Fiestas, suicidio, tablaos y restauraciones: la historia de la guitarra de Julio Romero de Torres
Una guitarra cargada de misterio y simbolismo. Una pieza singular, que no solo fue el molde de las muchas que representó en sus cuadros, sino también un ejemplar que ya apenas se estila, y que, en las manos adecuadas, como las de Javier Riba, que la ha tocado varias veces en los últimos meses, sigue emitiendo un sonido tremendamente peculiar y evocador.
Hablamos de la guitarra de Julio Romero de Torres. La suya, la propia, la que el artista cordobés y bon vivant tocó en muchas fiestas, y que este año ha servido como imagen del Festival de la Guitarra de Córdoba, el más antiguo de su género en España, y que ha dedicado esta edición a la figura del pintor en el 150 aniversario de su nacimiento.
Este miércoles, el luthier canadiense John Ray ha ofrecido una conferencia centrada en este instrumento, cuyo origen sigue manteniendo todavía ciertos misterios, según ha contado a Cordópolis. Sí se sabe el autor: Rafael Casana, un guitarrero que aprendió y trabajó en Madrid con José Ramírez, antes de establecerse en Córdoba a finales del siglo XIX.
El autor de la guitarra, de por sí, tuvo una vida romática y misteriosa, que culminó de forma trágica, con su suicido en el año 1905, según diversos historiadores. Y de su obra, apenas se han documentado un par de ejemplares conservados; una de ellas la ligera guitarra de Romero de Torres.
Una guitarra que ha tenido que pasar por un delicado proceso de restauración, ya que no hace mucho presentaba un estado de conservación muy deficiente, con numerosas piezas despegadas y muy deformada. De ello se encargó Yuris Zeltins, por cuyas manos han pasado las mejores guitarras de los mejores gutarreros del mundo. Desde 2020, ya remozada, ha estado expuesta en el Museo Julio Romero de Torres.
Córdoba y la guitarra
Sin querer desvelar demasiado de su conferencia, Sonidos de otro tiempo: estudio de la guitarra Casana de Romero de Torres, el luthier canadiese sí se aviene a describir la guitarra de Romero de Torres como una pieza excepcional debido a su tamaño reducido, el aro estrecho y una tapa muy abombada. Javier Riba también destaco de ella su ligereza y lo poco que pesaba.
“Es una guitarra que llamábamos de tablao, un tipo que ya no se estila, pues Torres instaló como canon otro tipo de construcción”, explica Ray, que señala que el pintor cordobés poseía esta guitarra desde sus primeros años, probablemente desde que se construyó, convirtiéndose en su único propietario.
Desafortunadamente, no se sabe mucho más: “Lo que podemos saber del instrumento está escrito en la guitarra; hay que examinarla y meterse dentro, tomar muchas notas”, comentaba Ray, destacando la importancia del estudio detallado de estos ejemplares.
Y, aunque, en su caso, sea un luthier de la escuela granadina (en 1989 John llegó en autobús a Granada, con la esperanza de encontrar a un guitarrero dispuesto a enseñarle, y desde entonces vive allí), Ray no puede negar que la relación entre Córdoba y la guitarrería es algo que trasciende lo anecdótico.
“Yo trabajo en Granada, y en Granada hay una escuela muy grande y muy antigua, más grande y más antigua quizá que la de Córdoba. Y sin embargo en Córdoba hay figuras como Miguel Rodríguez, Manuel Reyes, Rafael Casana que son nombres importantísimos”, señala.
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