Alberto San Juan: “Hay una España construida a partir de un proyecto nacionalista, católico y excluyente”
Alberto San Juan (Madrid, 1968) ha vuelto. El actor, Premio Goya al mejor actor de reparto por Sentimental en 2021, nunca se fue, pero es evidente que, tras una larga temporada en los que estuvo más visible para los amantes del teatro, en los dos últimos dos años ha ido encadenando proyectos en cine y plataformas que han logrado un éxito importante y que lo han conducido a El cuarto pasajero, la nueva película de Álex de la Iglesia, y en la que es protagonista absoluto.
Ahora bien, que su nombre haya vuelto a ascender a protagónico en las producciones audiovisuales no significa que el intérprete le de la espalda a los escenarios, pequeños o grandes. Esta semana, tras una temporada de lo más lorquiana, ha pasado por Cosmopoética, en Córdoba, con Amar, un espectáculo conjunto con el guitarrista y compositor Fernando Egozcue, en el que trazan una conexión espiritual entre los versos y las reflexiones de gentes tan iconoclastas como Santa Teresa de Jesús, Albert Plá o el propio Federico.
Antes de subir a la tarima, Alberto San Juan saca unos minutos para charlar con Cordópolis sobre poesía, política y sobre los 25 años que se cumplen desde que apareció en Airbag y desde que impulsó la añorada compañía Animalario.
PREGUNTA. Un espectáculo que lleva por título Amar no sé si tiene ya al público ganado de entrada.
RESPUESTA. (Se ríe) No lo sé, no sé yo. El espectáculo lo hago con Fernando Egozcue, que es músico, guitarrista y compositor. O sea, la mayoría de lo temas que toca son propios. Y llevamos como diez años haciendo distintos espectáculos juntos. Este es el quinto. Y lo llamamos antirecitales por el vano intento de romper los prejuicios contra lo que se entiende como un recital de poesía, que a mucha gente le puede sonar solemne, aburrido, cursi, grave… Y nosotros lo hacemos con una intención lúdica y amorosa. Todo lo contrario de la solemnidad y el aburrimiento.
P. ¿Cómo actor es un reto interpretar poemas?
R. Bueno, no. Cuando se hace una obra de Shakespeare, de Calderón de la Barca o de Lorca se están interpretando poemas. Con rima, sin rima, en verso o no. Y cualquier texto bueno tiene sus imágenes poéticas. Pero en Amar no sólo hacemos poemas, también hacemos prosas y canciones. Es que es muy variado. Esto es una selección de todo lo que nos divierte de nuestro trabajo juntos desde hace diez años.
P. Y ahí están Santa Teresa y Albert Plá. ¿Qué tienen en común estas dos figuras?
R. Pues ambos son bastante salvajes y no civilizados en el mejor de los sentidos. Libres.
P. Sé que eres un lector voraz, aunque no sé si tanto de poesía.
R. No. Mira, fui un lector voraz de novela, un lector esforzado pero nunca voraz de poesía y, desde el 15M, soy un lector voraz de ensayo político e histórico.
P. Lorca es otro de los autores que forman parte de Amar, y también de otro de tus últimos espectáculos. Uno puede dejar a Lorca, pero lo lorquiano siempre te persigue.
R. Me da que sí, porque una vez que empiezas a leer a Lorca, te das cuenta de que no acabas nunca y siempre descubre cosas nuevas. Uno conoce tres o cuatro obras de teatro, tres o cuatro libros de poemas, pero leer todas sus cartas, todas sus entrevistas, todas sus conferencias, todos sus artículos, todas sus alocuciones radiofónicas y realmente toda su poesía y todo su teatro es una tarea que puedes ir saboreando a lo largo de una vida, como pasa con Shakespeare o con tantos otros.
Lorca es una buena guía para tratar de vivir en amor y con voluntad de placer
P. ¿Qué has aprendido de Alberto San Juan interpretando a Lorca?
R. Bueno, Lorca es una buena guía para tratar de vivir en amor y con voluntad de placer, sin desconocer que al final de mueres. Y que la soledad y la enfermedad existen.
P. Woody Allen decía que la vida siempre acaba con una tragedia.
R. Bueno, según como te lo tomes. Si te has pegado una buena fiesta, descansar es algo que puede llegar a pedir el cuerpo. Y luego a Lorca se le asocia mucho con el tema del dolor apasionado, gitano y tal. Y creo que, aunque evidentemente el dolor está en sus escritos y en la vida, también está la alegría y el humor. Entonces, no me parece para nada un creador que se caracterice por lo trágico. En Lorca está la vida. Y cuando hay vida de verdad, eso no se agota nunca.
P. Creo que ahora tienes un proyecto con un título muy lorquiano: Español, a dios gracias.
R. Sí. Esto fue un encargo de la Casa Museo Huerta San Vicente, la antigua casa familiar de Lorca en Granada. Y conecta con un proyecto futuro que parte de la pregunta: ¿Qué es España? ¿Cómo se ha construido España? ¿Cuál es su origen? ¿Cuál podría ser su futuro? ¿Cómo podemos continuar o cambiar o reformular ese proyecto? ¿Qué nos conviene más para nuestra felicidad? Porque creo que nos determina mucho. Desgraciadamente.
P. Una de las patas de esa España es la corona, que es a la vez muy poco española, porque para empezar el rey emérito es francés. No sé si te planteas hacer una segunda parte de El Rey, con todo esto que está saliendo a la luz últimamente.
R. Hostia, eso sería un serial. Eso no se acaba nunca. La monarquía desde luego es una de las grandes patas o vigas maestras o muros de carga de esa España, que sería una España construida a partir de un proyecto nacionalista, católico y excluyente. Es el mismo que fundan los Reyes Católicos y extienden su hijo y su nieto y, a partir de ahí, esto deja una huella terrible. Porque la característica principal es que sólo pueden ser españoles los que crean de una manera, sientan de una manera y piensen de una manera. Y los españoles moros, judíos o gitanos, más adelante los españoles liberales, los ilustrados, los maricas, los anarquistas y republicanos, no cabían. Ni parece que acaben de caber todavía.
P. Hace un rato charlaba con Wole Soyinka, que decía que el poder había cambiado poco en Nigeria cuando los líderes pasaron de vestir de militar a llevar traje y corbata. No sé si crees que en España el progresismo tampoco ha cambiado demasiado al pasar de la chaqueta de pana a la coleta, por usar dos símbolos muy evidentes.
R. Yo tenía 14 años cuando el PSOE ganó las elecciones en el 82 y no estaba en absoluto politizado. Pero sí me llegaba a través de mis padres la ilusión de que se abría una nueva etapa que podría tener unas posibilidades inmensas. Y luego esa ilusión, que ya es en una edad politizada, no la representaría en Pablo Iglesias en absoluto. La de Pablo Iglesias me parece una figura con muchas cosas admirables, desde luego, pero para mí la ilusión la representaría el 15M. En la gente ocupando la calle y las plazas, no en un partido político ni en un líder político. No creo en una vanguardia salvadora ni en un líder salvador, en absoluto.
P. A pesar del peso que tienen en este país los nombres.
R. Desde luego es una realidad que hay personas con capacidad para movilizar y abrir los ojos. En eso sí creo. En lo que no creo es en reducir la toma de decisiones a una persona o un grupo pequeño de personas. Eso me parece siempre autoritario, se ejerza desde la postura que se ejerza.
No creo en una vanguardia salvadora
P. Se cumplen 25 años de Airbag y desde que montaste Animalario. Que son dos proyectos que a mí hoy me parece que serían muy difíciles de llevar a cabo tanto en cine como en teatro.
R. ¿Animalario por qué?
P. Bueno, en el caso de Animalario por un mera cuestión económica. Ya apenas se ven compañías tan grandes.
R. Ah bueno, sí. Eso sí es verdad. Pero hay compañeros funcionando con montajes de dimensión parecida. Ahí está la compañía Kamikaze, por ejemplo, que lo que no han podido mantener es el teatro Pavón.
P. Sí, pero es que el propio circuito ha cambiado. Cuesta sacar a esas compañías y esos espectáculos de Madrid o Barcelona, cuando Animalario estuvo varias veces en Córdoba.
R. En el teatro se habla siempre de épocas pasadas mejores. No siempre es así, porque el otro día vi un programa de Lola Herrera en televisión en el que lo contaba: giras de tres meses por ahí en las que no puedes volver a tu casa porque trabajas de lunes a domingo y con días de hasta tres funciones. Es una verdadera esclavitud. Cuando hacíamos Animalario costaba ya llevar montajes grandes. Y yo ahora hago muchos bolos, muchos, porque hago cosas muy pequeñas y con cachés muy bajos. Pero mover una compañía entre técnicos y actores de quince personas, con una escenografía, una maquinaria y tal, que sería una producción media, que no es para tanto, es muy difícil si no es en un teatro público, sí.
P. La otra era Airbag, que creo que no se haría muy fácilmente hoy. Ahora sí, por el contenido.
R. Pues no lo sé. Creo que sí se hacen cosas así, ¿no? Bueno, se reía del Lehendakari y… No recuerdo mucho.
P. Y de la pedofilia, la prostitución, el consumo de drogas…
R. Ah sí, por ese lado puede ser, sí. No me acuerdo ya, joder.
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