Proponen rebajar a 40,4 ºC el umbral para activar planes contra el calor en Córdoba
Un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) ha propuesto al Ministerio de Sanidad que estudie un cambio de los umbrales a partir de los cuales activa los planes de emergencia por ola de calor. El informe ha corroborado que el impacto en la salud y la mortalidad asociada a las olas de calor van más allá de las altas temperaturas e influyen otros factores como los socioeconómicos, la vulnerabilidad social, la vivienda o las zonas verdes. Y eso es algo que afectaría al umbral por el que se activa el plan contra altas temperaturas en todo el Valle del Guadalquivir y grandes zonas de la campiña de Córdoba, que incluyen a la capital y donde se calcula que viven casi medio millón de personas.
Así lo han constatado investigadores de la Unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente Urbano de la Escuela Nacional de Sanidad del ISCIII en el estudio “Determinación de umbrales de mortalidad por ola de calor según regiones isoclimáticas en España”, que incide en la relevancia de valorar diferentes elementos en el manejo de olas de calor desde el punto de vista de la salud. Los autores explican que, mientras la definición meteorológica de ola de calor se basa en series climatológicas basadas en percentiles de temperatura, duración e intensidad, la relativa a la salud y la mortalidad asociada es más amplia.
En el caso de Córdoba, se ha decidido dividir la provincia en tres. En el centro es donde el umbral es más alto pero también donde se registra una mayor mortalidad. El informe plantea rebajar el umbral de ola de calor a 40,4 ºC (que sigue siendo uno de los más altos de España). Mientras, en el norte se fija un umbral de 39 ºC y en el sur de 39,1 ºC.
En la primavera pasada, el Gobierno decidió elevar el umbral de calor en Córdoba y hacerlo para toda la provincia. Así, se fijó en 41,4 ºC durante, al menos, tres días consecutivos. Y se hizo para toda la provincia. Daba igual que en el norte o en el sur, lejos del Valle del Guadalquivir, las temperaturas no sean tan extremas. Ahora, se propone una rebaja de un grado y activar el plan especial a partir del momento en el que el estudio ha concluido que se dispara la mortalidad en Córdoba con un objetivo claro: evitar que muera gente por las altas temperaturas.
Características que también influyen
Y ello porque, además de incluir las temperaturas registradas y su intensidad, también recoge otras cuestiones como las características demográficas de la población, el nivel de renta, los aspectos socioeconómicos, la vulnerabilidad social, la calidad de la vivienda, las infraestructuras urbanas y la existencia o no de zonas verdes, entre otras. Además, la heterogeneidad de los percentiles en las temperaturas de ola de calor en salud y su diferente evolución temporal depende en buena medida de la incidencia que los factores locales tienen en la mortalidad asociada.
Es decir, según el estudio, la temperatura a partir de la cual se define una ola de calor desde el punto de vista de la salud no debería basarse únicamente en un percentil fijo para todos los lugares de un ámbito geográfico, sino que debe incorporar todos estos factores.
De acuerdo con sus resultados, más de la mitad de las veces -el 52.6 % de los casos-, se quedan por debajo del percentil 95, que es el que corresponde a la definición de ola de calor desde un punto de vista meteorológico. “Utilizar este percentil significaría no activar el Plan de Prevención ante olas de calor cuando es necesario en más de la mitad de las zonas isoclimáticas de España, con el consiguiente impacto en la mortalidad que podría evitarse al activar dicho Plan”. Por el contario, para las regiones con percentiles superiores al 95, “activar los Planes de Prevención en este percentil llevaría consigo activarlos cuando no es necesario”.
Los científicos sugieren así utilizar escalas inferiores a las provinciales en la valoración de la activación de planes de prevención por altas temperaturas, lo que podría ayudar a disminuir la mortalidad atribuible a las olas de calor y adecuar el número de alertas según la exposición real de la población.
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