Así es el proyecto que convertirá El Cabril en el principal almacén de residuos nucleares de baja y media actividad de España
El almacén nuclear El Cabril, en Hornachuelos (Córdoba) contará a partir de 2028 con una nueva plataforma de almacenamiento, denominada Plataforma Sureste, destinada a residuos de baja y media actividad (RBMA). El planteamiento con el que han trabajado desde el Gobierno y la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (Enresa) ha sido la necesidad de disponer de más espacio donde alojar los residuos que se generarán tras el desmantelamiento que se producirá de las centrales nucleares de España. Después de barajar diferentes alternativas, será el almacén ubicado en este municipio cordobés el que acogerá estos residuos. Hasta el 6 de febrero, el proyecto de la construcción de esta nueva plataforma, así como el estudio medioambiental del mismo, están sometidos a información pública para que todo aquel que lo desee envíe alegaciones.
El Cabril tiene tres plataformas de almacenamiento: dos para RBMA, localizadas en la zona norte y sur, y otra, en la zona este, para residuos de muy baja actividad (RBBA). El espacio disponible para estos últimos residuos sigue siendo óptimo, pero no ocurre lo mismo con los de baja y media actividad. El Cabril cuenta para ellos con unos 50.000 m3 repartidos 28 celdas. Esta nueva plataforma tendrá 27 celdas de almacenamiento, 12 de las cuales se construirán en una primera fase, cuya entrada en operación se prevé para 2028, quedando prevista la construcción de las 15 celdas restantes a lo largo de un periodo de 15 años, acorde con las necesidades reales que imponga la generación de residuos.
Desde que se conocieran estos planes del Gobierno, partidos políticos como IU, Adelanta Andalucía y la Junta de Andalucía los rechazaron de pleno, incluso el PSOE. En febrero 2018, los diputados socialistas en el Congreso Miriam Alconchel y Salvador de la Encina registraron una proposición no de Ley en la que pidieron al Gobierno de Mariano Rajoy que se opusiera a dicha ampliación. Dos años después, y con Pedro Sánchez en la Moncloa, el Gobierno confirmó que la ampliación de El Cabril se llevaría a cabo.
El profuso estudio del impacto medioambiental que esta nueva plataforma tendrá en el entorno permite conocer a fondo cómo ha llegado El Cabril hasta aquí y cómo se convertirá en el principal almacén de residuos nucleares de baja y media actividad de España.
Tres alternativas para solucionar el problema de la falta almacenamiento
El Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico ha trabajado sobre tres alternativas antes de confirmar que sería El Cabril la zona que albergaría la nueva plataforma. Según el documento de dicho ministerio, tres fueron las alternativas. La primera, no actuar, lo que supondría no dar salida a dichos residuos, por lo que el se descartó desde un primer momento. La segunda alternativa sí barajaba la construcción de nuevas celdas para RBMA en El Cabril y la tercera opción era construir una nueva instalación en un nuevo emplazamiento.
Esta última alternativa fue rechazada porque, en definitiva, supondría una duplicidad económica y de procedimientos (como sistemas de tratamiento, acondicionamiento o vigilancia) dado que los mismos se deberán realizar en El Cabril en un futuro. Adicionalmente, apuntan desde el ministerio, esta alternativa “no permitiría la gestión centralizada de RBBA y RBMA, puesto que, aunque se agotara la capacidad del CA El Cabril para almacenar RBMA, éste seguiría en operación para la gestión y almacenamiento de los RBBA en las celdas ya autorizadas”
Finalmente, el ministerio optó por El Cabril como la alternativa “más adecuada desde los puntos de vista ambiental, de gestión y económico”. Para la cartera que dirige la ministra Teresa Ribera, El Cabril “se considera internacionalmente como un ejemplo de buena práctica” y crear la nueva plataforma en esta zona de Hornachuelos “permitiría mantener centralizados, en un único emplazamiento, la gestión y almacenamiento de los RBBA y de los RBMA, aprovechando las infraestructuras existentes en este centro”.
Además, continúa, una vez que El Cabril cierre tras completar su capacidad se llevará a cabo “un único proceso de cierre, clausura y acondicionamiento ambiental de la instalación para su integración en el medio, así como un único programa de vigilancia hasta que la radiactividad haya decaído a valores de fondo natural”.
Dónde ubicar la nueva plataforma
Una vez decidido que El Cabril albergaría esta nueva plataforma, el siguiente paso fue decidir en qué zona de la parcela. Los criterios mínimos que se han tenido en cuenta han sido el número de celdas que permite construir similares a las ya existentes, la ubicación al este de la carretera principal, los tipos de accesos y la necesidad de apoyo sobre roca. En base a eso, cinco fueron las alternativas: Torre Meteorológica, zona este de las plataformas existentes, Cerro de Los Pavillos, Helipuerto-Poblado y Planta de Hormigón y Torre de Vigilancia.
Estos criterios mínimos, unidos a la seguridad nuclear y a la protección radiológica, dieron como resultado que Cerro de Los Pavillos fuera la alternativa más idónea para la futura construcción. Además, esta alternativa sería la única que no afecta a superficies con Hábitats de Interés Comunitario.
Qué tipos de residuos son los de baja y media actividad
Los materiales que se almacenarán en las celdas proyectadas tienen radionucleidos emisores beta o gamma, de periodo de semidesintegración corto o medio (inferior o del orden de 30 años) y cuyo contenido en radionucleidos de vida larga es muy bajo.
Los principales productores de este tipo de residuos en España es la industria nucleoelétrica, el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas y los laboratorios de la Universidad. A ellos se suman los residuos que se generan con la producción y uso de radioisótopos con fines médicos, industriales, agrarios o educativos.
Impactos medioambientales de la plataforma
El análisis de los impactos medioambientales de la plataforma, realizado por la emprsa Nypsa CW Infrastructures S.L.U, se ha formulado en tres fases: construcción, explotación y control y vigilancia. Finalizada la evaluación de todos ellos, la compañía concluye que los riesgos del proyecto son muy bajos o bajos y que una vez aplicadas las medidas preventivas y correctoras propuestas, la magnitud de los impactos identificados es No significativa o Compatible.
Asimismo, el informe enfatiza que las actuaciones se llevarán a cabo en el interior de la finca El Cabril, que contiene instalaciones en operación similares a la proyectada; que las mismas se harán fuera de espacios protegidos y que no afectarán a los valores por los que se protegieron los espacios Red Natura 2000 y de protección autonómica que rodean a la finca El Cabril.
Seguridad laboral, accidentes y catástrofes
Otro de los aspectos estudiados en el proyecto ha sido la relativa al impacto radiológico sobre los trabajadores. Aunque el informe no detalla cuál es la radiación a la que serán sometidos, sí será lo más baja “como sea razonablemente posible e inferior a la restricción adoptada en el proyecto (5 mSv/a en operación normal). Según los últimos datos aportados por Enresa, El Cabril presentaba a 31/12/2018 un total de 116 trabajadores pertenecientes a la empresa y 160 colaboradores.
Por otro lado, en el análisis realizado, la probabilidad de ocurrencia de los riesgos naturales y de los riesgos tecnológicos externos es calificada como Muy Baja (como inundaciones o incendios) o Baja (como sismos, caídas de rayos o tormentas). Para los riesgos tecnológicos internos, la probabilidad se sitúa como Muy Baja, dadas las exigencias de control en la nueva plataforma.
Alegaciones al proyecto
Las alegaciones podrán remitirse a la dirección de correo: bzn-sgenergianuclear@miteco.es indicando en el asunto: Alegaciones Plataforma Sureste El Cabril. También podrán realizarse mediante escrito dirigido a la Subdirección General de Energía Nuclear, Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Plaza de San Juan de la Cruz, 10, 28071 Madrid.
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