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Un niño con un tumor que crece tan rápido como su cuerpo

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Alejandra Luque

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Los padres de Antonio Afán luchan para que su hijo sea atendido en Barcelona | La Junta de Andalucía le deniega el informe que posibilitaría la derivación del pequeño al Hospital Sant Joan de Déu de la ciudad condal

La manera de vestir dice de nosotros más de lo que pensamos. Puede llegar, incluso, a reflejar nuestra personalidad o nuestra manera de enfrentarnos a todo tipo de circunstancias. Antonio Afán tiene tan sólo siete años. Tiene una vida normal, igual que la de cualquier niño de su edad. Sólo entiende su día a día lleno de juego. Pero una enfermedad le hace diferente: un cáncer infantil denominado neuroblastoma, alojado en la parte superior del riñón derecho.

A pesar de su corta edad, conoce qué es lo que ocurre. A medida que crece, también lo hace el tumor que se alojó en su cuerpo hace ya dos años. Es una de las enfermedades que va pareja al crecimiento del menor. Pero lo afronta como un pequeño superhéroe revestido en su camiseta del todopoderoso Capitán América. Junto a él, sus padres luchan para que la Junta de Andalucía le elabore un informe que permita la derivación del caso de Antonio al Hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, centro especialista en cánceres infantiles.

Todo comenzó en 2013, cuando Antonio comenzó a sentir algunos dolores en el costado. Durante todo un año, el pequeño acudió al médico e incluso a Urgencias ya que los dolores no cesaban e iban siempre acompañados de fiebre. Tal y como explica su madre, Marisa Rubiano, “durante esa época, Antonio iba al cole y faltaba continuamente porque no sabían qué le podía estar pasando al niño. Nos dijeron siempre que eran gases y mandaban el medicamento para ello”.

En la última visita a Urgencias, los médicos le realizaron a Antonio una analítica “en la que no salió nada irregular” y fue entonces cuando sus padres exigieron una ecografía. Al día siguiente acudieron a la pediatra del pequeño, quien solicitó la prueba. “Fue ahí cuando ya vieron algo extraño en la barriga”, cuenta Rubiano, que superó la enfermedad de Hodgkin con 14 años. Tras esta prueba, Antonio fue derivado a la planta de Oncología Pediátrica y, después los éxamenes oportunos, lo operaron el 14 de marzo de 2014. Tras casi seis horas de operación, lograron extirparle el tumor.

Después de la primera operación, comenzó la etapa de quimioterapia. Aunque Rubiano reconoce que “fue algo muy agresivo, todo iba bien”. Sin embargo, en mayo de este mismo año, la historia volvió a repetirse. En aquel mes, el hospital iba a proceder a quitarle a Antonio el portacath, la válvula por la que le sacan sangre y mediante la cual le ponen el tratamiento. Pero tras la prueba de la preanestesia y una ecografía en la barriga, vieron de nuevo que el tumor había vuelto a aparecer. El 13 de junio, Antonio volvió a ser intervenido y fue en el momento en el que supieron por qué el cáncer se había reproducido: la existencia del gen Q11, que se desarrolla conforme crece Antonio y que provoca la expansión, a su vez, de la enfermedad.

Ante esta situación, los padres de Antonio se pusieron en contacto con la asociación de familiares y amigos de pacientes con neuroblastoma, la organización NEN. Ahí es donde les recomendaron viajar a Barcelona, donde reside uno de los mejores especialistas en oncología infantil, Jaume Mora. Rubiano explica que “en la primera y única consulta, el doctor nos dijo que el tumor no iba a desaparecer con la quimioterapia porque es una enfermedad de desarrollo. De hecho, durante estos últimos tres meses ha recibido radioterapia y quimioterapia y el tumor no ha menguado”. Ése es el tratamiento actual que está recibiendo el pequeño.

Sin embargo, el informe de Mora recoge no realizar “ningún tratamiento citotóxico” que pueda empeorar la biología del tumor. Fue en ese momento en el que los padres de Antonio decidieron que sería Barcelona el lugar elegido para tratar al pequeño. Rubiano reconoce que “los médicos que hay en el hospital son muy buenos y llevan tratando a Antonio desde que todo empezó, pero no están tan especializados en este tipo de cáncer”.

Con el objetivo de conseguir la derivación al hospital Sant Joan de Déu de Barcelona, los padres de Rubiano pidieron a la médica del pequeño un informe del caso para empezar el proceso administrativo. Sin embargo, el pasado viernes le denegaron la realización de ese informe, que posibilitaría que Antonio sea tratado en Barcelona. Rubiano explica que “cuando pedimos que derivasen al niño, nos preguntaron el porqué, si en el hospital estaban los mejores médicos. Pero les dije que para el caso de mi hijo, no. Pero me dijeron que, como mucho, podrían derivarme a Sevilla, no a Barcelona”. Sin embargo, y tal y como apunta Rubiano, “Sevilla cuenta con menos medios que Córdoba, y no es allí a donde queremos ir”.

Ante la negativa de la emisión del informe, los padres de Antonio han comenzado toda una “batalla benéfica” para conseguir fondos para el tratamiento del pequeño en Barcelona. Porque de algo sí están seguros: de que Antonio estará en la ciudad condal “como muy tarde, en noviembre”. Para esa fecha, los padres prevén haber recaudado fondos para costear todo lo que supone esta enfermedad.

En los próximos días, Rubiano y su marido acudirán al Ayuntamiento de Córdoba para que le autoricen a colocar mesas informativas en Las Tendillas o en el Bulevar del Gran Capitán para dar a conocer el caso. Con ese mismo objetivo, los padres han abierto una página en Facebook: Juntos luchamos por la vida de Antonio. Mientras tanto, Antonio sabe en todo momento cómo está su cuerpo. No se encuentra ajeno a nada. Sólo le preocupa algo: “¿En Barcelona también habrá juegos de Pokémon Go?”.

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