La izquierda cordobesa busca su sitio a 600 días de las elecciones municipales
Hace años, a menos de dos años de unas elecciones municipales y a meses de unas andaluzas, las maquinarias de los partidos políticos estaban ya perfectamente engrasadas. Las formaciones tendrían ya más o menos claro el nombre de sus candidatos e irían trabajando en cumplir el mandato, en caso de estar gobernando, o en plantear una alternativa. Pero en 2021, los tiempos líquidos de la política hacen que lo urgente tape a lo importante, que lo que ha ocurrido hace 15 minutos acabe haciendo olvidar lo que el día de antes era primera plana, y las formaciones tienen cada vez más complicado ubicarse.
A 600 días de las elecciones municipales, la derecha tiene más o menos claro su futuro: el PP busca consolidar mandatos donde gobierna (en el Ayuntamiento o en la Junta), Vox quiere convertirse en el socio preferente y vital de los populares, y en Ciudadanos hay cargos llamando a la puerta del PP o tratando de salvar los muebles de una más que prevista debacle electoral inminente. Donde no lo está tanto es en la izquierda.
El PSOE cordobés se encuentra ahora mismo enfrascado en una disputa por el control interno del partido que es clave. Del congreso provincial de diciembre saldrá un secretario general que tendrá que pilotar el intento por recuperar la Junta de Andalucía, la consolidación del gobierno de la Diputación, la recuperación del Ayuntamiento de Córdoba o algunos históricos consistorios de la provincia perdidos en 2019.
Por su parte, Izquierda Unida se está aferrando al territorio, recuperando gran parte del terreno que perdió desde la irrupción de Podemos en 2014. IU tiene una docena de alcaldías en la provincia que aspira a revalidar y las encuestas sostienen que comienza a ganar terreno en muchos municipios, donde podría facilitar gobiernos de izquierdas con el PSOE. De hecho, en Adamuz se acaba de desbloquear un gobierno local en el que no había acuerdo ninguno desde 2019.
IU, que sí que ha renovado ya a su dirección con Sebastián Pérez al frente, quiere mantener un perfil de gobierno muy similar al que sostienen sus dos ministros en el Gobierno de España, la vicepresidenta Yolanda Díaz y Alberto Garzón. La formación sigue teniendo mucha más presencia territorial en la provincia, donde Podemos ha desaparecido prácticamente. De hecho, en Córdoba la coalición Unidas Podemos es ahora mismo más Unidas que Podemos. En la capital se da por hecho que habrá confluencia entre ambas formaciones, pero el poder orgánico de Podemos está muy lejos del que se le atisbó en 2015.
Podemos, hoy, es una formación en decrecimiento. De hecho, los morados esperan una nueva confluencia nacional, probablemente a través de una plataforma, para seguir confluyendo con IU. En la capital, la formación sufrió mucho con la dimisión del que fue su candidato en el Ayuntamiento. En la provincia es prácticamente inexistente.
Además, Podemos Andalucía era especialmente fuerte gracias a Teresa Rodríguez y muchos de sus seguidores. La inmensa mayoría abandonó Podemos con Rodríguez y se han integrado en lo que de momento es Adelante Andalucía, pero que no se sabe cómo se llamará en el futuro. Es una especie de andalucismo de izquierdas, con una fuerte impronta de batalla cultural. Junto a Teresa Rodríguez está el alcalde de Cádiz, José María González Kichi. En Córdoba, por ejemplo, su parlamentaria, Luzmarina Dorado, ha pasado de dar una rueda de prensa al día a desaparecer de los medios casi desde el mismo día en el que se produjo la escisión. Ahora, muchos de los seguidores de Teresa Rodríguez se están reagrupando de nuevo. En la capital lo están haciendo en torno a Córdoba en Común, una nueva plataforma considerada heredera de Ganemos, la formación que fue clave en las elecciones de 2015 pero que no se pudo presentar a las de 2019 por culpa de un partido fake.
A 600 días de las elecciones municipales, por ejemplo, la derecha tiene claros sus candidatos y hasta su programa. En la izquierda aún no se conoce, ni casi se rumorea, nombre alguno. Tiempos líquidos.
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