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Al Zahira, la ciudad resplandeciente de Almanzor que apenas duró 30 años

Único resto arqueológico procedente de Madinat Al Zahira que se conserva y que fue hallado en Sevilla.

Alfonso Alba

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De Al Zahira solo se conserva una pila de mármol rota que acabó en Sevilla y que ahora está en el Museo Arqueológico Nacional. Desde el año 1009, salvo esta pila, nada ha podido ser identificado como Madinat Al Zahira, por mucho que se haya buscado. La destrucción de la ciudad palatina que mandó construir Almanzor fue tan violenta que salvo los textos apenas ha llegado nada hasta nuestros días.

Al Zahira ha vuelto a la actualidad después de que el arqueólogo Antonio Monterroso Checa haya identificado un lugar como su probable emplazamiento. Lo ha hecho sin excavar, usando la tecnología Lidar del Instituto Geográfico Nacional (IGN), mucha experiencia y mucha paciencia. Así, en dos cabezos junto al piedemonte de Sierra Morena, y entre Alcolea y Villafranca de Córdoba, ha identificado un yacimiento arqueológico de 60 hectáreas que, a su juicio, no puede ser otra cosa que la ciudad resplandeciente de Almanzor.

Pero Al Zahira existió. Y fue una ciudad glosada, que llenó la literatura andalusí y también generó polémicas jurídicas. Almanzor, que se erigió como una especie de valido del califa, ordenó construir su propia ciudad palatina y abandonar Madinat Al Zahara, hasta ahora residencia oficial del poder de Al Andalus. Almanzor dio la orden de iniciar las obras entre los años 978 y 979. En febrero del año 1009 ya no quedaba piedra sobre piedra.

Las crónicas detallan cómo Almanzor no escatimó gastos para financiar los trabajos de construcción de una ciudad. Como Madinat Al Zahara, tendría un alcázar para su seguridad, espacio para su ejército, para la corte, para su familia y hasta una mezquita aljama. Muchos cordobeses decidieron trasladarse a Al Zahira al calor del omnipresente poder de Almanzor, que gobernaba en nombre de un Hixán II al que tenía técnicamente secuestrado. Las obras no acabaron oficialmente hasta el año 997. Y durante ese breve espacio de tiempo, como en Al Zahara, por Al Zahira pasaron embajadores y reyes sometidos al poder de Almanzor. Es el caso, documentado, de Sancho Garcés II, rey de Pamplona y suegro de Almanzor.

Durante los años de mano de hierro de Almanzor su poder apenas fue contestado. Pero era tan enorme que a su muerte se desató el caos. Almanzor murió en el año 1003 y fue sucedido por uno de sus hijos, Al Muzzafir, que gobernó también en nombre de Hixén II. El hijo murió y en el año 1009 se levantó en armas un biznieto del primer califa de Córdoba, Abderramán III, Al Yabbar, que levantó al pueblo de Córdoba contra Sanchuelo, el segundo hijo de Almanzor.

El levantamiento popular fue especialmente violento. En cinco días, se arrasó con Madinat Al Zahara. Las crónicas detallan que los cordobeses se hicieron con un millón y medio de piezas de oro y más de dos millones de piezas de plata, además de todos los bienes de la ciudad palatina. Al Yabbar ordenó posteriormente arrasar hasta los cimientos Al Zahira.

En principio, y a falta de una excavación, desde el 1009 y hasta hoy en la zona donde Monterroso ha visto un enorme yacimiento arqueológico no se ha vuelto a construir. Así al menos lo evidencia la documentación que ha llegado hasta nuestros días, planos incluso del siglo XVI y vuelos fotográficos de los años cincuenta del siglo XX. Desde que se arrasó la zona y hasta la actualidad solo han crecido las encinas y el lugar ha servido de pasto del ganado y también de fauna para caza.

Ahora, si se sigue adelante con la investigación, se podrá salir de dudas y comprobar si efectivamente Madinat Al Zahira era la ciudad resplandeciente que podía hacer sombra a Al Zahara. O si por el contrario era de una calidad algo peor, similar a la ampliación que el propio Almanzor hizo de la Mezquita de Qurtuba y que todavía hoy se puede contemplar.

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