Los primeros 40 grados del año a la vista

¿Han llamado ya al técnico del aire acondicionado? ¿Tienen a punto ventiladores y refrigeradores varios? ¿El gazpacho en el congelador? Vienen días de aislarse del mundo y sufrir la primera gran bofetada del temido verano cordobés, ese que casi podría promocionarse para adquirir denominación de origen y atraer al turista ávido de deportes de riesgo.

No serán los imposibles 60 grados de la distopía climática cordobesa que el compañero José María Martín emitiese ayer en la Cadena SER, pero sí que los primeros 40 grados del año 2017 podrían estar al caer. El ascenso de la dorsal sahariana sobre dominio ibérico dejará la primera oleada de avisos por altas temperaturas en buena parte del territorio peninsular.

Una baja sobre Azores y sus consecuencias en la vida cordobesa

Desde hoy mismo las temperaturas, tanto máximas como mínimas, experimentarán un progresivo ascenso que debería tener su punto álgido durante el fin de semana. La culpable, una baja que durante la jornada del viernes próximo vendrá a profundizarse y hacerse fuerte sobre la vertical de las Islas Azores. Hasta entonces, los días que vienen serán de apacible calor, que aunque en ascenso aún será contenido gracias al dominio de los vientos de componente oeste sobre la Península.

No obstante, de la profundización de dicha baja, se dará desde el sábado una potente advección de aire muy cálido procedente del cada vez más cercano desierto sahariano. Es la disposición típica de verano, de la que deja registros extremos y avisos por calor en prácticamente toda la mitad sur peninsular. En el caso que nos ocupa, de cumplirse los peores presagios, la isoterma de 24 ºC a 850 hPa (unos 1.500 metros de altitud) abrazará holgadamente el interior peninsular durante tres días a partir del próximo sábado 10 de junio.

Valores tan elevados en altura suelen traducirse con temperaturas por encima de los 40 ºC en áreas bajas del interior peninsular, hablamos, claro, del Valle del Guadalquivir. Tardes de aviso naranja por altas temperaturas, y noches de insomnio por encima de los 20 grados.

Toca el primer episodio realmente cálido del verano, que todo apunta a que tendrá continuidad durante la próxima semana, y que sumará enteros para dejar unos valores medios, que aunque lejos de los extremos distópicos de José María, apuntalan una tendencia macabra que ni parece tener fin, ni nadie hace por detener.

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