Un pediatra de Quirónsalud destaca la importancia de la vacunación para reducir la incidencia de la hepatitis
La vacunación es “fundamental” para reducir la incidencia de la hepatitis, según ha indicado Rafael González de Caldas, pediatra del Hospital Quirónsalud Córdoba, que ha destacado que la hepatitis B tiene baja incidencia en los países más desarrollados gracias a la vacunación sistemática, mientras que la A tiene una incidencia alta en países en vías de desarrollo, debido sobre todo a las condiciones sociosanitarias de esos países.
Tal y como ha indicado el Hospital Quirónsalud en una nota, la hepatitis es una inflamación aguda del hígado que conlleva una elevación de las enzimas hepáticas, las transaminasas, y su causa más frecuente es la infección por virus llamados hepatotropos.
Los más específicos son los que se nombran según las letras del alfabeto como los virus de la hepatitis A (VHA), B (VHB), C (VHC), D (VHD) y E (VHE), pero también es frecuente en la infancia encontrar inflamación del hígado en infecciones víricas comunes como la mononucleosis infecciosa, según ha explicado este martes el doctor González de Caldas con motivo del Día Mundial contra la Hepatitis.
El especialista ha destacado que la hepatitis A (VHA) es una enfermedad de distribución mundial, con mayor presencia en áreas geográficas con deficientes condiciones higiénico-sanitarias y se presenta tanto de forma esporádica como epidémica.
En los países de escasa presencia, como España, esta enfermedad se manifiesta habitualmente en forma de casos aislados en grupos de alto riesgo, con una tasa de incidencia de 3,6 casos por cada 100.000 habitantes. La prevalencia de la hepatitis B es del 0,8 por ciento en población general y la de la hepatitis C es de un 0,22 por ciento.
La transmisión de la hepatitis A se produce persona a persona por vía fecal oral. Los niños juegan un papel relevante en la propagación de esta enfermedad, ya que en muchas ocasiones es asintomática o presenta síntomas inespecíficos que hacen que la infección pase inadvertida.
La mayor parte de los contagios se produce en contactos estrechos, convivientes y familiares, y otras formas de transmisión son a través del agua, de la alimentación, en determinadas prácticas sexuales y muy raramente a través de la sangre.
La hepatitis A es una enfermedad aguda, cuyos síntomas típicos son la ictericia (color amarillento de la piel y ojos) y la coluria (color oscuro de la orina). Estos síntomas se acompañan habitualmente de pérdida de apetito, náuseas, vómitos, malestar general, fiebre, cefalea, dolor abdominal y pérdida de peso.
González de Caldas ha destacado que el riesgo de desarrollar una infección sintomática, así como su gravedad, se relacionan directamente con la edad. En los niños de menos de seis años, la infección suele ser asintomática, mientras que en los niños de más edad y en los adultos, la infección suele conllevar enfermedad clínica, acompañada de ictericia en más del 70 por ciento de los casos.
No produce enfermedad crónica y el tratamiento es sintomático, recomendándose evitar fármacos hepatotóxicos, evitar la asistencia a clase durante siete días desde el inicio de la ictericia y extremar las medidas de higiene, ya que el lavado de manos “es de gran importancia para la prevención de la transmisión”.
En lo referente a la prevención, los métodos más eficaces para evitar la infección frente a VHA son las medidas de saneamiento (agua potable, evacuación de las aguas residuales y lavado de manos con agua potable) y la vacunación.
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