Los cotillones siguen a la baja en Córdoba: Urbanismo ha autorizado dos para esta Nochevieja
La Gerencia Municipal de Urbanismo (GMU) de Córdoba ha autorizado dos solicitudes para la celebración de cotillones de Fin de Año, una cifra que se repite por segundo año consecutivo y que vuelve a situar a la ciudad en el nivel más bajo de la última década. Los dos eventos aprobados se celebrarán, como ya ocurrió en diciembre de 2024, en el Club Figueroa y en el Club Hípico, los únicos emplazamientos que han solicitado permiso tanto este año como el anterior.
El dato confirma una tendencia descendente en la organización de este tipo de fiestas, cuyo interés ha ido menguando de forma paulatina a lo largo de los últimos años, especialmente tras la irrupción de la pandemia de la Covid-19. De hecho, las dos solicitudes recibidas este año y el pasado suponen el registro más pobre desde que existen datos recientes.
En 2023, Urbanismo autorizó tres cotillones, una cifra ya reducida si se compara con 2022, cuando se concedieron seis permisos. Aquel año estuvo marcado por la polémica, después de que algunas fiestas comenzaran a vender entradas sin contar aún con la licencia definitiva —una práctica que sigue produciéndose— y de que uno de los eventos acabara siendo suspendido.
Si se retrocede aún más, en 2019 el Ayuntamiento llegó a autorizar siete cotillones de Nochevieja, el número más alto de los últimos años. En 2018 fueron cuatro las fiestas aprobadas, mientras que en 2017 y 2016 se concedieron seis permisos en cada ejercicio. En 2015, la cifra descendió a tres.
El año 2021 también registró seis solicitudes, aunque finalmente Urbanismo solo aprobó cuatro, en un contexto todavía marcado por las restricciones sanitarias. Aquel invierno coincidió con una nueva ola de Covid que puso en jaque a los eventos multitudinarios, hasta el punto de que el alcalde de Córdoba, José María Bellido, llegó a señalar públicamente que el Ayuntamiento no tenía potestad para suspenderlos si el Gobierno central no decretaba un nuevo confinamiento.
Precisamente, el confinamiento de 2020 supuso la desaparición total de los cotillones del mapa navideño cordobés. La suspensión de toda actividad festiva y la reticencia de la población a acudir a lugares concurridos acabaron con estas celebraciones, al igual que ocurrió con muchas otras tradiciones, marcando un antes y un después del que el sector aún no ha logrado recuperarse.
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