El momento dulce del cine cordobés: un festival asentado, estrenos en salas y triunfo en festivales
Algo se mueve en el cine cordobés. Y, esta vez, parece que es algo serio y no una carambola. La tercera edición de la Semana del Cine de Córdoba, Cinema24, organizada por la Asociación Record, coincide con un panorama bastante efervescente y alentador para un sector que, hace solo cinco años, estaba en la lona.
Este mismo viernes dos películas de creadores cordobeses, Los restos del pasar (de Soto Muñoz y Alfredo Picazo) y Sol menor (de Chico Sánchez), llegaban a las salas de cine de todo el país, mientras que otra producción cordobesa, Un hombre libre, producida por el cordobés Guillermo Rojas, ganaba la semana un premio en el Festival de Cine Europeo de Sevilla, que también le dio el premio a Mejor Película en la Sección Panorama Andaluz a Los restos del pasar.
Eso ocurría apenas unos días después de que la Asociación de Escritoras y Escritores Cinematográficos de Andalucía -ASECAN- presentara sus nominaciones, con hasta siete finalistas cordobeses; de que el director, guionista y productor cordobés, Guillermo Rojas, recibiera el Premio al Mejor Cineasta de Andalucía, que entrega Canal Sur en el marco del Festival de Cine de Huelva Iberoamericano; y de que La espera, del cineasta cordobés F.J.Gutiérrez, fuera la película más vista de la plataforma Filmin, que acababa de proyectar, unos días antes, el laureado documental Miles in bello, de los Hermanos Bernier.
La guinda del pastel es que este mismo sábado, una de las actrices cordobesas más conocidas, Macarena Gómez, estrena en Cinema24 Polar, una película que produjo y rodó en la propia ciudad. “La gente tiene que entender que todo esto no surge de la nada. Es producto de algo. Y nos gustaría pensar que hemos contribuido a ese algo”, reflexiona al respecto el cineasta Edgar Burgos, director de la Semana de Cine y uno de los impulsores de la asociación Record, una de las semillas que ha conducido a este momento.
No hay que romantizar la precariedad ni de perpetuar la idea de que esto es un hobby. Hacer cine es un trabajo
Especialmente porque Record fue la que planteó que había que abandonar la idea romántica del cine de guerrilla que se hacía en Córdoba para ir hacia una red de profesionales. Esa red, en menos de un lustro, ha logrado cambiar en buena manera la percepción y la infraestructura del sector audiovisual en Córdoba.
“En 2019 nos dimos cuenta de que el cine en Córdoba había desaparecido como ámbito cultural. Decidimos reunirnos, ver quiénes estábamos y qué podíamos hacer. Lo que comenzó como una plataforma abierta se convirtió en una asociación profesional que buscaba dignificar el sector”, cuenta Álvaro García, uno de los impulsores de la Asociación Record de la que es vicepresidente, y también fundador de Estudio Inania, productor de Tumbas vecinas, probablemente el cortometraje cordobés más laureado de las últimas décadas.
García, Edgar Burgos y Gabriel Carrasco (de Sabbia Films) insisten en que, para llegar a este momento, había que cambiar la cultura de la producción audiovisual en Córdoba. “Desde el principio queríamos que nuestro trabajo fuera profesional. No hay que romantizar la precariedad ni de perpetuar la idea de que esto es un hobby. Hacer cine es un trabajo, y eso implica pagar a las personas que participan y gestionar los proyectos con seriedad”, afirma Edgar Burgos.
Carrasco añade que eso también pasaba por movilizarse, asociarse, crear un grupo con capacidad para poder movilizar a las instituciones, que han pasado, en este lustro, de ignorar el impacto del cine local y provincial, a apoyarlo de forma creciente. Detrás de ello ha estado Record, impulsora de iniciativas como Cinema Lab, el directorio Cinema Database y el Campus de Cine.
De hecho, si de algo se saca pecho, es de haber trabajado para crear un ecosistema en Córdobas en el que los cineastas pueden desarrollar proyectos con apoyo técnico y logístico, y en el que se han estrechado lazos con instituciones educativas y públicas, permitiendo una mejor formación y conectividad entre profesionales.
“Una película tan potente como Los restos del pasar recibió una ayuda de Toma Primera, que fue una iniciativa que nosotros impulsamos junto con Diputación”, explica, poniendo como ejemplo la exitosa cinta, dirigida por los cordobeses Soto Muñoz y Alfredo Picazo, que ha triunfado en Gijón y Sevilla, y que se llegó a proyectar en el Festival de Cine de Cannes.
La consolidación de un festival propio
Hablando de festivales, también es obligatorio situar el papel que ha tenido la Semana del Cine de Córdoba, para generar la corriente que mueve la bovina del cine Córdoba. Esta cita comenzó como Cinema 21 con pequeñas proyecciones, pero se ha transformado en un evento referente en Andalucía. Su evolución ha sido orgánica, pero su éxito responde a un esfuerzo colectivo y a una marca de ciudad.
“El festival nos ha permitido proyectar el cine cordobés y atraer películas que ahora quieren estar aquí. Hemos pasado de buscar películas a que nos busquen a nosotros”, señala Edgar Burgos, consciente, en cualquier caso, de que, si esta cita quiere seguir creciendo, tendrá que llegar más apoyo público.
En la tercera edición, que ha arrancado este viernes, no falta el cine cordobés. Uno de los platos fuertes es el estreno de este sábado de la ópera prima de Macarena Gómez como productora, Polar, un thriller rodado en Córdoba en 2021, y que aún no se había estrenado. No obstante, Edgar Burgos recuerda que La espera, que viene de recibir un relevante respaldo crítico en cines en Estados Unidos, fue la película ganadora el año pasado en la Semana de Cine de Córdoba, lo que, a su juicio, indica que hay conexiones en todo lo que ha ido conduciendo hasta el presente.
Los retos pendientes: rodajes y financiación
A pesar de los avances, el cine en Córdoba sigue teniendo delante retos importantes. Uno de los mayores es la atracción de rodajes. Según Gabriel Carrasco, la ciudad tiene grandes ventajas logísticas y geográficas, pero necesita un mayor compromiso institucional. Burgos coincide en que Córdoba tiene las infraestructuras y el talento, pero falta apoyo para atraer rodajes.
“En ciudades como Sevilla o Málaga, las instituciones ofrecen facilidades económicas y logísticas que aquí no existen. Es una competencia real, y si no damos el paso, los proyectos se irán a otros sitios”, advierte el cineasta, mientras que Álvaro García añade que también hay todavía déficit de profesionales. No obstante, cree que esto se paliará pronto, ya que, desde hace unos pocos años, la ciudad cuenta con el Máster de Producción y el Grado de Cine que ofrece la Universidad de Córdoba.
Eso sí, desde Record apuntan que el auténtico desafío sigue siendo el cambio cultural en torno a la gestión audiovisual. Así, cuentan que, mientras los talleres de guion o dirección agotan las plazas, los de producción y financiación se quedan prácticamente vacíos. De nuevo, la idea romántica del cine como arte se impone a la realidad del cine como oficio con cuota de autónomo y facturas trimestrales.
Los miembros de Record se ríen. “El talento y las ganas están, pero hay que entender que sin profesionalización es muy difícil avanzar. El cine no se hace solo con pasión; también requiere planificación y recursos”, concluye Álvaro, antes de que se apague la grabadora, y todos los presentes entren en una sala oscura, donde se proyectan películas que son los sueños (y desvelos) de decenas o cientos de profesionales.
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