acceder”, algo que, dijo, “es impresionante”. 

“Para mí el progreso es la cultura”, concluyó.

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