En busca de la ciudad perdida de Almanzor
El Califato de Córdoba fue tan poderoso a finales del siglo X que llegó a construir, y mantener, a dos ciudades palatinas y prácticamente gemelas casi a la vez, y un con un nombre muy similar: Madinat Al Zahara, primero; y Madinat Al Zahira, después. La primera fue la “ciudad resplandeciente” o “la ciudad que brilla” de Abderramán III, una de las construcciones más impresionantes de Al Andalus de la que apenas se conservan sus cimientos. Madinat Al Zahara fue arrasada en la fitna de 1013 y convertida en cantera. El paraje fue llamado por los locales como Córdoba la Vieja hasta que a finales del siglo XIX se redescubrió. Aún a día de hoy apenas se ha excavado el 10% de su superficie. Pero lo que ha aflorado maravilla a cientos de miles de turistas cada año.
Al Zahara fue la primera y se construyó al oeste de Qurtuba. Pero a su imagen y semejanza, un civil que quiso ser mucho más grande que todos los califas anteriores, Almanzor, también intentó dejar su legado. Al este de la ciudad levantó otra inmensa ciudad palatina, Madinat Al Zahira, “la ciudad florenciente”, con la que intentó ser aún más grande que Abderramán III. A diferencia de Al Zahara, Al Zahira aún no ha sido descubierta. También fue arrasada hasta los cimientos, aunque unos años antes de la fitna, por un levantamiento popular. Su vida fue tan breve, apenas 30 años, que no dejó legado sobre la toponimia cordobesa.
A día de hoy, no se sabe con certeza dónde está. Pero sí que existió. De Al Zahira solo se conserva una pila de mármol rota que acabó en Sevilla y que ahora está en el Museo Arqueológico Nacional. Hay abundantes fuentes bibliográficas que hablan de Al Zahira. Las crónicas detallan cómo Almanzor no escatimó gastos para financiar los trabajos de construcción de una ciudad. Como Madinat Al Zahara, tendría un alcázar para su seguridad, espacio para su ejército, para la corte, para su familia y hasta una mezquita aljama.
Al Zahira ha vuelto a la actualidad después de que el arqueólogo Antonio Monterroso Checa haya identificado un lugar como su probable emplazamiento y de que el Plan del Casco Histórico aún en borrador del Ayuntamiento de Córdoba plantee que hay que volver a buscarla. Monterroso Checa ha identificado el probable lugar de Al Zahira sin excavar, usando la tecnología Lidar del Instituto Geográfico Nacional (IGN), con mucha experiencia y mucha paciencia. Así, en dos cabezos junto al piedemonte de Sierra Morena, y entre Alcolea y Villafranca de Córdoba, ha identificado un yacimiento arqueológico de 60 hectáreas que, a su juicio, no puede ser otra cosa que la ciudad resplandeciente de Almanzor.
Los 22 lugares de Al Zahira
La pasión arqueológica por encontrar los restos de una ciudad perdida, aún hoy en una ciudad tan habitada y urbanizada como es Córdoba, ha provocado que se hayan identificado 22 lugares probables sobre su ubicación en los últimos 200 años, tal y como enumeró en un estudio Juan Quiles Arance, de la Universidad de Córdoba. A día de hoy, la ubicación planteada por Monterroso Checa se aparece como la más probable. Se ubica en un lugar que es prácticamente equidistante a la distancia que hay de Al Zahara a Córdoba. También en una zona de piedemonte. Y de una forma similar, sobre terrazas. Además, el emplazamiento no ha vuelto a ser urbanizado desde el siglo XI. Al contrario, ha venido siendo usado como una gran finca agrícola pero principalmente ganadera, por lo que el subsuelo apenas ha sufrido alteraciones.
En cambio, el arqueólogo municipal del Ayuntamiento de Córdoba sigue apostando por un emplazamiento en uno de los meandros del Guadalquivir. Si Al Zahira estuvo junto al río, las crecidas del río grande de Andalucía habrían dañado muchísimo lo que quedara de una ciudad perdida que, según los cronistas, fue arrasada hasta sus cimientos, lo que complicaría mucho su hallazgo.
La localización de Al Zahira abriría un nuevo campo de investigación y conocimiento sobre Al Andalus y su capital, Qurtuba. Se estima que un tercio de la recaudación de los impuestos del enorme Califato, que ocupaba la mayor parte de la superficie de la Península Ibérica, iba a parar a la construcción de estas enormes ciudades palatinas, que cumplían varias funciones. Por un lado, aislaba al poder y reforzaba su seguridad. Por otro, mostraban al mundo la grandiosidad de Al Andalus. Las excavaciones arqueológicas han demostrado cómo a los embajadores que acudían a visitar al califa se les hacía un enorme recorrido por el interior de la ciudad, en la que pasaban de una estancia a otra a cada cual más maravillosa, subían y subían, entraban, salían, y volvían a entrar, hasta que llegaban a un edificio único, donde al final y rodeado de riquezas, les esperaba el califa.
¿Se construyó de la misma manera Al Zahira a mayor gloria de Almanzor? Eso es algo a lo que solo la arqueología puede responder. Ahora, el Ayuntamiento tiene en su mano desvelar todas esas incógnitas, volviendo a abrir una nueva brecha al este de la ciudad. Como ya se hizo hace 150 años con Al Zahara al oeste.
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