Concluyen las obras en el templo de Torreparedones
El templo de Torreparedones ha recuperado su cota original tras finalizar las obras de puesta en valor que se han llevado a cabo estos dos últimos meses. La alcaldesa de Baena, María Jesús Serrano, indica que esta primera fase ha contado con una subvención de la Diputación Provincial de Córdoba, dentro del programa destinado a la protección y conservación de bienes muebles e inmuebles del patrimonio histórico-artístico municipal para el ejercicio de 2021. El presupuesto total asciende a 62.995,63 euros, siendo la subvención otorgada de 44.096,94 euros.
La alcaldesa recuerda que esta subvención era un tema que se encontraron pendiente porque el proyecto estaba a punto de perderse ya que se había concedido una prórroga hasta el 30 de septiembre y el proyecto estaba sin licitar. “Teníamos poco margen de tiempo y lo que hicimos fue impulsar la licitación”. Resultó adjudicataria la empresa Salmer y ha cumplido el plazo. Serrano pide a la Diputación de Córdoba “que no acabe con estas líneas de subvenciones porque ayudan a toda la provincia de Córdoba a poner en valor el patrimonio y en el caso de Baena tenemos un yacimiento arqueológico BIC y necesitamos recursos para poder seguir poniendo en valor esta joya patrimonial y arqueológica”.
El parque arqueológico abre de nuevo sus puertas este sábado una vez que ya está abierto el camino de acceso que se cerró a finales de mayo por las obras de mejora.
El arqueólogo municipal, José Antonio Morena, afirma que el templo es uno de los edificios más importantes de Torreparedones que se encuentra en el foro. Las actuaciones concretas se han centrado en trabajos previos y de acondicionamiento del terreno, mediante limpieza y nivelación de la cota existente para recuperar el nivel de suelo original del complejo religioso con una capa de engravillado, que estaba a unos 4 metros sobre elevado respecto del pavimento de la plaza forense. Los elementos originales han quedado protegidos y separados de las nuevas intervenciones con geotextil y, en el caso de las estructuras murarias, con lámina de plomo en los bordes. Asimismo, se ha colocado plástico en los muros de la curia y de la tribuna del templo para evitar humedades. Las cimentaciones existentes, muy deterioradas por las labores agrícolas, se han recrecido hasta alcanzar la cota original mediante mampostería utilizando el mismo material, es decir, piedra caliza. Finalmente, el engravillado previsto como capa de terminación y protección, sirve como elemento diferenciador de las alineaciones y ubicación de las estructuras del edificio, tanto de los plintos de las columnas como de los muros de la cella, empleando gravas de diferentes colores y elementos separadores metálicos entre las distintas tonalidades de gravas para evitar que estas se mezclen, y también en los bordes libres de toda la superficie engravillada. Finalmente, se ha realizado un tratamiento biocida. En los laterales de los muros sur y oeste del edificio se ha acumulado tierra en talud y sobre ella se ha colocado una malla antihierbas.
El templo romano de Torreparedones no disponía de una plaza porticada que lo rodeara como solía ser habitual en este tipo de edificios. Era un templum rostratum, esto es, dotado de tribuna delantera frontal elevada y con sendos accesos laterales mediante dos escalerillas, una al norte y otra al sur, y con fachada tetrástila. La decoración arquitectónica era de piedra caliza amarilla local estucada, a juzgar por los escasos fragmentos recuperados en la excavación. En un primer momento se dudaba si era un templo dedicado a Júpiter, a modo de Capitolio o si, por el contrario, estuvo dedicado al incipiente culto imperial, pero el posterior hallazgo de la monumental escultura sedente que representa a Divus Augustus Pater llevó al profesor Carlos Márquez a plantear la posibilidad de que dicha estatua, encontrada en la curia, fuese la imagen de culto del templo, que debió estar colocada en el interior de la cella.
Las obras pretendían recuperar el templo, probablemente, el edificio más importante de la ciudad romana de Torreparedones, que está ubicado en el lateral oeste de la plaza forense, donde juraban los magistrados sus cargos cuando eran elegidos anualmente en el edificio situado enfrente, la basílica jurídica; en el muro de la tribuna del templo debieron estar colocadas las tablas broncíneas de la ley colonial o municipal.
Ahora queda pendiente una segunda fase para facilitar el acceso al edificio desde la plaza para hacerlo visitable a los turistas y colocar réplicas de las tres estatuas sedentes halladas en la curia pero que estaban originariamente aquí.
El redactor del proyecto y director técnico de la obra ha sido el arquitecto Eduardo Martínez Moya y la empresa que lo ha ejecutado Salmer Cantería y Restauración S.L. Y se ha llevado a cabo un control arqueológico de los trabajos tal y como exigió la Delegación Territorial de Cultura por parte del arqueólogo municipal de Baena José Antonio Morena.
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