Las danzas de Obejo, Fuente Carreteros y Fuente Tójar, protegidas como Bien de Interés Cultural
El Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía ha acordado inscribir, a instancias de la Consejería de Turismo, Cultura y Deporte, en el Catálogo General del Patrimonio Histórico (CGPHA), como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Actividad de Interés Etnológico, la Danza de los Locos y El Baile del Oso en Fuente Carreteros, la Danza de San Isidro Labrador en Fuente Tójar y la Danza de las Espadas, en Obejo.
Estos bailes, protegidos como la máxima figura de protección -la de BIC-, constituyen una magnífica muestra del amplio patrimonio cultural de Andalucía y ejemplifica la diversidad de manifestaciones socioculturales urbanas andaluzas, resultado de complejos procesos históricos que han contribuido a configurar la identidad cultural de la comunidad.
La Danza de los Locos y el Baile del Oso es un ejemplo paradigmático de expresiones culturales que forman parte del patrimonio inmaterial e intangible de las poblaciones carolinas que llegaron a Andalucía en el siglo XVIII. Un patrimonio incorpóreo que se configura como reproducciones simbólicas de la identidad de los miembros de estas comunidades que lo recrean y reproducen anualmente.
Por su parte, la Danza de San Isidro Labrador conforma un referente cultural propio para la población de Fuente Tójar, estrechamente unido a la identidad, significando la celebración, además de una forma de expresión específica, la reafirmación simbólica como comunidad. Esta danza constituye uno de los referentes patrimoniales más importantes de la comarca de la Subbética cordobesa, y está relacionada con los verdiales malagueños, con lo que comparte algunas características técnicas, así como el espacio geográfico donde son ejecutadas.
La Danza de las Espadas de Obejo, por último, forma parte del desarrollo de las celebraciones festivas en torno al culto de San Antonio Abad y de San Benito, advocaciones que constituyen el foco devocional e identitario de la población de Obejo. Es ejecutada por los danzantes con ocasiones de las festividades de ambos patronos, ofreciendo su repertorio durante las salidas procesionales y en algunos eventos vinculados a las mismas. El acto más significativo es el ahorcamiento o degüello simbólico del maestro que dirige el baile, conocido popularmente como ‘Patatú’.
Junto a las danzas la protección abarca también una serie de bienes vinculados a la actividad como son la escultura del Loco y el monolito de los Locos, en Fuente Carreteros; la imagen de San Isidro, la iglesia de Nuestra Señora del Rosario y el retablo de San Isidro Labrador, en Fuente Tójar, y en el caso de la Danza de las Espadas de Obejo, la iglesia de San Antonio Abad y el ermita de San Benito.
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