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Una 'Antígona' para instruir

Una imagen de la obra 'Antígona'

Carlos Alarcón

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Esta versión de Antígona de Sófocles y con adaptación de David Gaitán, sirvió de prueba piloto para personas con visión y audición reducida, al poner a su disposición diferentes mecanismos tecnológicos para espectadores con ceguera y/o sordera para hacer así un Teatro Accesible, además era la primera función al 100% del aforo, en esta, nuestra esperada “nueva normalidad”. 

Pero la accesibilidad no solo queda reducida a personas con ciertas diferencias sensitivas, también está abierta a un público joven y actual. A través de un juego “democrático” Gaitan propone que el juicio de Antígona sea abierto, invitando al público -como pueblo tebano- a acudir a este debate, a saber: cuales son los límites de la moral y la ética. ¿Honrar a la familia o pasar por encima de la ley de la Polis?

Este es el desafío al que se enfrenta Antígona -Irene Arcos-, ya que su hermano Polinices ha sido vilipendiado por el tirano Creonte -Fernando Cayo- al no ser enterrado con honores y expuesto su cadáver a modo aleccionador.

La adaptación no solo propone este conflicto ya que también plantea. a la vez, la conflagración entre hombres y mujeres, entre la vejez y la juventud, entre la sociedad y el individuo, entre los seres humanos y la divinidad y la familia. 

La propuesta de Gaitán, como él mismo declara, está muy influenciada en la “desaparición de los 43” en México, su país de origen, y que causó gran conmoción a nivel nacional. Así que partiendo de esta premisa, introduce a dos nuevos personajes; Sabiduría -encarando por una estupenda Clara Sanchís- y el Guardián -Elias González – para dinamizar un espacio de debate que jamás hubo en aquel momento en México. 

En el discurrir de la obra, observamos las tretas de Creonte -con un Cayo inconmensurable- para manipular al espectador y sus contrincantes dialécticos, y querer llevarnos a un fin muy relativista, de tod@s-tenemos-nuestras-sombras-y-luces, que poco se corresponde con el discurso de la época de Sófocles.

En definitiva es una pieza hecha para un público más juvenil, el cual es cada vez más frágil para digerir la información, en esta, era tecnológica y que el mismo Gaitán a través de la obra pide crear espacios para el debate y propiciar así un pensamiento crítico.

Esta noche volverá a las 20h00 en el Gran Teatro, esta vez sin la accesibilidad para personas de diversidad sensitiva.

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