Cada vez queda menos agua: los embalses cordobeses tienen 55 hectómetros menos que el verano pasado
Cada vez queda más agua en los embalses cordobeses. La última actualización de los datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir (CHG) refleja que a día de hoy hay unos 55 hectómetros cúbicos menos de agua que en el mismo día del año pasado. De hecho, hay un embalse totalmente seco, Sierra Boyera, que está sin agua desde el Domingo de Resurrección.
Cuando concluyó la campaña extraordinaria de riego del 2022 y llegó el otoño, la Confederación hizo varias batimetrías para comprobar la reserva exacta de agua que había en los embalses. Las batimetrías miden el lodo acumulado al fondo de los pantanos. Estas concluyeron que había 51 hectómetros menos de agua el año pasado de lo que se había estado midiendo. Aún con esa rebaja, a día de hoy la reserva es muy inferior a la del verano pasado. Tanto que la campaña extraordinaria de riego es menor y la salida de agua de los embalses se mide al milímetro.
Ahora mismo, en los embalses de la provincia de Córdoba quedan 536 hectómetros cúbicos de agua. Es un 16% de la capacidad de almacenamiento que tienen los pantanos cordobeses. El nivel de la sequía extraordinaria se refleja con la media del agua que debería haber a estas alturas del año. Según el histórico de la Confederación, en agosto los embalses cordobeses deberían retener 1.700 hectómetros cúbicos de agua. Tres veces más de la que hay actualmente.
En 2022, cuando concluyó el verano, en los embalses cordobeses quedaban 478 hectómetros cúbicos de agua, en una situación que ya era de sequía preocupante. En diciembre llovió y los embalses se recuperaron algo, pero no de forma suficiente. Ahora, la previsión de la Confederación Hidrográfica pasa por intentar que no baje tanto la reserva de agua e incluso que se pueda llegar a octubre con, al menos, 500 hectómetros cúbicos de agua. Esto evitaría las temidas restricciones, a la espera de un otoño húmedo.
La Comisión de Desembalse aprobó un riego extraordinario durante este verano. Es por eso que el canal del Guadalmellato lleva agua y por lo que el Guadalquivir ha visto resucitar su cauce. Hay embalses aguas arriba que están abriendo compuertas para evitar daños irreversibles en la agricultura. Si se secan los naranjos o limoneros de la Vega del Guadalquivir no se podrán recuperar hasta pasados cuatro o cinco años.
Desembalses extraordinarios
A cada regante le corresponde un máximo de 400 metros cúbicos por hectárea. Si ese riego no es consumido no se podrá repartir entre el resto, sino que ese agua se considerará ahorro neto. En principio, de los embalses cordobeses deberían salir unos 70 hectómetros cúbicos de agua para los riegos de este verano. La gran mayoría ya se han consumido, por lo que la tendencia es a que cuando acabe el verano haya prácticamente la misma agua que el año pasado. Con una gran diferencia: Sierra Boyera está seca.
En Córdoba hay otros embalses que suministran agua a los ciudadanos. El más importante es el de Iznájar, que también es el más grande de Andalucía. De él depende el agua de 200.000 cordobeses. Y también el riego de todo el Genil Cabra. Iznájar es el embalse andaluz que más agua está soltando ahora mismo, unos 22 metros cúbicos por segundo. Pero aunque esté al 17% de su capacidad en su interior aún retiene casi 162 hectómetros cúbicos de agua. Es decir, es una reserva suficiente para no aplicar restricciones a los pueblos que abastece, pero insuficiente para mantener el regadío otra campaña más en el caso de que no llueva.
Córdoba capital depende de dos embalses, el Guadalmellato y San Rafael de Navallana. Los dos pantanos están conectados. Aguas arriba, el Guadalmellato aporta agua al canal del mismo nombre y a San Rafael de Navallana, que es desde donde sale el agua que beben los cordobeses. Este doble juego permite que a día de hoy el Guadalmellato tenga menos agua que el verano pasado pero San Rafael de Navallana más. Prácticamente, los hectómetros cúbicos que le faltan al Guadalmellato son los que tiene de más con respecto al estío de 2022 San Rafael de Navallana. Esto permite que en la ciudad el suministro esté más que garantizado. Pero al igual que en Iznájar no así el riego de una próxima campaña.
Algo peor que el verano pasado es la situación del Martín Gonzalo, un embalse que suministra a los pueblos del Alto Guadalquivir y que ahora también aporta camiones cisterna a Los Pedroches. La reserva es ya inferior a los tres hectómetros cúbicos. Suficiente para evitar restricciones inmediatas pero preocupante en el caso de que siga sin llover. La Confederación ya ha reparado un bombeo desde el Guadalquivir para llenar este embalse cuando el río grande lo permita.
De Puente Nuevo también sale agua potable para algunos municipios del norte de la provincia. Su situación no preocupa. Retiene 32 hectómetros cúbicos, una cantidad más que suficiente para mantener el abastecimiento y para soltar agua Guadiato abajo. Este agua llega a La Breña II, que es un pantano exclusivo para el regadío, y que a día de hoy tiene un nivel muy bajo. Pero es tan grande la presa que es como si La Breña I estuviera prácticamente llena.
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