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Xena, la perra que alerta de las subidas y bajadas de azúcar a su dueño

Xena, la perra de asistencia médica de Alberto | ÁLEX GALLEGOS

Carmen Reina

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A los nueve años, Alberto fue diagnosticado como diabético. Su vida cambió entonces, siendo un niño, y tuvo que aprender a convivir con la enfermedad, pincharse insulina cada día, dejar a un lado las chucherías y el chocolate y tomar nuevos hábitos de vida. Con la adolescencia, la diabetes dio la cara con un mayor descontrol y las subidas y bajadas de azúcar fueron más frecuentes. Las que se producían de día, Alberto o su familia las detectaban, pero si le ocurría dormido, de noche, no podía darse cuenta. Hace un par de años, con 20, Alberto sufrió una hipoglucemia severa que le asustó a él y a su familia. Y decidieron buscar una solución.

La solución que llegó a la vida de Alberto fue Xena, una perrita de la raza jack rusell terrier, especialmente adiestrada como perro de asistencia médica. Es capaz de detectar a través del olfato las subidas y bajadas de azúcar de su dueño, alertándolo con el suficiente tiempo de antelación para reaccionar y que la hipoglucemia o hiperglucemia no lleguen a extremos.

Alberto cuenta que su familia, preocupada ante su marcha de casa para estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte en Sevilla, comenzó a indagar sobre fórmulas para controlar las bajadas y subidas de azúcar. Y se encontraron con la Fundación Canem, de Zaragoza, que adiestra y distribuye perros de asistencia médica por todo el país.

En diciembre de 2016, Xena pasó a ser la compañera inseparable de Alberto. Pasó a ser su mascota y, a la vez, su seguro de vida. “Es una perra muy inteligente, con el olfato muy desarrollado”. Es capaz de detectar el isopreno -una sustancia que exhalamos durante la respiración- y que está ligada a los cambios en el nivel de azúcar en sangre. Y entonces, Xena comienza su actuación de ladridos agudos para alertar a Alberto, capaces de despertarlo si está dormido.

“Me da muchísima seguridad”, cuenta el joven sobre su cambio en el día a día de su vida desde que está unido a Xena. “La perra me avisa siempre. Cuando he comido, por ejemplo, y es normal que experimente una subida, ella alerta”. Lo vital, desde luego, se produce cuando las subidas o bajadas de azúcar llegan de noche. Y Xena se mantiene alerta siempre.

Ella duerme durante las mañanas, mientras Alberto estudia en la facultad y, rodeado de compañeros que pueden asistirlo si sufre una subida o bajada de azúcar, se siente seguro. Por las noches, cuando Alberto duerme, ella se mantiene alerta. Y el resto del día, como si fuera un perro lazarillo, Xena acompaña a su dueño a todas partes.

Tiene su documentación de perra de asistencia médica para que la dejen entrar en cualquier espacio junto a su dueño. Incluidos los viajes. Ya está acostumbrada a viajar entre Sevilla y Córdoba, pero este año además acompaña a su dueño en Oporto, durante el Erasmus que este chico cordobés está haciendo en la ciudad portuguesa. Y, en vacaciones, como esta Semana Santa, vuelven a Córdoba a visitar a la familia, de la que Xena ya es una parte inseparable.

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