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Noche de punk y temblores en el Ambigú de la Axerquía

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Pilar Montero

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Frío, cenas navideñas, villancicos, purpurina. Todo es luz en la ciudad, pero hay un sitio en este veintisiete de diciembre en el que reina lo sombrío, escasean las decoraciones y no hay por qué fingir felicidad. La sala Ambigú de la Axerquía podría ser estos días la guarida de El Grinch, en el mejor de los sentidos. Como el bicho verde, no es que los grupos que protagonizaron la velada de anoche odien el espíritu navideño. Por el contrario, preferirían beber cerveza con santa Claus y hacer pogos con los Reyes Magos.

La noche comenzó con los Sun Orphans sobre el escenario. El grupo liderado por Pedro Pablo Castro demostró las tablas ganadas desde que la formación empezó a girar con sus primeras canciones. Varios años después y con el disco Goodbye To The Shame autoproducido sobre la mesa de merchandising, demuestran que saben a dónde quieren ir y se dirigen hacia allí con paso firme y orgullo. El carisma del vocalista y guitarrista sigue intacto, con sus aires de enfant terrible entre Jim Morrison, Kurt Cobain y Alex Turner. En algún momento se dejó caer sobre el escenario con la guitarra encima, con aires decadentes acentuados en canciones entre post punk, garaje y hasta ritmos africanos, cortesía del batería. Con ellos estuvo al bajo el guitarrista de Ramen! Carlos León, añadiendo virtuosismo técnico al repertorio. Como cuenta el mismo Pedro Pablo Castro, últimamente han estado experimentando con la psicodelia y su último viraje parece venir de las influencias de Joy Division y de sus colegas contemporáneos La Plata. Todo un acierto. La banda demuestra que no tiene miedo de abrazar los directos aunque le quede mucho camino por recorrer.

La noche tomó un matiz mucho más oscuro cuando los Hello Horror, pintados de figuras espectrales sangrientas, tocaron con fuerza su punk trash sucio, muy sucio, descreído y sarcástico. Algunos de los presentes, perplejos, comentaban que su propuesta quizá estuviera mejor vista a finales de los noventa, pero que ahora ese sonido no tiene mucho sentido, por ser poco innovador y carecer de una búsqueda estética y artística honesta, consciente. No obstante, demostraron que ese estilo entre los Mojinos Escozíos y Metallica sigue teniendo sus seguidores, porque llenaron la sala. A los saltos emocionados siguieron los pogos, las ovaciones, el querer más. Preferencias musicales aparte, ellos fueron los que más pusieron a bailar al niño Jesús. Por algo fueron los ganadores de la categoría mixta de Dinamo este año.

El colofón lo pusieron, como siempre hacen, los Ramen!, a los que no les importó estar tocando para apenas cincuenta personas. Todavía cuesta creer que una batería y una guitarra, sin más, puedan crear unos sonidos tan llenos, tan envolventes, dignos de llenar festivales enteros. Anoche el Hot & Spicy Meals For Ladies retumbó en toda la Axerquía con temas como I Wanna Be With You , Downtown o Shake Me, que cada vez más se convierten en auténticos himnos de culto para los amantes del rock con honestidad y sentimiento. Porque sentidos no faltaron encima y debajo del escenario. Una ola de sudor del batería, electricidad por todo el cuerpo del guitarra, bailes espasmódicos en la primera fila. Trasladaron a los presentes a moteles sucios de carretera, con comida asiática esparcida por las paredes

y la rabia en los bolsillos. Mucho sexo, fideos calientes y punk and roll. Carlos León y Youh Gutiérrez se apasionan con lo que hacen, arrastrando a quien esté cerca a la ola. Benditos sean. Terminaron el concierto con la guitarra en el suelo y un “Qué os jodan”.

Así terminó una inocente velada de navidad. Con temblores de punk y rock en lugar de villancicos y regalos.

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