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La sequía aflora más del 20% del antiguo embalse de La Breña

La Breña I y La Breña II.

Alfonso Alba

19 de noviembre de 2022 05:30 h

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En el invierno del 2008 al 2009, las compuertas de La Breña se dejaron abiertas para siempre. Poco a poco, el agua comenzó a sumergir este antiguo embalse, construido en los años treinta del siglo XX cerca de la desembocadura del río Guadiato en el Guadalquivir, en Almodóvar del Río. En la histórica temporada de lluvia del 2010, el agua cubrió por completo la antigua Breña, que se sumergió. A apenas 100 metros se levantaba una enorme mole de hormigón capaz de retener diez veces más agua y, por tanto, de garantizar el regadío de todo el Bajo Guadalquivir.

En este otoño de 2022, la antigua Breña ha emergido de manera notable. Un 20% de la antigua presa es completamente visible. Pero aún así, y sin tener en cuenta el embalse actual, estaría al 80% de su capacidad. Y esta es una de las grandes evidencias de que aunque muy notable la sequía en la zona al menos no es dramática.

En el invierno de 2008, La Breña estaba al 30% de su capacidad. Entonces, apenas retenía unos 30 hectómetros cúbicos de agua. La sequía de los años anteriores había menguado su reserva, mientras el Ministerio de Medio Ambiente construía el segundo embalse. Su llenado, que iba a superar los 800 hectómetros cúbicos de agua, no se esperaba al menos hasta una década después. Pero ocurrió antes. En el año 2013 comenzó a aliviar agua. Pero desde entonces, esa imagen histórica no se ha vuelto a repetir.

La Breña II es un embalse que se construyó exclusivamente para aprovechar el gran cauce del río Guadiato, con sus escorrentías en Sierra Morena, para almacenar agua suficiente para todo el regadío del Bajo Guadalquivir, principalmente en la zona de Palma del Río y en la provincia de Sevilla. Además, se construyó una estación de bombeo para aprovechar también el cauce del Guadalquivir. El río grande de Andalucía suele alcanzar grandes caudales en periodos intensos de lluvias. Para aprovecharlos, esa estación bombearía agua al interior de La Breña II, lo que haría que fuese posible llenarla de una manera muy rápida. Nunca se ha llegado a activar la estación.

Hoy día no es fácil llegar a tocar agua en La Breña. Hay que bajar una fuerte pendiente en la ladera descubierta que ha dejado la sequía. El embarcadero y la playa de Almodóvar del Río está cada vez más lejos del centro construido para aprovechar deportivamente las aguas. Las embarcaciones también han bajado a una profundidad que da vértigo cuando se observa en el horizonte la enorme mole de hormigón de La Breña II y sus 119 metros de altura.

La sequía ha emergido también la antigua carretera que alcanzaba a La Breña I y que la circulaba. También es imposible llegar legalmente a la zona. Los caminos están cortados al tránsito por vallas y medidas de protección para evitar desgracias. Pero observarla desde las alturas rememora recuerdos de las obras y de años y décadas de protestas de los agricultores, que fueron los que más lucharon por la construcción de un embalse que, de persistir la situación, no podrá regar esta campaña sus campos.

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