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ÁLEX GALLEGOS / Carmen Reina

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Día de Todos los Santos, día de gachas, buñuelos, huesos de santo y torrijas. La cara más dulce de este día festivo llega de la mano de las pastelerías y hornos, en la capital y en la provincia, donde se recupera la tradición de estos dulces típicos para las fechas de recuerdo de los que ya se fueron y también para las fiestas de Halloween.

Cerca de 300 torrijas salen cada día desde hace más de diez del mostrador del Horno Santa Rosa. Este 1 de noviembre es el último día fuerte de venta, porque el vecindario lleva desde hace casi dos semanas endulzándose el paladar con el repertorio de postres típicos de estas fechas.

Lo que más salida tiene son las gachas, pero atrás no se quedan los buñuelos. Y un papel especial con bandejas y bandejas preparadas, tienen las torrijas, de miel o de azúcar. “Es de lo que más se llevan, junto a las gachas”.

Entre la clientela, ganas de probar estos dulces que el resto del año no se encuentran fácilmente. Y ya sea por antojo en el momento de verlos o por encargo para llevarlos a toda la familia, en pastelerías como Roldán tampoco descansan desde hace días de servir estos postres de Todos los Santos.

Desde hace más de una semana, de su mostrador salen buñuelos de nata, de crema y de chocolate, al gusto del cliente que, al final, acaba por probarlos todos. Aunque, “lo que le tira más a la gente son las gachas”, explica una de las trabajadoras de la pastelería en la avenida Almogávares.

Tarrinas de gachas llenan, bandejas de torrijas, huesos de santo y cientos de buñuelos llenan la vitrina, repleta a primera hora de la mañana de este 1 de noviembre, el día que pondrá la guinda a los dulces que se han ido vendiendo estos días.

Un día donde en pueblos de la provincia también se recuperan los dulces más tradicionales, como el caso de ‘la doblaíta’ en Fernán Núñez. Este postre tradicional era una torta que antiguamente se hacía con harina de almendra y azúcar en las casas pudientes y con pasta de boniato cocido en las más humildes. Y fueron estas últimas las que evolucionaron y hoy día se hacen por Todos los Santos.

En el Obrador de La Abuela, no han parado de hacerlas estos días atrás por encargo de los vecinos que, este 1 de noviembre, endulzarán con las doblaítas su paladar para celebrar el día festivo. Decoradas con merengue y azúcar glas, y coronadas con chuches para los más pequeños, la tradición de este postre sigue un año más. No hay truco: el trato es ponerle la guinda más dulce a esta festividad.

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