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CRÓNICA

La capacidad de asombro está descendiendo

La filosofía en la encrucijada: humanismo, posthumanismo y pensamiento crítico, que reúne al filósofo José Carlos Ruiz, la filósofa Emma Ingala y el periodista Gabriel Núñez Hervás

Juanjo Fernández

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“No es bueno que el asombro se quede sólo en mera fascinación”, apuntaba este jueves el filósofo José Carlos Ruiz, que afinaba aún más: “El asombro debe dar paso a la curiosidad y, ésta, debe conducirnos al cuestionamiento”. Eso nos hará mejores y nos hará más críticos en una sociedad tan virtualizada como la que vivimos. Es una de las ideas que sobrevolaron en la conversación que mantuvieron este filósofo cordobés y la también filósofa Emma Ingala en la segunda jornada del encuentro Ciudadanía, cultura y sostenibilidad que organiza Córdoba, ciudad de las ideas

La conversación giró sobre el papel de la filosofía en la encrucijada de estos tiempos y sobre el valor del pensamiento crítico. Precisamente, Emma Ingala aclaraba que “el pensamiento crítico es incorporar la perspectiva del otro” y lanzó la interesante idea de que, en estos tiempos, es el momento de “juntar la crítica y el cuidado”. Al acabar con esa dicotomía encontraremos que “la crítica debe ser cuidadosa”.

Los dos filósofos y divulgadores mantuvieron un ágil diálogo en la que uno hacía de “más bien pesimista” (Ruiz) y la otra de “más bien optimista” (Ingala) ante este tiempo en el que los relatos suelen encontrarse en la inmediatez de las pantalla, y fue seguida con sincero interés por los asistentes que llenaron el aforo de la sala Orive.

Ingala nos explicó que “el feminismo disloca el pensamiento” y que esa perspectiva novedosa convierte al feminismo “en el Pepito Grillo de la Filosofía”, mientras que Ruiz se mostraba preocupado porque ahora “se le da más valor a lo digital que a lo real y los jóvenes encuentran los valores en la pantalla”.

Apartada en los planes de estudio y amenazada por una sociedad de consumo economicista y rodeada de algoritmos, el lleno ayer en Orive demostró que necesitamos de la filosofía y de no abandonar una actitud crítica ante lo que nos rodea.

Sostenibilidad, precariedad y entusiasmo

La sesión matutina la ocuparon dos encuentros: uno sobre “Mundos sostenibles”, donde el ecólogo urbano, Salvador Rueda nos advirtió de que “en no mucho tiempo, el Valle del Guadalquivir será inhabitable”. Para apoyar su afirmación recordó que el verano pasado, en Montoro se registró una temperatura de 47´4ºC y que “no podremos subsistir a 55 grados y con una humedad elevada”.

La sostenibilidad “no es una palabra de moda, sino una necesidad de actuaciones transversales urgentes” fue una de las conclusiones de una conversación que Rueda compartió con María Almazán y Joanes Roso.

El segundo encuentro de la mañana reunió a la artista plástica Nieves Galiot, el comisario de arte Christian Domínguez y Daniela Zyman, la directora artística de Thysen Bornemiza Art Contemporary.

En él se reflexionó sobre la precariedad y el entusiasmo de los artistas contemporáneos, y también del desencanto. Pero hubo espacio para mostrar ilusión por iniciativas como la que llevará a cabo la Fundación Thysen en el C3A este año, en una ciudad “que no rechaza, pero no conecta con el arte contemporáneo”, como subrayaba la cordobesa Galiot.

Precisamente, la directora de la fundación, Daniela Zyman, nos dejó otra frase para la reflexión: “la palabra ayuda no está en el discurso público”.

Habrá gente que no esté de acuerdo o matice una aseveración como ésa, pero para eso están estos encuentros en la ciudad de las ideas.

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